Texto de Jerónimo Chemes
Fotos de Popi Perlo
Desde Pinamar
* Advertencia 1: Esto no es una prueba. Es un contacto.
* Advertencia 2: Fue realizado de noche en un predio privado, con total libertad de elegir trayecto, sin obligación de seguir una pista.
* Advertencia 3: Estoy emocionado. Voy a transmitir emociones. Datos los pone cualquiera. De hecho, llegué al hotel y no puedo dormir.
De todo lo que probé para Autoblog, esto es realmente especial. Soy usuario de la Serie F de Ford desde siempre. Le debo a la Serie F gran parte de lo que tengo. Le debo haber formado La Chata Solidaria. Le debo nunca haberme dejado cuando más lo necesité, tanto por trabajo, como en el Impenetrable.
La Serie F y las Ranger me trajeron de vuelta a casa desde el infierno mismo, para volver a ver a mis hijos.
Esta nota es la que más esperé escribir desde que colaboro en Autoblog. Porque me toca el corazón. Sí, ya se: son fierros. Soy exagerado. Pero la Serie F no es un vehículo más. No señor. No es “una nueva chata que sale al mercado”.
La Serie F es un montón de cosas, un pedazo de historia. Es un récord mundial de ventas (solamente en tres mercados y algunos pocos países de Latinoamérica, pero sólo la supera el Toyota Corolla, que se vende en decenas de países).
Es la referencia de chatas. Es el ícono de orgullo de los norteamericanos (líder de todo por años y años). Es la camioneta que construyó nuestro país desde la profundidad de la Patagonia hasta la altura de la Cordillera, de Norte a Sur y de Este a Oeste.
Es la chata que, aún hoy, pone el pan en la mesa de miles de argentinos todas las noches, laburando de flete y en el campo, partidas al medio sin descanso.
Es la chata que vos le preguntás al que la maneja y te entrega lo que sea, pero jamás su chata. Porque es su compañera, su cariño, su herramienta, su nobleza.
¿Y saben además qué es?
Es mi chata. La que salvó vidas en el Impenetrable. Hoy hay gente viviendo en este planeta, literalmente, gracias a ella. Historias que viven en nuestro silencio.
Y, después de casi 40 años, es la chata que sigue emocionando. Mi Azul, con su porte, su masividad, su presencia, infunde respeto y admiración. Le sacan fotos en la calle. Nos tocan bocina. En las estaciones de servicio paran a verla.
Es increíble que una chata tan vieja y obsoleta como mi Azul, que según los parámetros de hoy hace “todo mal”, siga emocionando a las personas de esa manera.
¿Saben porqué?
Porque las camionetas, en los últimos 20 años, ganaron en todo, particularmente en confort, lujo y eficiencia. Pero, por otro lado, las chatas, para mí perdieron algo. Perdieron el “drama”. La “emoción” de lo salvaje.
Hasta hoy. Porque volvió la Serie F, que viene con un extra único. ¿Saben cuál?
Viene de serie con emoción. Y esa emoción es la que siento en el estómago al escribir.
F-150 RAPTOR
Nunca en mi vida tuve tantas y tantas preguntas de amigos y conocidos sobre un vehículo. Incluso de gente que no me conoce y me pregunta. Gracias a Autoblog probé autos increíbles y por todos siempre me preguntaron. Pero, desde que salieron las fotos espías de la Raptor, mi WhatsApp estalla con una sola palabra: “¡Raptor!”.
Todo el mundo quiere saber. Cualquier cosa quieren saber, pero necesitan info de la Raptor. Incluso gente que no sabe nada de nada de chatas sabe que hay una Raptor llegando a la Argentina
Siempre dije lo mismo: “No la manejé”. Hasta anoche. Fue un contacto, no una prueba completa de una semana. Ya llegará ese momento. Pero, por ahora, me alcanzó.
Situación 1.
Noche. Luz de led. Transmisión en “P 4×4 alta”. Electrónica, afuera. El médano más alto. Pared de arena empinadísima. Yo, en la base. Lo lógico es tomar carrera y entrarle en velocidad, poniendo todo. Por lo que había hablado con alguien que la usa y no quiere que lo nombre, me dijo: “Encaralo desde cero, sube cualquier cosa. No es humano lo que empuja esto”.
Yo pensaba: “Me exageró, ni en pedo sube”. Porque no es físicamente posible vencer la gravedad sin adherencia plena en el piso, en una pendiente tan empinada. Transmisión en D. Freno apretado. Dientes apretados. Latidos a mil. Manos fuertes en volante.
Solté freno, pisé a fondo. El V6 biturbo explota y tu cerebro explota contra la parte de atrás del cráneo. Tu espalda se funde con el respaldo. La chata literalmente salta y empieza a trepar con una velocidad inexplicable.
No es que “sube”, nada más. Corre para arriba devorando el médano a la velocidad de la luz, al punto que da miedo y en la mitad le levantás porque tenés miedo de… ¡no poder pararla! Pero incluso le levantás y con ¼ de acelerador, sigue subiendo al punto de tener que frenar. Sí, leyeron bien, tenés que frenar en subida porque si no la parás y se te acaba el médano, llegás a Marte.
Lo que trepa no se puede explicar con palabras.
Situación 2.
Todo el piso revuelto por la travesía de más de 100 chatas de Ford. Roto, suelto y con huellas. No había nada sano. Es un piso para 4×4 baja en cualquier chata (menos en la Ranger 3.2, que sobra en 4×4 alta).
Me dio tanta, pero tanta confianza que la F-150 Raptor la probé en 4×2. Era obvio que se iba a encajar. Transmisión en P 4×2. Electrónica, afuera. Cambio en D. Acelerador a la mitad.
La chata, literalmente, despegó. La cola suelta, que me obligaba a corregir llevándola de costado, modulando acelerador para no darme vuelta. Es tal la potencia que uno debe usar apenas el acelerador, porque si apretás a fondo cruzás el Atlántico y llegás a Sudáfrica. En un abrir y cerrar de ojos la chata pasa los 100 km/h en el plano, sin inmutarse y sin esforzarse. ¡En 4×2!
Es muy difícil poner en palabras lo que se siente. Cuando la devolví en el stand de Ford, estaba el excelente show post travesía, todos saltaban bailando. Yo me senté solo y estaba con la mirada perdida.
-¿Que te pasó?
-Manejé la F-150 Raptor
-Ah, de ahí no se vuelve, me dijo el que no quiere salir en la nota.
Lo primero que pensé es cuando la lancen y nos la presten durante una semana para una crítica completa fue: ¿Adónde la llevo? Porque no creo que alcance el país.
Porque la F-150 Raptor no es una gran chata. No es “mejor que”. No es la tope de gama de la legendaria Serie F.
Es, directa y literalmente, otro nivel de ingeniería. No se puede describir con palabras las emociones que despierta. Lo que acelera. Lo que frena. Lo que dobla. Lo que soporta. Lo que resiste los golpes. El motor. La potencia. El torque. Todo es de otro nivel.
¿Pero saben que? Lo más extraordinario es la capacidad de transmitir al piso las galaxias de potencia y torque que bajan del motor. Galaxias. Un AMG, un M, un 911 o una Ferrari aceleran lo mismo, pero necesitan asfalto perfecto.
Ford creó un aparato que iguala esas aceleraciones sin asfalto. No importa el piso, la F-150 Raptor aplana y trepa lo que le pongas adelante.
Se va a lanzar a la venta a fin de año, pero les anticipo que no hay nada en el Sistema Solar que pueda igualar a esta bestia, en cuanto a sensaciones salvajes.
Lo que transmite te queda grabado en el cuerpo, para siempre. Soy usuario de Serie F desde siempre y manejé en situaciones límite absolutas. A mí no me impresionás fácil. Pero admito que jamás pensé que podía construirse una chata así.
Es devastadora de tus sentidos.
¿Y saben que? Ford lo pudo hacer, porque Ford no hizo “una buena chata” con la F-150 Raptor. Ford hizo historia.
El precio será una anécdota. Porque aparatos así no tienen precio, tienen valor: ¿cien mil lucas verdes valdrá? Pagalas sin dudarlo. Lo que pidan, lo vale. Porque tu dinero no compra una chata en el caso de la F-150 Raptor. Compra la capacidad de emocionarse. Y eso no tiene precio. Señores, de rodillas todos: volvió la Serie F. Y volvió con todo.
RANGER RAPTOR
* Advertencia 1: No se debe cometer el error de comparar a la F-150 Raptor con la Ranger Raptor. Son cosas distintas, que sólo comparten el nombre y un concepto.
* Advertencia 2: La Ranger Raptor no compite con la F-150 Raptor, porque no sería justo.
* Advertencia 3: Es imposible sacarse de la piel las sensaciones del monstruo arriba descripto. Cualquier otra cosa que manejes no está ni cerca.
Sobre la buena base de Ranger T6, Ford Performance desarrolló sobre el mismo chasis -sí, leyeron bien y no se dejen llevar por comentarios con nick ya que es el mismo chasis con diferentes anclajes para la extraordinaria suspensión- una Ranger de carreras. La trocha es más ancha y las ruedas son gigantes. También es más alta.
Definitivamente es la más linda, por lejos, de su segmento. Al ser un contacto y de noche, no puedo ahondar en detalles, pero adentro es como una Limited, salvo por el tablero que tiene velocímetro y cuentavueltas analógico y las terminaciones de esta tailandesa, que son mejores.
Arranca por botón, pero en líneas generales, adentro es casi igual a la nuestra. Ah, los asientos son de astronauta. Cuando la tenga para un test más largo, las vamos a comparar una al lado de la otra y vemos el fino.
La Ranger Raptor tiene dos ventajas sobre la F-150 Raptor: es mucho más liviana y chica.
Esto, sumado a un laburo de suspensión increíble (no tiene elásticos, porque tiene espirales atrás) la convierten en una chata ágil y muy muy picante. Rebota menos y, como su hermana mayor, literalmente pasa por cualquier lado.
Pero entiendan una cosa. Toyota acaba de sacar la Hilux GR Sport (leer crítica), que es la misma de siempre, pero alguns calcos y suspensión más dura. Esto no es así en el caso de Ford. La Ranger Raptor no es una Limited con amortiguadores y espirales. Ford puso mucha más Ingeniería.
La Ranger Raptor es una chata de carreras que pasa por cualquier lado y en el asfalto es confortable. Es tan bueno como anda que sin dudas, sin tocar nada en el chasis, podría bancarse 320/340 caballos así como está.
En este caso, en Thailandia sale con un nuevo 2.0 biturbo de 213 cv. Son más de 100 cv/litro, el camino dejado de lado por VW por los temas sabidos por todos en la Amarok (leer más).
Ford asegura haber puesto especial énfasis en la durabilidad y asegura que evitó los errores de VW. Más adelante tendremos la posibilidad de hacer una crítica de una semana, para intentar corroborarlo. Este motor está asociado a la caja de diez cambios que Ford y Chevrolet desarrollaron, juntos igual que la hermana mayor Raptor.
El motorcito la lleva bien, responde mejor que el viejo biturbo de VW desde abajo, es como todo motor dos litros: muy vueltero, pero al ser un contacto no puedo opinar más.
La verdad que anda bien (ni cerca ni en sueños similar a la F-150 Raptor), pero tiene un solo tema.
Bebé Godzilla, mi amado motor Puma 3.2, aun así de dormido, es tan bestial que lo opaca. Ni hablar del V6 de la Amarok (y en camino la Mercedes Clase X), que son mucho mas poderosos.
Pero Ford dice que ellos no apuestan a la potencia bruta en la Ranger Raptor. El desarrollo de este monstruo está pensado para bancarse mucha, pero mucha más potencia, sin inmutarse.
Ojo, insisto: así como está, anda perfecto, pero recuerden que el comprador de esto quiere deportividad. Cuando la tenga más tiempo lo analizaremos en profundidad.
Lo que sorprende es que la chata, a alta velocidad y en superficies destrozadas, no siente los golpes. Al ser más liviana, cambia de dirección con violencia y permite que la lleves por donde tengas ganas. Obedece. Al revés de su hermana mayor Raptor, que debés ir peinando el acelerador para no llegar a Marte, en esta Ranger Raptor tenés que ir apretando a fondo todo el tiempo y no dejarla caer de vueltas.
En esas condiciones, la chata es increíblemente divertida de manejar, ágil, cómoda y cool, pero como dije arriba en las advertencias: no se puede comparar con la F-150 Raptor, que directamente es salvaje.
Como conclusión, ambas chatas son incomparables entre sí, pero extraordinarias.
El concepto Raptor de Ford no son sólo calcos y amortiguadores más duros.
Es un concepto de ingeniería especifica aplicado a chatas de carreras, que sólo Ford -que sabe hacer chatas como nadie- puede desarrollar.
CONCLUSIÓN
Habiendo tomado un simple contacto de noche con ambas, puedo decir:
La Ranger Raptor es la evolución de algo bueno y se convierte en la mejor de su segmento, aún pudiendo recibir más potencia sin tocar nada
La F-150 Raptor es un monstruo sagrado, que anula los sentidos.
J.Ch.
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Ford lanzará a mediados de año en la Argentina la Ranger Raptor. Tiene un motor 2.0 biturbodiesel con 213 cv y 500 Nm (leer más).
Ford lanzará a la venta a fin de año en la Argentina la F-150 Raptor. Tiene un V6 turbo naftero con 450 cv y 690 Nm (leer más).
También a fin de año llegarán las F-150 (un poco) más civilizadas, con motor V8 naftero (leer más).