Escribe Jerónimo Chemes
Fotos: Popi Perlo
Hace dos años, cuando probé la Fiat Toro 2.0 Manual 4×4, quedé gratamente sorprendido, para bien y para mal (leer crítica). Definitivamente, sentía que era una gran idea, aunque medio cruda en su momento. La Toro empezó bien y, lamentablemente, luego pasó lo sabido por todos, que hizo mucho daño al producto (ver recall).
Mas allá del problema, que claramente existió, opino que fue Fiat la que tardó demasiado en parar la pelota y hacer el recall. Fue un manual de cómo no atajar un problema, ya que el tema salió hasta en la Revista Pronto.
Producto de eso, la Renault Duster Oroch la pasó comodísima en ventas y la Toro cayó mucho. Una pena, no se lo merecía.
Es un segmento donde Renault y Fiat no estarán solas por mucho tiempo más. VW, Ford y Chevrolet están estudiando opciones para tener una parte de esta torta de las pick-ups compactas.
La idea es simple. Tener look de chata, sin ser una pick-up mediana. Es más barata de fabricar, menos compleja y se vende casi igual de cara. Esta Toro y sus primos de Jeep –Renegade y Compass-, comparten plataforma y tienen buen gusto y diseño.
Prefiero las pick-ups con chasis de largueros -tanto medianas como full size- pero la verdad es que estas propuestas monocasco hacen casi todo bien. Por eso, el segmento va a crecer. Ojo, recalco “casi”. Ni se te ocurra comprar una pick-up monocasco para castigo, carga o 4×4 intenso, porque no son para eso, ni soñando. Pero todo lo demás, lo hacen bastante bien.
Manejé la nueva Toro 1.8 Freedom 4×2 naftera por una semana. Tiene un precio de lista de 890 mil pesos. La crítica completa se reproduce a continuación.
POR FUERA
Siempre me pareció una pick-up linda. Si bien ya se está hablando de un primer restyling, sigue luciendo moderna. El color que de esta unidad me pareció definitivamente muy feo: me cargaban todo el tiempo, parecía un bombero. Sin embargo, aún con las llantas de 16 pulgadas “baratas”, sigue siendo un lindo vehículo. En tamaño, es un poco más chica que las medianas, pero igual es un vehículo grande, para ser monocasco.
Sigue sin gustarme el portón trasero. La caja de carga es acorde a sus dimensiones. Es menor que en una mediana, pero es más grande que en una Duster Oroch. Sirve para llevar la mayoría de las cosas domésticas. Tiene cuatro ganchos de sujeción bien disimulados en las esquinas, pero al sacar la tapa de goma y quedar al descubierto el gancho, notás que la caja está mal pintada. ¿Si le sacás el cobertor plástico que viene, quiere decir que la caja no está pintada? Me llamó la atención.
Celebro el protector de caja de serie, pero abajo debe estar impecable de pintura. La lona Mopar queda linda pero, como todas, no es hermética. No llovió, así que no pude probar el tema del desagote del agua. Las barras de techo podrían estar mejor terminadas en los encastres.
Un tema de esta naftera es que la veo más caída de trompa que las otras (¿será porque es 4×2 y no tiene diferencial trasero?). Esto hace que en simples cunetas toque abajo la trompa y sea más delicado llevarla en la tierra rota. Podríamos decir que tiene más “rake”, como los Red Bull de formula 1. Esto le juega en contra en caminos rotos. Veredicto: Muy bueno
POR DENTRO
Adelante es muy muy cómoda, los asientos delanteros son excelentes, dignos de un segmento superior. Ambos tienen ajustes manuales. Atrás es chica y tres adultos quedan muy justos. El parante trasero interfiere en la visión. La cola alta también. Menos mal que tiene cámara, sino sería muy complicado estacionarla. Tiene buenas luces de habitáculo. La calidad de terminación es normal, para un Mercosur promedio, pero algunos plásticos podrían mejorar, aunque tampoco es un escándalo. Las alfombras son de tela, pero gruesas y de buena calidad.
Sentados al volante, el tablero es muy bueno con dos relojes de aguja y en el medio un display con muchas funciones. Tiene lo básico, como todos, pero agrega ítems muy útiles, como temperatura de transmisión, temperatura de aceite, carga batería y cuentahoras de motor.
Los comandos de luces y limpiaparabrisas deberían ser un poquito mas delicados y mejor terminados. El volante -de grip grueso, revestido en cuerina- es cómodo y tiene mandos de teléfono, control de voz (anda realmente mal), control crucero y limitador de velocidad. Atrás del volante están las levas para pasar cambios, lo veremos más adelante.
La consola central tiene la pantalla, que es demasiado chica y medio lenta, pero al menos es en color y trae cámara. Abajo, los mandos del climatizador bizona, que anda muy bien y en la base puerto USB y toma de 12v. Atrás, entre los asientos delanteros, hay otra toma USB y 12v. El equipamiento es bueno para ser la Toro “base”. Tiene 4 elevacristales con one touch para bajar y subir. Descarguen la ficha técnica abajo, para saber todo.
Ahora lo que le falta son lugares donde poner cosas. Tiene un solo posavasos entre asientos, la gaveta del medio no tiene doble altura y es chica. Lo más insólito es que las contrapuertas no tienen portamapas, sino portavasos. Si van dos personas adelante, no hay lugar para poner los teléfonos y billeteras de ambos. Parece una tontería, pero incomoda bastante.
Resumiendo, adelante es cómoda, atrás no tanto. El tablero es completo, pero faltan lugares para poner cosas. Veredicto: Bueno
SEGURIDAD
Tiene siete airbags y muy buena calificación de LatinNCAP, anclajes Isofix y cinco cinturones inerciales . Aún siendo “la Toro más barata” es un ejemplo. Es de lo mejor que tiene. Para el detalle de sistemas, ver la ficha técnica abajo. El paquete de luces es bueno, incluye antinieblas delanteros y luz de curva. Se puede viajar de noche con seguridad. Veredicto: excelente.
MOTOR y TRANSMISIÓN
La gran novedad en la gama Toro es este motor naftero. Es un 1.8 16v atmosférico, “old school”, con torque aceptable en todos lados y no dependiente del turbo. Gasta lo razonable y brinda confianza.
Simple, probado, robusto, confiable en todo, elimina los principales problemas del 2.0 diesel: No tiene turbo así que no se dispara por autoignición. No tiene filtro de partículas (DPF). No escurre gasoil al cárter ni corta el aceite. No tiene la bendita correa (es cadenero). No es sensible al combustible caro: usa Súper. Tiene caja automática.
Si, ya sé: no es un motor de última generación, ¿pero a quién le importa? Le devuelve a la Toro lo que necesita con urgencia: confiabilidad.
El tema tan hablado del DPF causó un daño enorme en un producto que es bueno y afectó de manera rotunda a las ventas. También influyó en la reventa de las usadas.
El 1.8 tiene 130 caballos y 170 Nm de torque bien arriba, pero igual empuja con decisión desde las 1.600 vueltas y no cae hasta el corte. Obvio: no tiene el gran rendimiento del 2.0 TD en cuanto a fuerza, pero ojo que al ser 1.8 no tiene baches de rendimiento hasta el corte. Es ideal para andarlo en ciudad, donde hace todo a 2.000 vueltas. Ventajas del rightsizing: el motor lleva a la carrocería sin esfuerzo y sin turbodependencias.
En ciudad es un placer. En ruta tenés que enroscarlo y acelera con decisión. Y, en autopistas, podés crucerear a 130 km/h hasta el fin del mundo. A fondo, llega hasta 177 km/h, pero en quinta. La sexta es muy larga. En cuarta llega al corte, a unos 167 km/h, pero el “griterío” es demasiado alto.
No es un deportivo, sino un motor doméstico, que cuando le pedís apurarte no se achica.
Al parecer, junto con el restyling de la Toro vendrá un nuevo 1.3 turbonafta de caso 180 cv (unos 140 cv/litro, una locura para un motor doméstico). Qué se yo: ojalá lo hayan recontra-híper probado en campo real y no tenga dramas. La Toro no está para otro error. Yo dejaría varios años este motor 1.8, que es garantía de cero dramas.
El consumo es lógico: a 100 km/h me dio 6.9 l/100, girando a 2.100 vueltas. A 130 km/h gasta 10l/100 a 2.800 rpm. En ciudad, un feriado tranquilo, consiguió 9.5 l/100. Un día de semana pesadísimo subió hasta 14,8 litros. La media en ciudad es 12,3 litros. Obvio que la diesel gasta menos: el TD es un ejemplo en eso, pero ojo que este 1.8 anda con súper y es hasta cuatro pesos por litro más barata que el gasoil premium. Hagan cuentas.
La caja automática de 6 marchas, con convertidor de par. La fabrica Aisin. Tiene levas al volante y selector para ponerlo en secuencial. La caja anda perfecta en ciudad. Sólo tiene mucho “crawl” (arrastre), lo que obliga a tener el freno pisado fuerte en el semáforo. Pero cuando la apurás en ruta es demasiado doméstica, ya que tarda en seleccionar la marcha más adecuada, más de lo que debería.
Además, usando el modo secuencial o las levas, al llegar al corte pasa la marcha y te deja pagando justo cuando no querías que pasara eso.
Resumiendo, es un motor noble, sencillo y robusto, con una caja razonable, que lleva a la Toro con soltura. No es ni pretende ser un conjunto deportivo. Y le devuelve al producto la tan necesaria confiabilidad.
Lamentablemente, este motor no cuenta con garantía del fabricante si le instalás GNC. Vi algunas ya con los minions instalados. El ahorro debe ser indiscutible.
Veredicto: Muy bueno.
COMPORTAMIENTO
Me gusta la puesta a punto, ya que tiende a ser durita, pero sin resultar incómoda. Tiene suspensión independiente atrás, bien ahí: con resortes y amortiguadores, lo que hace que en ciudad sea cómoda y no rebote tanto como las medianas con elásticos. El tren delantero transmite fortaleza en uso normal, circulando por las detonadas calles del GBA.
En ruta es un trencito: no pretende ser deportiva, pero al ser más baja que las medianas tiene el centro de gravedad más cerca del piso. Viaja aplomada. Dobla muy bien. Si tenés una Hilux o una S10 te va a sorprender la estabilidad en ruta. Si venís de Amarok o Ranger no tanto, porque las dos son un tren bala en ruta.
Ahora, ¿qué pasa si la sacás del asfalto?
Si el camino de tierra está bueno: anda muy bien y podés ir tranquilo. Si es huella, pero no profunda, también aunque con más cuidado. En esas condiciones se defiende bien.
Ahora, si el camino está roto o la huella es profunda, perdiste. Los golpes reiterados se sienten: el poco despeje delantero se padece en zanjas profundas. Y, si estás con mucha carga, todo se acentúa. A pesar de su forma de chata, no es ni cerca una pick-up mediana con chasis de largueros. En terrenos destrozados o ripio se nota al segundo. No es que no vaya a pasar. Pasar, pasa. Pero sufre y la podés romper.
Resumiendo, en la ciudad y para uso liviano: es más cómoda que las medianas, pero en el suelto no puede ni soñar con seguirles el paso. No hubo barro ni arena, pero es 4×2, no hay opción de motor naftero 4×4. Veredicto: Muy bueno en el firme y bueno en el suelto normal.
CONCLUSIÓN
La Toro siempre fue una idea brillante. Antes de comprar un vehículo con caja, preguntate para qué la necesitás. Si lo tuyo es liviano y ciudad con paseo, algún camino de tierra y demás, este tipo de vehículos con caja sirven.
Para todo lo demás, ni lo sueñes, porque la vas a romper. Siempre es mejor una pick-up con chasis de largueros. El concepto de monocasco con forma de chata y buen diseño va a crecer en el mercado y muchos usuarios van a “bajar” a ellas. En uso particular y en ciudad, es un concepto mejor que las medianas.
Si busco un vehículo recreacional, cool, seguro y cómodo voy por la Toro 4×2 base.
Es cara (cuesta más que la Duster Oroch), pero también es segura (muy). Es linda, con un motor es confiable, dobla como un auto, tiene una caja para llevar lo necesario y la vida a bordo es buena.
Si no tenés una Toro, esta es la que te recomiendo comprar. Si ya tenés una Toro diesel, sacá bien las cuentas, porque la naftera tiene una mecánica más sencilla y prácticamente no resignas prestaciones. Y, si bien consume más, el combustible que usa también es barato.
J.Ch.
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Archivo para descargar: Ficha técnica Fiat Toro (Nafta y Diesel)
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La 1.8 Freedom 4×2 Automática es la versión más accesible de la Fiat Toro en la Argentina.
Pero pronto se ampliará la gama con más versiones (leer nota).
Por ahora, la versión naftera sólo se ofrece con caja automática.
Tablero completo, con mucha información.
La capacidad de carga declarada por Fiat para la Toro naftera es de 650 kilos. En la turbodiesel, una tonelada.
El protector de la caja de carga viene de serie. Bien ahí.
Pero bajo el protector, la chapa sin pintar. Mal ahí.
El motor E.torQ 1.8 consume más que el turbodiesel, pero el combustible que usa es más barato.
Al no ser 4WD (y carecer de diferencial trasero) la trompa queda más baja y tiende a fondear.