Texto de Carlos Cristófalo
Fotos de Orly Cristófalo
La cuarta generación del Kia Rio se lanzó a la venta en la Argentina en marzo de 2018. Y significó un importante cambio en la historia del hatchback de la marca coreana para el Segmento B (chico, leer crítica). Por primera vez, el Rio llegó a nuestro país procedente de México (arancel 0% de importación) en lugar que provenir de Corea del Sur (35%).
Con esta ventaja impositiva, el importador de Kia en la Argentina se ilusionó con la posibilidad de ganar participación en el mercado. El objetivo inicial era vender unas 600 unidades anuales, pero finalmente las cifras oscilaron entre 300 y 130 unidades al año.
¿Qué ocurrió? Historia conocida: restricciones a las importaciones, trabas para acceder al mercado de cambios y los tradicionales altibajos del mercado automotor argentino.
En mayo pasado, Kia lanzó a la venta en la Argentina el Rio (2021). Es un restyling de esta cuarta generación, con leves cambios estéticos y algunas mejoras en el equipamiento. Se ofrece en una sola versión: 1.6 SX Automática, con un precio de lista de 25.500 dólares.
La manejamos una semana. La crítica completa se reproduce a continuación.
POR FUERA
Me encanta. Siempre me gustó. Si bien en estos últimos años llegaron al mercado otros rivales con diseños más moderno, como el nuevo Peugeot 208 nacional, el Rio mantiene una gran personalidad, que lo diferencia con facilidad de otros competidores en su segmento: se lo ve elegante, original y robusto.
Esta unidad pintada en Smoke Blue se ve bastante discreta, aunque también se ofrecen colores más llamativos, como Azure Blue (azul eléctrico) y Fierly Red (rojo furioso), que son las dos mismas tonalidades que hicieron famoso al deportivo que Kia hace tiempo le debe a la Argentina: el genial Stinger.
El diseño del Rio es otro trabajo impecable de Peter Schreyer, el alemán que creó los Audi TT y VW New Beetle. Durante la última década, Schreyer fue el responsable de transformar a Kia, desde una anodina firma coreana de autos, a una de las marcas más innovadoras de la industria. Los coreanos se lo agradecieron y ascendieron a Schreyer, desde jefe de diseño hasta presidente de Kia. También lo sentaron en el directorio Hyundai Motor Company, para que comenzara a meter mano en los diseños de la otra marca coreana.
Las novedades del restyling 2021 se aprecian en la trompa. El paragolpes delantero creció en volumen y eso permitió dividir a la parrilla frontal en dos partes: con una toma de aire sobre la patente y otra debajo de ella. El marco de los faros antiniebla también se rediseñó, con un aplique negro más grande y llamativo. Los faros delanteros siguen siendo halógenos y con luces diurnas de leds, pero ahora también son direccionales
No hay más novedades externas. Incluso las llantas mantienen el mismo diseño y calzan los mismos neumáticos: Kumho Ecsta 205/45R17.
Uno de los secretos del atractivo del Rio está en sus proporciones: mide 4,06 metros de largo, 1,72 de ancho y 1,45 de alto. La distancia entre ejes es de 2,58 metros. Es decir, es un poco más ancho y largo que el promedio del segmento.
Además del mencionado Peugeot 208, los rivales directos del Rio en la Argentina son los Chevrolet Onix, VW Polo, Fiat Argo, Honda Fit y Toyota Yaris, por citar sólo a los más modernos.
Junto con la llegada de este restyling se dejó de ofrecer la versión de entrada a gama: el Rio 1.4 EX, que tenía un precio más accesible. Al momento de lanzar esta generación del Rio, Kia había anunciado sus planes para traer a la Argentina la versión Sedán, que también se fabrica en México, pero ese proyecto no se concretó.
POR DENTRO
En el interior, las novedades también son bien puntuales. El volante y los asientos siguen revestidos en cuero, pero ahora las costuras tienen hilos más claros. Además, la pantalla multimedia agrandó su tamaño: pasó de siete a ocho pulgadas. No agregó funciones, pero mejoró la calidad de resolución: tiene cámara de retroceso, Apple CarPlay, Android Auto y sigue sin GPS propio. Hay dos puertos USB: uno en las plazas delanteras y otro en las traseras.
Conserva una muy buena calidad de fabricación. En el Rio no hay materiales lujosos, todos los revestimientos son plásticos duros, pero se destaca con facilidad frente las terminaciones a las que estamos acostumbrados en el Mercosur.
Esa es una de las claves de su origen mexicano. La misma planta de Pesquería, que abastece a la Argentina, también envía los Rio a Estados Unidos y Canadá. Son mercados más exigentes que los nuestros. Por más que se trate de un auto económico (en EEUU arranca en 17 mil dólares), el estándar de calidad siempre es más elevado.
La posición de manejo mejoró muchísimo, con un simple cambio: el volante ahora se regula en profundidad (antes, sólo en altura). Así se logra una de las mejores ergonomías de su segmento, sólo igualada por el VW Polo.
El tablero es claro, aunque sencillo: no abunda la información.
Atrás, el espacio es aceptable. No sobra el lugar para las piernas, pero al menos es generoso a la altura de hombros y cabezas. El baúl también es correcto: 325 litros de capacidad. Bajo el piso de carga, una buena noticia: rueda de auxilio del mismo tamaño y llanta que las cuatro titulares.
SEGURIDAD
Este es uno de los puntos flojos, aunque merece una explicación, para que la crítica sea justa: el Rio viene de serie con seis airbags, anclajes isofix, frenos ABS con EBD, frenos a disco en las cuatro ruedas, control de estabilidad (ESP), control de tracción y asistencia al arranque en pendiente. Está muy bien y eso lo posiciona un poquito por encima de la media de su segmento.
Sin embargo, el Peugeot 208 de fabricación nacional elevó la vara el año pasado al ofrecer varias asistencias a la conducción (ADAS) en sus versiones más caras. El Rio que se fabrica en México y se vende en Estados Unidos tiene muchos de estos dispositivos, como Frenado Autónomo de Emergencia y alerta de cambio de carril. Sin embargo, la configuración que llega a la Argentina desde esa misma fábrica no las ofrece.
Esa política acomodaticia, de adaptar el equipamiento de seguridad según las normativas y exigencias de cada mercado, fue castigada por LatinNCAP. El organismo que evalúa la seguridad de los autos que se venden en América Latina, sometió a sus crash tests a un Rio con sólo un airbag y ESP, porque así se comercializa en Centroamérica: obtuvo una calificación baja, de sólo dos estrellas en protección para adultos y niños.
MOTOR y TRANSMISIÓN
Acá la novedad más importante es que se dejó de ofrecer la versión de entrada a gama, que tenía un motor 1.4 16v (109 cv y 140 Nm). Se mantiene el conocido 1.6 16v, que en nuestro país también utilizan los Kia Soul y Seltos. En la configuración para el Rio, rinde 123 cv a 6.300 rpm y 151 Nm a 4.850 rpm.
También desapareció la opción con caja manual: se combina sólo con una transmisión automática con convertidor de par, con seis velocidades y modo secuencial.
Con caja de sexta y 123 caballos, más de un fabricante del Mercosur estaría hablando de un “hatchback deportivo”. El Rio no tiene esas pretensiones de marketing, aunque en algunos mercados se ofrece una variante GT-Line: tiene esta misma mecánica, pero cuenta con una estética más deportiva.
En los últimos tiempos, surgieron varios rivales en este segmento con motorización turbo, algo que el Rio aún no ofrece. Es el caso de los Chevrolet Onix LTZ/Premier/RS (1.0T), Peugeot 208 GT (1.2T) y VW Polo GTS (1.4T)
COMPORTAMIENTO
Los leves cambios estéticos y en el equipamiento no afectaron el comportamiento del Rio. Sigue siendo un auto cómodo, práctico y ágil, tanto para la ciudad como para la ruta. Las llantas de 17 pulgadas transmiten las imperfecciones del camino con más presencia que otros autos con neumáticos de mayor perfil, pero no es nada grave: sólo vas a lamentarlo en el bolsillo, si abollás una rueda en un bache.
El motor 1.6 16v es un impulsor silencioso, sin vibraciones y que evoluciona de manera lineal, sin sobresaltos. La potencia y el torque máximos se entregan a un régimen elevado, pero el Rio tiene mejores reacciones que otros rivales de segmento, como el VW Polo 1.6, por ejemplo. Sin embargo, se nota la escasez de torque en baja y la poca respuesta por debajo de las 3.000 rpm, que es donde brillan sus rivales con motores turbo: Chevrolet Onix 1.0T, Peugeot 208 1.2T y VW Polo 1.4T, por ejemplo.
La caja automática de seis velocidades tiene reacciones rápidas y sin titubeos. Acelera de 0 a 100 km/h en 11,1 segundos y el consumo medio es de 8.8 litros cada 100 kilómetros. A 120 km/h en ruta y en sexta velocidad, el motor trabaja a 2.600 rpm.
Pero lo mejor del Rio es el comportamiento dinámico. La dirección tiene una excelente respuesta, los frenos son muy buenos y las reacciones del auto en general son bien dóciles. Es un auto divertido de manejar, sobre todo cuando llevás el motor a un buen régimen de vueltas: ahí entrega todo lo mejor y se disfruta mucho. Es un chasis pensado para tener más potencia: ¿para cuándo el Rio Turbo?
Cuando se maneja a buen ritmo, lo ideal es usar el cambio en modo secuencial. Ahí la transmisión se entiende a la perfección con el motor. Las reacciones del Rio te pueden sorprender. Como dije más arriba, más de una automotriz hablaría de un “auto deportivo” si tuviera un hatchback chico con este motor. Kia no lo hace. Creo que la marca peca de discreta. Si no hay un Rio Turbo, al menos merecería tener la versión GT-Line en la Argentina.
CONCLUSIÓN
El Kia Rio sigue siendo un auto de diseño muy agradable y original. Divertido de manejar y con buena calidad de fabricación. Sin embargo, hay dos circunstancias que cambiaron desde el lanzamiento de esta cuarta generación, en marzo de 2018. La primera es que, por las restricciones a las importaciones, la marca nunca pudo alcanzar el objetivo de vender al menos 600 unidades anuales. Hoy se conforma apenas con la sexta parte de ese número.
Y la segunda es que, con este restyling, Kia decidió ofrecer en Argentina un equipamiento de seguridad inferior al que tiene en otros mercados, como Estados Unidos. Se rompe así con la categoría de producto del “Primer Mundo” que tanto destacamos cuando probamos esta nueva generación, en mayo de 2018.
Por ese motivo, el caso de este Kia Rio permite hacer una reflexión sobre el rol de los importadores de autos en Argentina. A diferencia de las terminales con fábricas radicadas en el país -que tienen mayor capacidad de lobby- los importadores están siempre atados a las políticas aduaneras que implementa cada gobierno.
En 2018, cuando se lanzó este Kia Rio, la normativa imperante era de libre importación, sin ningún tipo de restricciones (además de acceso ilimitado al mercado de cambios, para traer autos al país). Fue una situación muy parecida a las reglas que rigieron a mediados de los años ’90. En esos dos casos, los importadores pudieron traer al país gran cantidad de vehículos, para competir por volumen y precio con las terminales locales.
La situación actual, sin embargo, se parece más a la que rigió en los años ’80: importaciones permitidas, pero muy restringidas. El Gobierno hoy digita los permisos aduaneros y el acceso a divisas. Una marca como Kia, con este Rio, ya no puede aspirar a vender grandes volúmenes ni a lograr precios competitivos.
No es culpa de la marca, pero una empresa debe tener la habilidad de saber adaptarse a los nuevos tiempos. En este contexto, donde la competencia regional ofrece modelos con equipamiento de seguridad más moderno y motorizaciones turbo, el Rio queda en clara desventaja.
Cuando los cupos son limitados, los autos importados deben asumir más que nunca el rol de ofrecer la vanguardia en tecnología, prestaciones y seguridad. Sólo así lograrán diferenciarse con facilidad de los modelos de producción local y justificarán la brecha que muchas veces tendrá su precio final.
Por eso, este mismo Rio era una compra muy recomendable en 2018. Y ya no lo es tanto en este 2021. El producto cambió poco y nada: apenas recibió un restyling. Las que cambiaron por completo son las reglas de este país tan complejo, llamado Argentina.
C.C. / O.C.
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El Kia Rio de cuarta generación llegó a la Argentina en marzo de 2018 (leer crítica) y el mes pasado se lanzó a la venta este restyling 2021.
Por fuera, recibió un leve rediseño en la trompa. Y poco más.
Eso no impide que siga siendo uno de los hatchbacks más atractivos y originales del Segmento B (chico).
En la cabina, estrena tapizados y revestimientos con costuras claras.
Un interior con plásticos duros, pero con muy buena calidad de fabricación: un auto pensado para durar muchos años.
El volante ahora también se regula en profundidad (antes, sólo en altura).
Esto mejoró muchísimo la posición de manejo.
El tablero no tiene gran cantidad de información. Sólo la justa y necesaria.
La pantalla multimedia ahora es de ocho pulgadas (antes, 7″). Sigue con las funciones de siempre.
Desapareció la opción con caja manual. Sólo automática, con convertidor de par.
Atrás, poco espacio para las piernas. Buenas dimensiones en ancho y altura.
Un puerto USB para los ocupantes traseros. Buena calidad de alfombras.
El baúl sigue sin cambios: 325 litros de capacidad.
Kia demuestra que, en este segmento, sí es posible ofrecer una rueda de auxilio del mismo tamaño y llanta que las titulares.
El motor 1.6 16v es noble y alegre a altas vueltas. Desapareció la versión 1.4 y ya estaría necesitando una variante con turbo, para estar a la altura de la competencia.
Las Kumho Ecsta 205/45R17 tienen un andar más firme que la media de su segmento. No es incómodo, pero esas bonitas llantas hay que cuidarlas en nuestros caminos.
Fabricado en México. La misma planta de Pesquería abastece desde Argentina hasta Canadá.
La configuración para Argentina tiene más equipamiento de seguridad que en algunos países de Centroamérica. Pero menos que en otros de Norteamérica.
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FICHA TÉCNICA
Modelo probado: Kia Rio 1.6 SX Automático
Origen: México
Precio: 25.500 dólares
Garantía: Cinco años o 100 mil kilómetros.
Comercializa: Kia Argentina (www.kia.com.ar)
MOTOR
Tipo: naftero, delantero transversal, cuatro cilindros en línea, 16 válvulas, inyección electrónica multipunto.
Cilindrada: 1.590 cc
Potencia: 123 cv a 6.300 rpm
Torque: 151 Nm a 4.850 rpm
TRANSMISIÓN
Tipo: tracción delantera, con control electrónico.
Caja: automática, de seis velocidades, con convertidor de par y modo secuencial.
CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos.
Suspensión trasera: eje de torsión, con resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos.
Frenos delanteros: discos macizos
Frenos traseros: discos macizos
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.
Neumáticos: Kumho Ecsta 205/45R17 (rueda de auxilio del mismo tamaño y llanta)
PRESTACIONES
Velocidad máxima: 185 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 11,1 segundos
Consumo urbano: 10,5 l/100km
Consumo extraurbano: 7,1 l/100km
Consumo medio: 8,8 l/100km
MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.065 mm / 1.725 mm / 1.450 mm
Distancia entre ejes: 2.580 mm
Peso en orden de marcha: 1.230 kg
Capacidad de baúl: 325 litros
Capacidad de combustible: 50 litros
EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Doble airbag de cortina
Anclajes Isofix
Cinco cinturones de seguridad inerciales
Frenos ABS con control de frenado en curvas
Control de estabilidad y tracción
Asistencia al arranque en pendiente
Airbag para conductor y acompañante
Airbag laterales y cortina
Cámara de retroceso
Sensores de estacionamiento traseros
Alarma
Luces diurnas de leds
Faros delanteros halógenos con proyector
Faros antiniebla delanteros
Espejos retrovisores eléctricos, rebatibles y con luz de giro
Pantalla táctil de 8’’ con Apple CarPlay y Android Auto
Asiento del conductor regulable en altura
Asientos trasero plegable y reclinable 60/40
Puerto USB delantero y trasero
Climatizador bizona
Volante y palanca de cambio en cuero
Volante multifunción con ajuste en altura
Control de crucero
Tapizado en cuero
Llantas de aleación de 17 pulgadas
Techo corredizo