Texto y fotos de Orly Cristófalo
Después de haber probado el Mercedes-Benz A 200 Sedán, allá por diciembre de 2019 (leer crítica), que me invitaran probar también el A 250 Sedán fue una propuesta que me entusiasmó. Me quedaron buenos recuerdos del A 200 y me parecía divertido subirme a este “AMG Line” que -sin ser un AMG de pura raza- tenía como principal diferencia los 61 cv extra con respecto al A200.
La “tribuna” de mi hogar opinó con un “uh, tiene baúl”, cuando mandé la foto al grupo de Whatsapp: como si fuese casi un sacrilegio llevar un sedán a la sede Martínez de Autoblog. Se están aburguesando. A mí, en cambio, me gustan los sedanes clásicos. Mensajes y stickers al margen, probé una semana el A 250 Sedán AMG-Line de 61 mil dólares. La crítica completa que se reproduce a continuación.
POR FUERA
La primera impresión es la que cuenta, decía una publicidad. Y mi primera impresión fue cuando lo fui a retirar a las oficinas de Mercedes-Benz Argentina. Lo vi estacionado en la puerta y lo primero que pensé fue: “¡Qué bajito!”. Enseguida recordé que, no por nada, es la versión “AMG Line”.
La trompa tiene varios detalles que captan la atención: las dos grandes bocas en la parte baja de los costados del paragolpes, los faros full LED y la parrilla central con la estrella acompañada con pequeños puntos metálicos que hacen un efecto circular y casi 3D dependiendo cómo se mire (estoy sobrio, no me gasten). El capot, desde los extremos y hacia atrás, toma una línea muy aerodinámica que le da más sensación todavía de auto bajo y ancho.
La línea lateral es armónica y corresponde a un sedán con todas las letras, aunque proporcionalmente la trompa es enorme en comparación con la cola. Un tema: el voladizo de la trompa es muy largo, ojo con las bocacalles profundas y algunas entradas de garage. El excelente Cx de 0.22 queda a la vista en ese perfil.
La cola vuelve a afinarse, aunque mantiene esa sensación de auto ancho. Doble salida de escape y dos falsas ventilaciones en los costados. En la parte delantera las ventilaciones son reales, lo van a ver en algunas de las fotos.
El A250 AMG Line mide 4.459mm de largo, 1.446mm de alto y 1.796mm de ancho. El tanque de combustible es de 43 litros.
Las llantas, diseño exclusivo de esta versión, están firmadas por AMG y son de 18 pulgadas con neumáticos 225/45. La unidad que probamos tenía neumáticos Hankook Ventus S1 EVO. No tiene rueda de auxilio, ni siquiera de uso temporario, pero viene con un kit de reparación. Sí, es la configuración que menos nos gusta, pensando en rutas y calles argentinas, donde romper un neumático no es una utopía.
Cuando probé el A200 dije que lo mío con el diseño de este Mercedes-Benz había sido amor a primera vista. Con el A250 se mantiene el romance y tiene ese plus de detalles del kit AMG-Line, que aumenta la pasión.
POR DENTRO
Hay que agacharse para entrar y hacer fuerza para salir. Sí, vamos sentados bien bajitos. Encima, con un conductor como yo, lo primero que siempre hace es bajar el asiento lo más que permita el sistema, en este caso eléctrico.
La posición de conducción es genial. Una vez que te sentaste y acomodaste butaca y volante (regulable en altura y profundidad), vas a disfrutar mucho. Los tapizados combinan “símil de cuero Ártico” con “microfibra Dinámica”. Juro que algún día trabajaré en la industria automotriz poniendo nombres a tapizados y colores de los autos.
Ponemos en marcha el motor y nos recibe la enorme pantalla digital MBUX en su versión 10.25 pulgadas, con tablero adosado que también tiene 10.25″. Podríamos decir que es una tablet muy ancha , que va de una punta a otra de la consola central. A mí me encanta, pero conozco a muchos que odian tantas pantallas y luces.
¿Por qué me encanta? Por la versatilidad que ofrece (varias configuraciones de vista, de colores, de información), la posibilidad de adaptar lo que ves al momento en que estás en el auto: mapas si estás en un viaje o en ciudad, autonomía para la ruta o esos momentos que venís midiendo si llegás o no a cargar nafta, potencia y uso del motor cuando lo probás a fondo. Todo lo que se te ocurra. ¿Color de luz ambiente? Tenés 64 tonalidades para elegir y varias configuraciones preseteadas, por si no te decidís o no tenés ganas de jugar.
La navegación del sistema multimedia es a través del pad/mouse que ya conocemos de Mercedes. Un tanto incómodo, hasta que te acostumbrás. También podés tocar la pantalla que es touch, pero trato de evitarlo, para que no se marquen los dedos.
La calidad de los materiales se ve y se siente superior. No es un Clase E, pero el volante está revestido en cuero y con la costura en color rojo, para recordarnos que es un AMG.
La palanca de cambios es al volante y si queremos usarlo en modo secuencial/manual, tenemos las levas detrás. La climatización es por zonas y cuenta con salidas para los pasajeros traseros.
Hay dos conectores USB C adelante y otros dos atrás. Mercedes-Benz definitivamente pasó a la era USB C. ¿Lo bueno? Viene con cables adaptadores, para los que aún no llegaron a esa era (o sea, casi todos en Argentina).
En las plazas traseras no abunda el espacio pero dos adultos viajarán bien una vez que se acomoden. No caben tres. En todo el auto da la sensación de que las butacas te abrazan una vez que te sentaste, con todo lo bueno y lo malo para entrar y salir de ese abrazo.
El baúl es profundo y tiene 450 litros de capacidad, más que bien para un sedan del Segmento C (compacto). Debajo del piso se ubican los elementos del kit de reparación. Mucha suerte si pinchás en ruta…
SEGURIDAD
El Mercedes-Benz A250 AMG Line viene de serie con airbags delanteros frontales, laterales, de rodilla para conductor y windowbags. A esto se le suma el control de la presión de los neumáticos, ESP, ABS con Adpative Break que también incluye ayuda de arranque en pendiente y servofreno de emergencia activo, control de tracción, frenado autónomo de emergencia y Attention Assist, que monitorea el cansancio del conductor.
En 2018, Euro NCAP testeó el Clase A y le dio 5 estrellas. No hay otros crash test desde entonces.
MOTOR y TRANSMISIÓN
Debajo del capot encontramos un cuatro cilindros en línea de 2 litros de cilindrada turboalimentado, que entrega 224 cv a 5.500 rpm, con un torque de 350 Nm entre las 1.500 y las 4.000 RPM. Todo esto va unido a una caja automática de doble embrague (la 7-G DCT). La potencia baja al piso a través de las ruedas delanteras.
Son 61CV más que en el A 200 Sedán (54.500 dólares), pero también son 82 menos que en el AMG A 35 Sedán 4Matic (97 mil dólares), que hoy es el tope de gama en nuestro país.
COMPORTAMIENTO
Mi memoria emotiva no falló y lo primero que hice en cuanto salí de las oficinas de Mercedes-Benz en Munro fue agarrar con cariño cada bocacalle del conurbano. Ya mencionamos el largo voladizo delantero, a lo que se suma una puesta a punto baja, con lo cual hay que tenerle amor a esos desniveles.
Enseguida empezamos a notar que esto no es sólo un sedán: también tiene un carácter bastante deportivo. Los neumáticos de perfil bajo transmiten todo y las suspensiones son más duras de lo normal. Así y todo, es un auto muy confortable en ciudad, aunque algunos desniveles y uniones de asfalto nos hagan acordar de la configuración.
Estacionar es muy fácil y parece más corto de lo que es a la hora de maniobrar. Dato: no lo dejes muy cerca de la vereda, si tiene caída o desnivel, porque es casi seguro que la puerta toque abajo al abrirla.
Autopistas y rutas son lo mejor que le puede pasar a este A 250 AMG Line. Ya sea paseando tranquilo y promediando 100 km/h (consumo de 6.4 litros cada 100 kilómetros) o andando más rápido. El motor responde siempre ágil, rápido y potente. Incluso en las mediciones de la velocidad máxima (limitada a 250 km/h), subía sin parar y empujando con ganas aún llegando a su límite. Sería bueno saber a qué velocidad se podría llegar sin limitador, aunque no habría dónde usarlo legalmente. También es muy bueno arrancando de parado, con 8.2 segundos para acelerar de 0 a 100km/h.
Llama la atención la ausencia de control de velocidad crucero adaptativo y alerta de punto ciego en los retrovisores, algo que en este tipo de autos debería ser considerado de serie.
El conjunto carrocería-suspensiones pide velocidad y agilidad. Transmite seguridad en todo momento. Los frenos a disco en las cuatro ruedas (los delanteros perforados), tienen mucha potencia y brindan una parada pareja.
El sistema de sonido es excelente y compatible con Apple Car Play y Android Auto. El techo corredizo dice panorámico en la ficha técnica, aunque para mi gusto le faltaban algunos centímetros más para considerarlo así.
CONCLUSIÓN
“El Mercedes-Benz Clase A Sedan es un auto muy equilibrado y sensato en sus formas, equipamiento, confort y uso diario”, eso decía yo del A 200 Sedán en diciembre de 2019 y tranquilamente lo podría repetir con este A 250 AMG Line. Pero -siempre hay uno- en esta versión es el motor de 224 cv el que marca toda la diferencia. De hecho, parecen más caballos que los declarados por la marca. Es un Mercedes-Benz muy divertido.
Un auto “con clase”, pero con un costado salvaje, que se activa de la manera que más me gusta: pisando el acelerador. ¿Y qué tal andará en pista? Lo sabremos en breve.
O.C.
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Archivo para descargar: Ficha técnica Mercedes-Benz A 250 Sedán
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Faros full LED pero sin auxiliares.
Desde atrás parece más grande de lo que es.
Una vista del “efecto” que hacen los puntos metálicos en la parrilla.
Llantas de 18 pulgadas con neumáticos 225/45.
Y difusores de aire que realmente funcionan, nada de apliques decorativos.
No hay insignias AMG a la vista.
Sólo en las llantas. La salida de aire trasero sí es falsa.
El poco despeje de la trompa, a la vista.
Las gotas de lluvia le quedan bien al A250 AMG Line.
Uno de los preseteos de la iluminación y los detalles de las salidas de la ventilación.
Volante lleno de funcionalidades y revestido en cuero, cosido con hilo rojo.
Mandos de las luces y la tecla del freno de mano.
El tablero y la pantalla multimedia son una sola pieza.
Única referencia AMG en el interior: logo bordado en las alfombras.
Apoya mano y pad para utilizar la pantalla multimedia.
A250 AMG Line, un parque de diversiones (?) cuando apretás el acelerador.
Baúl de 450 litros y buena profundidad.
En ciudad el consumo fue de 10.1 litros cada 100 kilómetros.
Salir a la ruta es un placer, pero los caminos de tierra no son lo suyo.
Para estacionar cuenta con el sistema Parktronic de estacionamiento asistido.
El diseño es atractivo y a simple vista parece más bajo de lo que es (aunque es muy bajo).
Pantalla central con mapa y tablero de instrumentos en modo navegación.
Sí, la luz ambiente también ilumina los pies. ¡Disco baby, disco!
Detalles en rojo en los asientos y la gorra oficial de Autoblog en primer plano.
Buen lugar, aunque no demasiado amplio en las plazas traseras.
Salidas de aire traseras y doble conector USB C para los pasajeros de atrás.
Tablero en modo Sport.
Mando de luces y techo con un diseño muy llamativo.
Apenas pasa los respaldos de los asientos delanteros. No aplica lo de “techo panorámico”.
Todo el amor de este crítico por la función que muestra el uso de potencia y par en vivo.
Todos esperábamos algún logo bien visible de AMG debajo del capot. La desilusión fue grande.
El diseño de las llantas está firmado por AMG y es exclusivo de esta versión.
Posavasos, carga inalámbrica para celulares y conector USB C.
Lo urbano le queda bien, sin importar qué tan urbano sea.
“Orly, ¿lo llevaste al Gálvez para que el Colo lo pruebe en el Ranking Autoblog?”
“Marge, no voy a mentirte”