Para empezar, es muy raro comparar dos vehículos que son casi iguales. Todos sabemos que Hyundai y Kia pertenecen el mismo grupo coreano (Hyundai Motor Company), aunque son marcas independientes. En la Argentina, Hyundai y Kia tienen importadores distintos, sin relación, y con estos dos productos compiten entre ellos. Es raro, pero es así. Y los productos son tan iguales que, para elegir un “ganador”, hay que hilar finísimo.
Esta generación de “mini camiones” urbanos pobló las calles del país. Primero fue Hyundai, con el H100 y luego Kia con el K2700 (en esa época, ahora K2500). Bien, ahora los dos se renovaron casi al mismo tiempo. El H100 2017 se lanzó a la venta el 14 de febrero. Y el K2500 2017 se presentó el 22 de febrero.
¿Por qué esta generación de vehículos es un éxito? Simple. Con las dimensiones promedio de una pick up, ofrecen una caja de carga enorme e híper-práctica: el secreto es que la cabina está arriba del motor y eso deja un gran espacio libre para la carga.
Esto los convierte en ideales para el uso urbano, donde cada vez hay más autos y menos lugar. Son ideales para uso urbano y corta distancia. Si bien técnicamente son pick ups (miden más o menos lo mismo, pesan más o menos lo mismo y cargan más o menos lo mismo) se diferencian básicamente en la capacidad para circular fuera del pavimento: con el ESP conectado no hacés ni un metro y, si lo desconectás, es un festival de derrapes si la caja está vacía. Tuve que ir a ver un cliente del conurbano con dos calles de barrito y transpiré casi tanto como en diciembre, en el Impenetrable. Pero pasé.
POR FUERA
Ambos son tan, pero tan parecidos que de costado no sabés cuál es cuál. Hablar del diseño de un camioncito de estos es raro, pero la verdad es que son simpáticos y menos “bodoque” de lo que se podría esperar. Las cabinas son redondeadas, tipo “huevito”, y bien tiradas hacia adelante. Vas sentado, literalmente, arriba del motor. Es fuerte la sensación de estar sentado tan adelante. Los pasajeros se agarran algún susto cuando estás tan cerca del borde delantero y te acercás al vehículo que viaja adelante (aunque, en realidad, hay distancia de sobra).
Ahora lo importante del diseño es la caja. Es, sencillamente, espectacular. Entra de todo a lo largo y a lo ancho, piso plano (es decir, no interfieren los guardabarros) y sobre todo la practicidad de carga: tienen barandas volcables, por lo que el esfuerzo para poner las cosas es mínimo. Se ahorra tiempo y esfuerzo, ya que podés cargarlo desde arriba, desde atrás e incluso desde los laterales. Acomodar la carga es muy fácil y contra la espalda de la cabina tenés el arco, para evitar que los objetos peguen contra la cabina. Son excelente los ganchos en todos los laterales para atar sogas y redes de sujeción: le metés al “traka traka” con fuerza y no se doblan. El sistema de apertura y cierre de la caja es muy seguro y sencillo de usar. Los dos tienen burletes de goma en la parte de arriba de los bordes de la caja, para evitar rayones (en la caja y en la carga).
Definitivamente, ese es el punto más alto de estos camioncitos. Son una caja de carga con ruedas.
Los auxilios (traen dos, porque usan ruedas diferentes) están atrás, debajo del chasis.
El H100 tiene faros antiniebla. El K2500 no trae. El Hyundai tiene llantas de 13 pulgadas. Kia, de 12″.
Me tiré abajo y “estuve pispeando”: ambos chasis, anclajes de suspensión y ejes aparentan estar bien dimensionados, aunque son claramente menos fuertes que los chasis de las chatas medianas.
Ambos pueden ser adquiridos con la caja de las fotos o chasis pelado, para meter una caja a gusto (por ejemplo térmica). El tema es que, en ambos casos, si ponés una caja tuya, podés perder la garantía. Pero lo peor es que ambas marcas no ofrecen cajas homologadas en opción. El vehículo comercial debe ser práctico y adaptarse a mí. Definitivamente, es un punto flojo de ambos.
Los camiones son iguales. Pero Kia declara una capacidad de carga de 1.500 kilos y Hyundai informa 1.365 kilos. ¿Alguien me lo puede explicar? Claramente, estos camioncitos pueden llevar dos toneladas sin drama, pero hay que respetar los valores recomendados por fábrica. Entonces, ganador: Kia.
POR DENTRO
Bien, acá hay una (grata) sorpresa. Uno sabe, “prima facie”, que subirse a un camión es sinónimo de rusticidad, cero diseño y ausencia total del cuidado en las terminaciones: “Total, son para laburar”.
Bueno, señoras y señores, cachetazo fuerte a varias marcas no sólo de comerciales sino de turismos. Esto confirma que los coreanos “la tienen atada”.
La calidad es asombrosa. Están mejor terminados que los autos Mercosur baratos y también incluso que algunos de gama media. La calidad de fabricación, esmero en las terminaciones, insonorización y confort son sencillamente excelentes, aún comparándolos con autos de mayor valor.
Uno va sentado arriba del motor y no hay ruido. Ni en la ciudad ni en la ruta. Tampoco hay ruido a viento, aún a 130 km/h. Los tableros son claros y bien iluminados. Las teclas son grandes, tienen aire acondicionado, levantavidrios, selectoras comodísimas… ¡parecen un auto!
En este punto se destaca el Kia, claramente, ya que está aún mejor terminado y tiene mejor ergonomía: el respaldo del acompañante se rebate en dos partes, esto hace que al lado del conductor quede una “mesa” práctica para tirar celulares, remitos, GPS y demás cosas. Los vehículos comerciales siempre deben tener lugar para poner toda clase de bártulos y papeles, para poder hacer el laburo. El respaldo del Hyundai se rebate entero y no es tan práctico.
Ambos tienen capacidad para tres pasajeros, aunque el del medio viaje algo incómodo.
El equipamiento es completo. Ambos tienen radios con MP3, Aux, USB y Bluetooth. Aire acondicionado, dirección asistida, levantavidrios en ambas puertas (one touch del lado del conductor) y portaobjetos por doquier.
Kia, además, tiene cierre centralizado, llave tipo navaja y encendido automático de luces. Y, sobre todo, sensor de estacionamiento trasero, que es espectacular y te facilita la vida al estacionar. El sonido “¡piií!” te perfora el tímpano, pero sirve y mucho.
Hyundai ofrece computadora de abordo con datos de consumo y autonomía, pero no tiene cierre centralizado ni sensores de estacionamiento.
En este ítem, el ganador claro es el Kia.
SEGURIDAD
Otro gancho al estómago a las demás terminales: estos aparatitos tienen control de estabilidad, de tracción y asistencia al arranque en pendiente. Y son vehículos comerciales. Un ejemplo, ambas marcas.
El seteo de la electrónica es súper celoso, para evitar que se den vuelta: “matan” al motor ante el menor salto o perdida de línea. Es como debe ser, no hay quejas de ningún tipo.
El ESP se puede desconectar en ambos, pero de ninguna manera es recomendable. Repito, de ninguna manera es recomendable.
Kia ofrece sólo un airbag, para el conductor. El Hyundai no tiene airbags. Este segmento de vehículos utilitarios no está obligado por ley a ofrecer bolsas de aire. Por eso, ganador: Kia.
MOTOR y TRANSMISIÓN
Ambos son idénticos: motor diesel 2.5, con turbo, inyección directa por common rail, caja de sexta y tracción trasera. Tienen 130 burritos que parecen bastantes más y 260 Nm de torque “bien abajito”. Si bien ambos anuncian torque plano desde 1.500 vueltas, ya a 1.000 tenés fuerza. Es la venta de los centímetros cúbicos.
Con la caja vacía, el motor los lleva en el aire. Podés arrancar en segunda, si querés. Las relaciones de caja son cortas, excepto la sexta, que es bien larga: a 80/90, los motores van bien relajados y consumen poco.
Con peso, el motor se luce también. Empuja con decisión, sin baches ni explicaciones. No hay casi turbo lag y eso, cuando llevás peso, es fundamental. Los dos refrigeran por polea viscosa.
Caminan muy fuerte. Ni loco mido la velocidad máxima, porque ese dato es irrelevante. Lo importante es que aceleran tanto que les aseguro que le pintan la cara a varios 1.4 Mercosur. Pero son vehículos de laburo y nadie, en su sano juicio, los usaría para correr.
El consumo mixto en ruta/ciudad es de 9,5 litros cada 100 kilómetros (con la caja vacía) y de 10,7 (con carga). El motor mueve el vehículo cargado sin problemas, pero hay que darle un poco más de morfi.
Importante: sí o sí deben cargar diesel euro, pero la buena noticia es que no necesitan urea.
Ambos tienen duales atrás y palieres traseros flotantes. Muy bien ahí.
Les explico los que no saben: el diferencial trasero tiene palieres. Cuando uno lleva peso, los palieres y los rulemanes traseros sufren mucho. Los golpes les duelen. El peso es enemigo de los golpes. Si uno pega fuerte, se puede partir un palier o romper un rulemán. Y sale volando la rueda, literalmente. Esto era común en las viejas F100 con ejes Dana 44. El palier flotante evita que, si se rompe el rulemán o el palier mismo, la rueda salga volando. Se queda en su lugar, permitiendo maniobrar y controlar el camión. Esto, que parece una tontería, es vital.
La accesibilidad a la mecánica ligera, filtros y batería (esta última debería tener alguna traba para que no te la roben) es buena: están al costado del chasis y es fácil meter mano. Sin embargo, el acceso al motor es un despiole en ambos: hay que levantar el asiento del acompañante y colgarlo hacia atrás, dejando apenas un hueco para meter mano. Mal. Deberían tener cabinas basculantes (las que se tiran para adelante).
La mecánica en ambos también es un ítem espectacular y en este punto tampoco se sacan ventajas.
COMPORTAMIENTO
Sin carga uno, estos camioncitos van medio a los saltos, pero es tolerable. Son demandantes. Además, si uno se hace el piola en vacío, como tienen todo el peso adelante y poco atrás, se descontrolan de nada. Es como manejar un martillo. Pero recuerden: el conductor de un vehículo comercial va despacio y los pozos son enemigos de las suspensiones con carga.
Con peso, cambia todo. Son más aplacados, mejorando mucho el comportamiento y el confort. No son tan duros como los viejos camiones de reparto, pero igualmente son rígidos, como se espera de ellos.
La tenida en ruta es correcta a cualquier velocidad, aunque cargados no los pasé de 80/90 km/h. Además, está siempre presente la electrónica que es un ángel guardián.
El radio de giro es excelente y la maniobrabilidad en lugares cerrados también: los estacionás en una baldosa (aún más fácil el Kia, por los sensores traseros).
No se sacan ventajas, si uno no se olvida de que son camioncitos y los usa dentro de los límites normales, son muy estables.
Las gomas traseras de ambos son jorobadas de conseguir. Y caras. Al tener duales, pagan el peaje más caro, como si fuesen camiones de gran porte. Es una estupidez, pero no es culpa de ellos, es culpa del Estado.
La garantía es igual en ambos, tres años o 100 mil kilómetros. El servicio de mantenimientos de ambos es similar en precio, pero la red de Hyundai es mucho más grande: ganador, H100.
CONCLUSIÓN
Ambos vehículos dignifican el laburo del chofer. Son cómodos, seguros, ágiles, prácticos y útiles. Es una generación que vino para quedarse. Si se usan con corrección, son duraderos y nobles.
El tema es que al terminar la garantía hay que ver dónde se consiguen repuestos y mano de obra que sepa de esto. Los motores tienen mucha electrónica y no cualquiera debe meter mano. Insisto: no cualquiera debe tocar la mecánica. La red de servicios es chica y el vehículo comercial no puede parar, esperando un repuesto. Si para, pierde plata. Y no sirve. Ustedes dirán que 100 mil kilómetros de garantía es mucho, pero para un vehículo comercial es nada. En mi caso, hay meses que meto hasta once mil kilómetros (sin contar a La Chata Solidaria).
Los productos (ambos) son excelentes y cumplen con creces lo que se espera de ellos.
No hay un claro ganador, ya que son iguales. El Kia tiene más equipo y seguridad. Su cabina es más práctica, pero Hyundai tienen más concesionarios. La balanza se inclina para el lado que vos prefieras.
Ambos son buena compra.
Jerónimo Chemes
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Archivo para descargar: Ficha técnica Hyundai H100
Archivo para descargar: Ficha técnica Kia K2500
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El Hyundai H100 2017 cuesta 479.780 pesos.
El Kia K2500 2017 cuesta 476.008 pesos.
El Kia tiene comandos más grandes y fáciles de usar.
Pero el respaldo central del Kia se rebate, para usarlo como mesa.
Equipo de audio de Hyundai, con pantalla táctil opcional.
Instrumental claro y completo en los dos modelos. Hyundai ofrece más datos de autonomía.
Una mirada al motor de Hyundai.
Y al de Kia: en los dos es complejo trabajar en la mecánica.
Por suerte, el mantenimiento básico se hace bajo el capot delantero.
Arriba, Hyundai. Sobre estas líneas, Kia.
Filtro de combustible de fácil acceso.
Los dos vienen con doble rueda de auxilio.
Es porque las ruedas tienen diferentes medidas y el eje trasero es dual.
El tanque de combustible tiene 65 litros de capacidad. En el Kia es externo. El tanque de Hyundai es interno. Los dos aclaran “sólo diesel Grado 3” (premium, euro, el más caro).
La batería está muy expuesta en los dos modelos. Debería tener alguna protección contra robos.
Esta práctica caja de herramientas (con cierre para candado) viene sólo en el Hyundai H100.
Las cajas de carga tienen muy buenas dimensiones.
También se venden versiones Chasis, sin caja de carga, pero hay que leer la letra chica de la garantía ante los daños que pueda causar cualquier estructura que se coloque de manera particular.
Los bordes de las cajas están bien protegidos y los enganches son robustos.
Al bajar las tres paredes de la caja se facilita mucho la maniobra de carga.
¿Este era el Kia o el Hyundai?
Este es el Hyundai, jé. Bajo la patente, un escalón para acceder a la caja.