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Crítica: Ford Ranger 2.2 XL 4×4 (2018)

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Escribe Jerónimo Chemes

El mercado de pick-ups viene diversificándose y los públicos son cada vez más variados. Hay usuarios que buscan lujo, confort, “andar alto” y todos los chiches, con nulas intenciones de cargar y lastimar sus chatas con trabajo rudo. Para ellos existen las tope de gama, con llantas de 18” para arriba y equipamientos intergalácticos que hace menos de 10 años eran sólo un sueño.

El desarrollo de las pick-ups tope de gama es increíble a nivel Ingeniería. Tienen todo y se parecen a caros autos de lujo. Y si les ponés neumáticos correctos y tienen reductora con electrónica desconectable, pasan por cualquier lado. Con la Ranger Limited con tacos para el barro hice cosas extremas en el Impenetrable chaqueño, con miles de kilos encima: las golpeamos más allá del límite y al volver fui al cine de un shopping. Es increíble que pueda existir esa dualidad.

Los usuarios de las tope de gama no usan sus pick-ups para lo que fueron concebidas, al punto que las marcas ofrecen clínicas para que al menos sepan qué pueden hacer con ellas. Eso se llama fidelización. Ese cliente tope de gama debe sentir que su chata es un Transformer, pero el propietario ni loco la usa como tal. Está perfecto que exista ese público y cada vez hay más jugadores.

Pero también están los otros usuarios “de siempre”, que priorizamos a la chata como vehículo de trabajo y eventualmente paseo. Necesitamos una pick-up que, de verdad, pase por todos lados: que aguante golpes, no se rompa y te permita tirar cosas, cargarla a recontra tope. Es tu compañera, que te ayuda a llevar el pan todas las noches a tu mesa.

Ahí, donde uno hace el esfuerzo económico para llegar a una chata, están las entry level o base. Lógicamente, el equipo es poco: lo necesario para laburar cómodo.

Ford Argentina actualizó el mes pasado la gama Ranger y estrenó un nuevo motor más potente para la versión 2.2. Manejamos una semana la versión Ranger 2.2 XL 4×4 2018 de 610.500 pesos. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Junto con la Amarok, la Ranger me parece de las más lindas y sobrias del segmento. De todas las versiones base del mercado, la Ranger 2.2 XL es la mejor plantada, porque tiene las gomas más anchas, junto con la Chevrolet S10. Carece de ornamentos brillantes y decoraciones innecesarias. Como en casi todas las base, el paragolpes es negro. Y les queda bien. Al no estar pintados, no sufrís cuando tirás un fino en un playón de carga, empujás una tranquera o entrás justito en un depósito. Tampoco se pica con las piedras de la ruta. Además, si la dejás estacionada y el de adelante te toca, tampoco sufrís.

Tiene neumáticos Bridgestone Dueler con llantas de chapa de 16 pulgadas. Estas llantas son ideales para laburo, ya que si golpeás y torcés, la enderezás a mazasos. Las gomas tiene un perfil altísimo. Luce sólida y, a pesar de ser “la barata”, no brinda aspecto de frágil.

La unidad de pruebas venía con cubrecaja y cobertor de caja (tipo “lona marítima”). La calidad es aceptable. Con el cobertor se reduce mucho la entrada de agua y polvo, pero no es hermético ante el polvo (sí al agua). Sobre el portón abierto de algunas Ranger llegué a cargar 400 kilos y se los bancó perfecto. La caja tiene seis ganchos para atar la carga. No tiene barra y debería ofrecerse: el comprador, lo primero que hace es ir a poner una de aftermarket. Para laburo, la barra debe ser de metal, sí o sí.

Lo que tampoco tiene (ninguna de ninguna marca actual lo tiene) y si traían las pick-ups de generaciones anteriores son los ganchos o cornamusas externas, para poner una lona que permita tapar una carga que supere la altura de las paredes de la caja.

Ejemplo: le mandás bolsas de cemento hasta el techo y se larga a llover. ¿Cómo hacés para que la lona marítima no se vuele? ¿Dónde la ato? Entiendo que las cornamusas no queden linda y que no sean aerodinámicas, pero algo deberían poner para atar la lona por fuera de la caja, al menos en las versiones de trabajo.

El despeje del piso es excelente. Balance positivo para una chata “base”.

POR DENTRO

En la cabina agregó una manija en el Parante A, del lado del conductor: es práctica para subir, ya que no tiene estribo y es una chata con mucho despeje. El interior es igual a la versión anterior. La pantalla es de las más viejas del mercado y es chiquita, con el sistema Sync para el Bluetooth. En el tablero tiene otra pantalla, con odómetros parciales, consumo medio, velocidad promedio y autonomía.

Los botones de la plancha son grandes, para no confundirse. A pesar de los años, el interior no luce viejo para una entrada de gama. La calidad de los plásticos es aceptable, pero sigo pensando que la consola entre asientos no está a la altura. Tiene apoyabrazos con doble traba y doble espacio de guardado: es muy profundo y permite tirar todo ahí.

También adelante de la palanca tiene una bandeja portaobjetos (“el pozo”, como le dice mi hija) que sirve de depósito de petates varios.

Los asientos son de tela, pensados para castigo. Atrás, el espacio es promedio para arriba. La cabina no tiene ningún lujo, pero no es “una pena”. Tiene tres tomas de 12 voltios, una entrada USB y una para Aux.

Los vidrios se abren con manivelas. Nadie duda que las manijas son eternas y más baratas. Pero la verdad es que me estoy poniendo viejo y al menos adelante me gustarían levantavidrios eléctricos, ya que si querés abrir la ventana del acompañante debés estirarte (queda lejos) y mi no-cintura de ex pilar de Cuba ya no me permite grandes piruetas.

Todas las pick-ups base vienen levantavidrios con manija, pero para mí el equipamiento básico de una pick-up debería ser: aire acondicionado (todas tienen), dirección asistida (todas tienen), cierre centralizado (todas tienen), equipo de audio con Bluetooth (no todas tienen, la Ranger sí), levantavidrios eléctricos (ninguna tiene) y ajuste eléctrico de los espejos (en la Ranger es manual, moviendo el cristal con los dedos).

El balance es correcto, para ser una pick-up base.

MOTOR y TRANSMISIÓN

No me gustan los motores chicos en las pick-ups. Ford tiene a la bestia Puma 3.2 en sus versiones más caras y a este Pumita 2.2 en su oferta “entry level”.

El Pumita siempre fue un motor progresivo, con los anteriores 125 burritos y muy económico. Pero a la hora de pedirle cosas importantes, aparecían limitaciones. Probé una unidad con 125 cv a más de 5.000 metros de altura y la llevé al Impenetrable. En ambos casos, la chata cumplió. En el barro, hice 240 kilómetros que fueron salvajes: con la baja conectada y el motor al límite para pasar (iba sin carga). Incluso hice dos bajadas a una zanja para esquivar obstáculo. Eso sí, más adelante deslicé de costado y choqué contra un poste. Abollé una puerta. Pasar, pasó, pero requiere de una conducción extrema y no es para cualquiera. Ese mismo trayecto lo hice en diciembre con el Puma 3.2 y carga plena. Lo recorrí a 1.000 rpm en alta, paseando en tercera. Y acá estaba la diferencia radical: la potencia y el torque.

Ford necesitaba ofrecer un poco más en su Pumita. Si lo analizamos, entre las versiones base y tope de gama de la Toyota Hilux hay sólo 17 caballos de diferencia. En las Volkswagen Amarok, 40 cv (sin contar a la V6). Chevrolet no ofrece diferencia de potencia en su S10: todas tienen 200 cv.

La Ford Ranger tenía 75 cv de diferencia y un cilindro menos. Era demasiado. Pude probar en el verano, durante un trayecto corto, la nueva Hilux 2.4 y me pareció un producto excelente.

La Ford Ranger tienen chasis, caja, reductora, suspensiones y eje trasero excelentes. Fueron diseñados para bancar al 3.2. Por lo tanto, todo ese conjunto estaba sobredimensionado para los 125 del Pumita. Se aburría.

Lo más fácil y marketinero hubiese sido reprogramar la electrónica y llevarla a arriba de 150 burros, cambiando unas líneas de programa. Pero Ford fue por otro camino: puso un turbo de geometría variable (TGV), que aumentó la potencia y la disponibilidad del torque.

¿Para que sirve un TGV? Sirve para disponer de un “soplido” del turbo a bajas vueltas. Los turbos fijos tienen un “momento” en el cual inyectan presión: te das cuenta, porque se siente la presión en la espalda (en las 2.8 viejas, el tirón era bruto, igual que en las Chevrolet MWM 2.8 y los motores de las viejas Nissan, muy divertidas si sabés manejar en el barro), pero fuera de ese “momento” no tenés nada si el motor es chico. Si tenés muchos centímetros cúbicos, el motor produce torque en baja sin necesitad de ayuda, de ahí la radical diferencia de los motor 2.8 para arriba, con respecto a los 2.0. Podemos decir que de 2.8 para arriba los motores en baja no son turbodependientes y generan torque igual.

Los TGV te permiten disponer de ese “momento” desde menos rpm, porque dentro de la turbina cambian de posición los álabes (“las paletitas”). Los motores chicos, abajo no tienen nada de potencia, por lo cual la solución es meterle dos turbos fijos (uno de baja y otro de alta) o un TGV. El TGV suma algo de CV y Nm, pero sobre todo mejora mucho la disponibilidad del torque en baja.

¿Cuál es la principal contra? Si no lo cuidás (en la Argentina no hay cultura de cuidados del turbo) y toma juego el eje, es mucho más caro de reemplazar que el fijo.

El Puma 2.2 ahora dispone de fuerza más abajo y lo convierte en más progresivo aún, haciéndolo más apto para tareas algo más pesadas. La relación CV/litro es conservadora, como debe ser a mi criterio en un vehículo comercial: 68,2 cv/litro y la distancia con su hermano mayor se redujo a 50 cv. No le pidas océanos de torque a 800 rpm, porque en ese caso el problema es tuyo: para eso está Bebé Godzilla.

¿Es un motor para cosas extraordinarias? No, es un 2.2 que la rema muy bien, es económico y todo lo que debe hacer lo hace prolijito, pero no es ni se cerca la bestia 3.2. Por suerte y por fin, Ford ofrece ahora de nuevo la XLS 4×4 3.2: es decir, similar equipamiento que esta XL, pero con el motor más grande. Eso sí es una topadora: tiene caja manual de seis velocidades, 4×4 con reductora y llantas de chapa con talón alto. Para mí, hoy es la mejor chata de trabajo pesado de la Argentina, sin dudarlo.

Pero no todos necesitan el 3.2. Ahora tienen al 2.2 con un poco más, dependiendo de lo que tengas que hacer (no es lo mismo tirar un tráiler con dos cuatriciclos, que un trailer con seis caballos), lo va a hacer sin problemas.

Dato 1: El 2.2 TGV es cadenero, por suerte. Dato 2: enfría por sistema viscoso. Dato 3: el embrague es común, no el carísimo bimasa. Dato 4: es Euro 5, pero no necesita urea. Datazo: la caja de sexta y la reductora 2.70 a 1 son las mismas del 3.2.

Balance bueno del motor y muy bueno por la simpleza de la mecánica.

SEGURIDAD

La versión XL viene de serie con tres airbags (doble frontal delantero y de rodillas para el conductor). Además, tiene frenos ABS con EBD (en las cuatro ruedas), control de estabilidad y tracción (desconectable) y anclajes Isofix. Hay cinco cinturones de seguridad inerciales y cinco apoyacabezas.

La sorpresa 1: tiene control de descenso en pendiente. La sorpresa 2: tiene hill hold (asistencia al arranque en pendiente).

Tambien tiene control antivuelco y control de carga adaptativo.

Balance excelente para una pick-up base.

COMPORTAMIENTO

En el firme, el andar es durito y saltarín, sobre todo cuando está sin carga. Copia todo y te comunica cada cosa que pisan las ruedas, sin ser un carro como la generación anterior. A mí eso no me molesta y, al contrario, lo agradezco.

El despeje es excelente y podés “comerte” (sin querer) pozos gigantes y lomos de burro ásperos. Volviendo de Chaco me comí uno en Añatuya: levanté vuelo y la chata ni se mosqueó.

En ruta va muy bien, no la molestan los camiones o bondis de contramano, ni aún con viento cruzado. Dobla excelente. Sobran chasis y suspensiones, para estos 150 cv.

No es una pick-up orientada al confort, como la Limited. Anda como una chata franca, segura e informando lo que hay debajo de las ruedas, sin cansarte.

En el suelto firme sale lo mejor de esta Ranger. Como dije arriba, suspensiones y chasis son los mismos en toda la gama y para mí tiene el rodado ideal para trabajo pesado: llanta 16” y goma de talón alto.

En tierra, ripio y montaña es una máquina de absorber castigo, sin inmutarse. La solidez estructural, suspensiones, eje trasero y demás están para soportar maltratos muy severos, sin acusar recibo. Con una Ranger 2.2 de 125 cv anduve unos mil kilómetros por ripio y, como estaba aburrido, usé caminos mineros para llegar a San Antonio de los Cobres. Me perdí feo, claro. Pero también recorrí varios kilómetros por caminos de piedras. La chata no acusó recibo.

Al ser más liviana, es más ágil en determinadas circunstancias. Balance excelente.

Para el barro, fuimos a visitar a Jacinto Campos e hicimos las pruebas por los mismos caminos que usamos siempre. Había llovido. El resultado es contundente. La configuración de alto despeje, gomas de talón alto y electrónica desconectable, más la franqueza de comunicación característica de Ranger (Hilux también) hacen que la camioneta se deje llevar por donde vos querés, sin el mínimo peligro. Incluso en 4×2.

Había que hacer fotos. C.C. me dice: “Listo, dale”. Por precaución, meto 4×4 alta sin electrónica, encaro y… ¡un tren! Subo la apuesta. Doy la vuelta. Saco la doble, queda en 4×2. Electrónica afuera. Encaro, dientes apretados… ¡un tren!

Doy la vuelta. Encaro otra vez más rápido (50/60 km/h), en simple, electrónica afuera. Se pone un poco de costado, regulo con presión de acelerador sin tocar el freno se acomoda y… ¡un tren! Listo.

También podés elegir ir seguro en el barro, con la electrónica conectada. Pero los frenos van a trabajar más de la cuenta y habrá tironeos. Si quiero decidir yo, apago todo y hago lo que se me antoja. El resultado es incuestionable. Balance excelente.

También remolcamos el mismo tronco que hace unos días tiramos con una pick-up sin reductora (leer crítica). Los ganchos de rescate de la Ranger son una cosa bruta y bien soldada al chasis: son los mejores de las pick-ups argentinas y están adelante y atrás (Hilux, sólo adelante).

Al conectar la 4×4 en baja, la electrónica se desconecta sola. Primera de baja, peinada del acelerador, remolca el tronco sin problemas. Subo la apuesta: primera de baja sin tocar el acelerador, suelto el embrague y también lo remolca sin problemas, sin tocar el acelerador. Subo más la apuesta: segunda de baja, sin tocar el acelerador (lo normal es que al ser motor chico se “stalee”, es decir que se apague), suelto embrague y… ¡remolca!

Lo que pick-ups sin reductora pueden hacer con motores mucho más potentes, una pick-up con motor chico, pero con reductora lo puede hacer también, en segunda de baja, a 800 rpm y sin tocar el acelerador.

No hay argumento de marketing que pueda justificar la ausencia de reductora en una pick-up 4×4.

CONCLUSIÓN

Con esta actualización de potencia, Ford tiene ahora una herramienta de trabajo a la altura de Hilux 2.4. La Ranger 2.2 es simple mecánicamente, con embrague común, distribución por cadena, llantas moldeables a mazasos y neumáticos sencillos, lo que ahorra miles de pesos en mantenimiento.

Es correcta en todo y con una robustez digna de un Ford. Realmente, lo que soporta el maltrato es increíble. Es sencilla y no tiene lujo de ningún tipo, pero es segura para ser una base. Es una buena herramienta para el campo o la ciudad (donde la 4×2 también sirve y es más barata). No pretende ser algo que no es y para cosas pesadas ahora tenés la Ranger base con motor 3.2, que directamente es otra cosa.

Por el precio de la 2.2, te estás llevando el mismo chasis de la 3.2 Limited, con la misma reductora, la misma caja de cambios y los mismos diferenciales. El conjunto tiene paño de sobra para este motor Pumita.

La chata hace todo prolijo, pero la parte de absorber castigo la realiza de manera extraordinaria. La podés usar para laburo áspero o para pasear, sin que ello sea un suplicio para tu familia. Además, desde el año pasado tiene cinco años de garantía, lo que implica que Ford le tiene mucha fe.

Ahora, ¿por qué Ford no vende más de estas Ranger? La Ranger generación T6 actual es una gran camioneta, a nivel Ingeniería. Pero, para mí, la postventa no está todavía a la altura de lo que ofrece Toyota. Las chatas de hoy requieren de servicio especializado: no las puede tocar cualquiera. Y la red de Toyota se ganó una buena fama de excelente interpretación de las necesidades de los usuarios de pick-ups.

A nivel de producto, en lo que es pick-ups de trabajo, hoy Hilux y Ranger están más parejos que nunca. Si trabaja la atención al cliente, Ford tiene una oportunidad.

J.Ch.

***

Jerónimo Chemes manejó durante una semana la nueva Ford Ranger 2.2 XLS 2018.

Las pruebas off-road se hicieron en los pagos de Jacinto Campos, que de paso pispeó el nuevo motor con turbo de geometría variable.

Una pick-up base, pero con elementos mínimos de confort.

Tapizados en tela y ausencia de levantavidrios eléctricos.

Equipo de audio con sistema Sync para el Bluetooth.

Hay tomas de 12 voltios, puerto USB y conexión Aux.

Caja manual de seis velocidades, doble tracción desconectable y reductora.

Con reductora, no hay falta una gran potencia para trabajar.

La electrónica desconectable permite tener control absoluto sobre el vehículo en el barro.

Jero Chemes, como chancho en chiquero.


Crítica: Honda Fit EXL CVT

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En el Salón de Buenos Aires de 2015, Honda Motor de Argentina anunció el lanzamiento de la tercera generación del Fit. Ya era tarde, porque en otros mercados se vendía desde 2013, pero fue una noticia celebrada por los seguidores del modelo. Sin embargo, el inicio de la comercialización demoró dos años más: arrancó en abril pasado.

El monovolumen chico de Honda siempre fue una referencia en el Segmento B, pero este Fit III llegó con delay y en una sola versión: EXL CVT (410.000 pesos). Las dos primeras generaciones se importaron desde Brasil. Ahora viene desde México.

Lo manejamos una semana y la crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

El diseño es obra de Riku Wada, el japonés que también firmó el actual Accord. La idea fue brindarle al Fit III la estética de un auto de “gama superior”. Lo logra, en parte. La trompa tiene una parrilla llamada “Solid Wing Face”, una filosofía de Wada que es más difícil de explicar, que de apreciar: se ve atractivo y moderno.

La parte trasera es otra cosa. Tiene más cortes y quebradas que tanguería de La Boca, con una estética un poco Transformer. Es debatible.

Lo que importa es que el Fit III creció en tamaño, pero sólo en un aspecto bien puntual. Con respecto a la anterior generación, tiene el mismo largo, ancho y alto. Sólo la distancia entre ejes se estiró tres centímetros (2,53 metros). Esto se nota, sobre todo, en el interior.

Esta única versión EXL es la tope de gama en otros mercados. Viene de serie con parrilla cromada, intermitentes en los retrovisores y llantas de aleación de 16 pulgadas (con neumáticos Bridgestone Turanza 185/55R16).

Tiene luces diurnas, pero no son de leds. Como ya ocurre con muchos autos de marcas asiáticas, Honda adaptó el encendido automático de los faros antiniebla para cumplir con la reglamentación que rige en la Argentina. El tema es que, al encender las luces bajas o de posición, se apagan. Es decir: tiene luces diurnas, pero no pueden operar como antinieblas.

En Brasil se fabrica una versión del Fit con estética aventurera. Se llama WR-V (ver fotos) y por el momento no hay planes de venderlo en la Argentina.

Por último, una aclaración: ¿te acordás que con el Fit II se vendió también una versión sedán? Era el Honda City y fue el primer modelo ensamblado en la fábrica argentina de Campana. El City de nueva generación hace tiempo que se vende en otros mercados, pero la producción regional se trasladó a Brasil y no hay planes de que se vuelva a ofrecer en la Argentina. Es una decisión extraña de la marca: abandonó a los clientes que apostaron por el primer Honda hecho en nuestro país.

POR DENTRO

El espacio interior siempre fue la gran virtud del Fit y esta tercera generación no defrauda. La posición de manejo está ok: volante con ajuste en altura y profundidad, asiento del conductor con ajuste en altura. Pero los reyes son los ocupantes de las plazas traseras: tienen muchísimo espacio para las piernas y sobra la altura hasta el techo. Además, el respaldo trasero se reclina unos grados, para poder descansar más cómodo.

Como siempre en el Fit, el asiento trasero se puede configurar para ganar espacio de carga: la butaca se pliega hacia arriba, el respaldo se pliega hacia abajo y así se pueden encontrar numerosos recovecos, para llevar más bártulos que en cualquier otro auto chico. Los 363 litros del baúl pueden parecer justos, pero la verdad es que –si sabés jugar al Tetris– cabe de todo.

La calidad de terminación es correcta. No hay plásticos blandos, pero los encastres están bien. Es un auto chico, pero con estándares de fabricación para poder ser vendido en Estados Unidos, como ocurre con este auto mexicano.

El Fit III se lanzó a la venta en todo el mundo en 2013, pero recién llegó ahora a la Argentina. Y uno de los aspectos donde se nota esta demora es en la tecnología de la pantalla multimedia: no es táctil, es chiquita (cinco pulgadas), no tiene GPS y no tiene Android Auto o Apple Car Play. Agradecé que tiene radio, CD, Bluetooth y cámara de retroceso. Nada más.

Lo raro es que los comandos del climatizador sí son “touch”. Justo lo contrario a lo que indica la lógica: hay que quitar la vista del camino para subir o bajar la temperatura, o para modificar la potencia del ventilador.

Por último, es una pena que –con tanto espacio de carga- el Fit castigue al usuario argentino con una rueda de auxilio finita, de uso temporario. Con ella en uso no se puede circular a más de 80 km/h. Y eso que hay espacio para guardar una rueda más grande.

SEGURIDAD

Este es el punto más flojo del Fit III. Viene sólo con doble airbag frontal, frenos ABS y anclajes Isofix. Es decir: apenas cumple con lo que exige la legislación local. No tiene posibilidad de equipar más bolsas de aire y el control de estabilidad no se ofrece ni siquiera como opción.

Peor aún: con respecto al Fit II, este Fit III perdió equipamiento de seguridad. El EXL antes venía con frenos a disco en las cuatro ruedas y ahora tiene traseros de tambor. Te quedás con la sensación de que Honda quiso ahorrar dinero a costa de la seguridad del cliente.

En 2015, el Fit III fue sometido a las pruebas de choque de LatinNCAP. Con el protocolo de aquella época logró la calificación de cinco estrellas para adultos y cuatro para niños.

MOTOR y TRANSMISIÓN

En otras generaciones, el Fit se ofreció en la Argentina con motores de 1.4 y 1.5 litros. Ahora esta única versión viene con el conocido 1.5 16v i-Vtec. Es el mismo block del Fit II, pero se modificó la relación de compresión, se rediseñó el comando de válvulas y se redujo el peso.

Así, la potencia trepó de 120 a 132 caballos a 6.600 rpm. El torque subió de 140 a 165 Nm a 4.600 rpm.

Como ya es tradición en casi todos los Honda, la caja automática es CVT, con variador contínuo. Tiene un modo secuencial que permite jugar con siete marchas preprogramadas, desde las levas del volante, pero la verdad es que no tiene cambios: es una transmisión lineal.

No hay opción de caja manual y la tracción es delantera.

COMPORTAMIENTO

El Fit siempre fue un gran auto para moverse por la ciudad y, en ese sentido, sigue siendo excelente. Es ágil, fácil de estacionar y muy maniobrable. A eso hay que sumarle un habitáculo amplio y luminoso, con un motor de consumos razonables: 8,6 litros cada 100 kilómetros, en ciclo urbano.

La única crítica puede venir por la aspereza del andar. Las llantas de 16 pulgadas obligan a calzar neumáticos de perfil bajo y eso se siente cuando el pavimento no es perfecto. Es decir, casi siempre. No es nada grave, pero hay otros autos chicos que se adaptan mejor a la realidad de la Argentina.

El motor es una pequeña maravilla, aunque entrega su mejor rendimiento cuando trabaja en el régimen más alto. La caja CVT no ayuda en ese sentido. Si bien Honda mejoró mucho en sus nuevas transmisiones de variador continuo, la sensación sigue siendo extraña, sobre todo cuando se acelera a fondo: el motor es ruidoso y trepa de vueltas más rápido de lo que gana velocidad.

¿Las levas del cambio? Son un detalle simpático, pero es como una película de los Avengers: más ficción que realidad.

El Fit siempre fue un auto chico, que permitía hacer viajes en ruta sin problema. Eso se mantiene en esta tercera generación. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,8 segundos, alcanza una velocidad máxima de 180 km/h. A 120 km/h constantes gasta 6,8 litros cada 100 kilómetros. El tanque de combustible es chico: apenas 40 litros. Tiene un modo “Eco” de conducción, que ayuda a mantener los consumos más bajos. Esto permite que, a 120 km/h, el motor trabaje a sólo 2.000 rpm (2.500, con modo Eco desactivado).

El gran espacio interior y el motor eficiente invitan a realizar viajes en familia, por eso molesta que Honda haya mezquinado dispositivos de seguridad. En un auto de este precio, debería venir con control de estabilidad y frenos a disco en las cuatro ruedas.

No es un auto peligroso, aunque es bastante sensible a los vientos laterales, pero otros rivales lo ofrecen y Honda decidió mirar para otro lado. Además, los frenos no se fatigarían tanto cuando va a plena carga (muchos lo usarán así en ruta).

CONCLUSIÓN

El Honda Fit III es un auto espacioso, de buena calidad y diseño moderno. Aunque no por mucho tiempo más. Tardó tanto en llegar a la Argentina que, en algunos mercados, esta tercera generación ya está recibiendo un primer restyling. Aún no hay fecha de llegada a nuestro mercado.

Su mayor virtud es el motor: ágil y eficiente. Es un auto muy práctico en la ciudad y tiene prestaciones más que lógicas para salir a la ruta.

Sin embargo, lo que empaña a este Fit III es la configuración que se eligió para nuestro mercado. Sólo viene en versión tope de gama y con un precio elevado: 410 mil pesos. Pese a ello, su equipamiento de seguridad es similar al de un low-cost del Mercosur.

El Ford Fiesta Titanium Automático sirve para comprobar lo desfasado que está este Honda. El Ford tiene un habitáculo más chico, pero cuesta 10 mil pesos menos y viene con siete airbags, control de estabilidad y asistencia al arranque en pendiente. Si tomamos como referencia el Fiesta Titanium Manual, la brecha es de 35 mil pesos a favor del Ford.

El Fit queda todavía más en evidencia si lo comparamos con un auto de segmento superior, como el Toyota Corolla: se ofrece de serie con siete airbags y control de estabilidad, desde 377 mil pesos.

Honda tardó mucho en volver a ofrecer el Fit III en la Argentina, pero la configuración del producto entregado no le hace justicia a la lealtad con la que fue esperado por muchos clientes históricos. Merece un replanteo.

Hasta que eso no suceda, Autoblog no recomienda su compra.

Carlos Cristófalo
Producción fotográfica: Gustavo Chao

***

La tercera generación del Fit se lanzó originalmente en 2013, pero recién ahora llega a la Argentina.

Tardó tanto, que en algunos mercados ya se está mostrando un restyling.

La distancia entre ejes es más amplia y eso se nota en el interior.

Buena posición de manejo, pero los Reyes del Espacio son los pasajeros traseros.

La única versión disponible en Argentina viene con tapizado en cuero sintético y caja automática CVT.

El cambio incluye levas al volante. El tablero no es muy completo.

Tiene modo Secuencial y siete marchas preprogramadas. Pero sigue con los vicios de toda CVT.

Pantalla multimedia algo veterana. El climatizador táctil obliga a quitar la vista del camino.

Hecho en México, con calidad para el mercado de Estados Unidos.

El baúl de 363 litros puede parecer justo, pero el habitáculo está lleno de huecos para llevar carga.

Como ya ocurría con los Fit anteriores y con la HR-V, los asientos traseros tienen múltiples posiciones, para jugar al Tetris con la carga de objetos.

El motor 1.5 de 132 caballos es la gran virtud del Fit III.

No tiene faros antiniebla: las luces diurnas de abajo se apagan cuando se encienden los faros principales.

El Fit III perdió los discos de frenos traseros, sigue sin ofrecer ESP y viene sólo con dos airbags. Merece un replanteo de seguridad.

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FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Honda Fit III EXL CVT
Origen: México
Precio: 410.000 pesos
Garantía: Tres años o 100 mil kilómetros.
Comercializa: Honda Motor de Argentina (www.honda.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, delantero transversal, cuatro cilindros en línea, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa y doble sistema de distribución variable (i-Vtec).
Cilindrada: 1.498 cc
Potencia: 132 cv a 6.600 rpm
Torque: 165 Nm a 4.600 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: tracción delantera, sin controles electrónicos.
Caja: automática de variador continuo (CVT), con modo secuencial de siete marchas preprogramadas y levas al volante.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos.
Suspensión trasera: eje de torsión, con barra Tipo H, resortes helicoidales y amortiguadores hidráulicos.
Frenos delanteros: discos ventilados.
Frenos traseros: de tambor.
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.
Neumáticos: Bridgestone Turanza 185/55R16 (rueda de auxilio de uso temporario)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 180 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 9,8 segundos
Consumo urbano: 8,6 l/100km
Consumo extraurbano: 6,7 l/100km
Consumo medio: 7,6 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.067 mm / 1.694 mm / 1.524 mm
Distancia entre ejes: 2.530 mm
Peso en orden de marcha: 1.170 kg
Capacidad de baúl: 363 / 950 litros
Capacidad de combustible: 40 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Sistema de frenos ABS con EBD
Cinturones de seguridad delanteros inerciales con pretensionador y limitador de esfuerzo
Tres apoyacabezas traseros y tres cinturones inerciales de tres puntos
Anclajes Isofix para sillas infantiles
Luces diurnas
Sistema de alarma perimetral con inmovilizador de motor
Llave tipo navaja con comando a distancia
Encendido automático de luces
Espejos laterales con luces intermitentes
Spoiler trasero con 3ra luz de stop de led
Climatizador automático digital táctil
Volante revestido en cuero con ajuste en altura y profundidad
Asiento del conductor regulable en altura
Control de velocidad crucero
Ventanillas eléctricas delanteras y traseras
Toma de 12 volts
Asiento trasero rebatible 60 / 40
Asiento trasero con sistema ULT (Utility – Long – Tall)
Tapizado de cuero sintético
Medidor ambiental (asistente de conducción eficiente)
Computadora de abordo
Equipo de audio con CD, MP3 y WMA
Sistema de audio con pantalla a color LCD de 5”
Cámara de estacionamiento trasera con tres ángulos visuales
Sistema de manos libres por Bluetooth
Comandos de audio en el volante
Entrada USB y Aux
Compensación de volumen sensible a la velocidad (SVC)
Cuatro parlantes y dos tweeters

Crítica: Volkswagen Pepper Up! 1.0 TSI

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Texto: Orly Cristófalo
Fotos: Juan Cruz Cristófalo

Ponerme al volante de un auto que ya pasó por las manos de C.C. (leer su crítica acá), es todo un desafío. Hay varias razones, pero la principal es porque es el dueño de este boliche llamado Autoblog y sus lectores han aprendido a quererlo y creerle. Pero, como buen hermano mayor que soy, estuve una semana al volante del Volkswagen Up! Pepper 1.0 TSI de 302.152 pesos para contarles qué me pareció y, sobre todo, para tratar de “pelearlo” a C.C.

Como dice él: la crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Es lindo. Sí, aunque los puristas y doctorados en el diseño automotor quizás lo definan con otras palabras. Yo voy a lo simple y a lo que me dijeron casi todas las personas con las que charlé sobre el Pepper Up!: es lindo.

El Up! “base” siempre me pareció un auto simpático y bien proporcionado, pero los detalles que incorpora esta versión lo mejoran bastante. La boca del paragolpes en negro, la línea roja cruzando el logo de VW, las llantas de aleación de 15 pulgadas con un atractivo diseño y los “Pepper” y “TSI” en los laterales y tapa del baúl, lo hacen más atractivo aún. Además, lo diferencian claramente de sus hermanos “des-pimentados”.

El color de esta unidad le queda bárbaro, aunque rompe con la regla de mi madre: “Los autos chicos deben ser de colores claros”. Estamos ante una versión diferente, más cara y que intenta ser algo “rebelde”, así que vale la transgresión.

Viene sólo en versión cinco puertas, lo cual facilita el acceso de los pasajeros traseros que, en estos autos de dimensiones reducidas, siempre se agradece. Aunque, es cierto, los que buscan un Up! “deportivo” tienen razón en pedir una versión Pepper tres puertas.

POR DENTRO

Prolijidad, ante todo. Tablero claro, con el velocímetro en el centro y sin temperatura de agua (está entre las funciones de la computadora de a bordo, pero uno es un fundamentalista de los relojitos). El equipamiento de serie incluye el soporte para el Smartphone “multiformato”. ¿Útil? Sí. ¿Lindo? Lo charlamos.

El volante viene con comandos de radio, computadora de abordo, Bluetooth y algunas cosas. La radio suena bien, pero la antena no es muy potente y pierde fácil algunas emisoras de FM. Viene con conector USB, que se ubica justo en la base del portacelular, un lugar un tanto raro, pero muy práctico. También cuenta con lector de tarjeta de memoria y Bluetooth. Ah, no trae lector de CD (ya sé que está cayendo en desuso, pero con los CD tengo la misma manía que C.C. tiene con la radio AM).

La posición de manejo es más que cómoda y los asientos con los apoyacabezas incorporados en una sola pieza: sujetan bien y se ajustan mejor. Con la ayuda del volante regulable en altura todo se acomoda y todo se ve.

La ventilación, calefacción y aire acondicionado están más que bien, pero es extraño no tener bocas en la parte central del frente del auto, sólo hay laterales y en la base del parabrisas.

SEGURIDAD

VW partió de la buena base del Up!, que debutó en 2014 con cinco estrellas de LatinNCAP (protocolo anterior). Sigue con doble airbag frontal, frenos ABS con EBD y anclajes Isofix. A eso, este nuevo modelo agrega sensor de lluvia y encendido automático de luces. Un adicional es la llegada del control de tracción y un sistema que regula el torque del motor, de esta forma se evita que las ruedas delanteras patinen al acelerar, tanto en recta como en curva. No, no es un control de estabilidad. Está muy cerca, pero no lo es.

MOTOR Y TRANSMISIÓN

No importa si nunca manejaste un Up! Si alguna vez manejaste un VW, ya sabés cómo es la caja. Palanca de recorrido corto y preciso. Cambios que se sienten cuando entran (es un elogio, aunque no parezca). En ruta, quizás la quinta parezca un poco larga y ahí querramos pedir una sexta marcha. Pero ya sería ponernos demasiado exquisitos con un citycar.

El motor 1.0 de tres cilindros y turbo tiene 101 caballos de potencia y 165 Nm de torque. Tiene radiador de aceite, sistema de partida en frío de alta presión, refrigeración reforzada, inyección directa, distribución variable, turbo e intercooler.

Es genial. Empuja siempre. Y, cuando entra en acción el turbo, a partir de las 1.500 rpm, se pone muy divertido. Tengamos en cuenta que estamos hablando de una relación de cien caballos por litro, cifra que hace algunos años estaba reservada casi exclusivamente a vehículos más importantes.

COMPORTAMIENTO

Apenas puesto en marcha, el motor del Pepper Up! es muy silencioso, no parece estar funcionando. El ojo en el cuentavueltas te dice que sí, entonces: embrague y primera.

En ciudad, la agilidad que aportan la potencia y el torque disponible, lo convierten en algo muy cercano al auto ideal para el tráfico. El conjunto caja-embrague no se siente pesado, aunque la caja automática sigue siendo mi preferida para el tránsito diario. Volkswagen tiene algunos Up! con la transmisión automatizada I-Motion, pero en Argentina no está disponible con este motor.

Cuando toma temperatura, el motor se pone un poco ruidoso. Nada grave, pero se siente más. Tiene un sonido bastante particular que, en un intercambio epistolar con C.C., definimos con un científico “suena como un cachorro de Bóxer”. No vamos a hablar si hablábamos de cilindros opuestos o de perros.

Lo más divertido de este Pepper Up! es cuando lo podés acelerar en cambios bajos y tratas de mantenerlo en la “zona turbo alegre”, que va de 1.500 a 4.000 rpm. Empuja bastante. Pensemos que son 101 CV/litro en un auto que no llega a los mil kilos en orden de marcha.

Su tamaño reducido y el buen conjunto dirección-suspensiones lo convierten un auto muy divertido de manejar en tránsito urbano. En varias ocasiones envidié a C.C. cuando lo probó en un kartódromo de Brasil (ver nota).

Releyendo al Jefe, vi que se quejaba de lo mullido de las suspensiones y de la inclinación de la carrocería. En mi caso, eso no se sintió tanto y ahora tengo que revisar si VW Argentina hizo algún cambio o tengo que ponerme a dieta en forma urgente.

En los consumos, sorprende con menos de 4 litros cada 100 kilómetros (3,7, para ser precisos). Eso se logra en ruta y a 100 km/h. Si apretamos un poco más y nos vamos por una autopista 120 km/h, la cifra está en los 5,2 litros cada 100. En ciudad hay que cuidarse con las aceleraciones y las invitaciones del turbo. Ahí puede llegar a cifras que rondan los 9 litros cada 100 kilómetros.

Los otros valores de prestaciones son muy buenos. Acelera de 0 a 100 km/h en 9,7 segundos y alcanza una velocidad máxima de 180 km/h. Es decir, es un citycar, pero por consumo, aceleración y velocidad es un lindo auto para sacar a la ruta.

CONCLUSIÓN

El motor del Pepper, sin dudas, suma muchos puntos a la hora de escribir esta parte de la crítica. No le tenía mucha fe a este auto de tres cilindros y un litro de cilindrada. Pensaba encontrarme con un buen auto para la ciudad, pero sin nada que me hiciera mover las mariposas a combustión interna en la panza. Y el 1.0 TSi lo logró.

El resto lo hace un conjunto bien logrado entre diseño, habitabilidad y confort de marcha.

¿Nos ponemos “pedigüeños”? Caja automática-secuencial y control de estabilidad. Ok, el reproductor de CD también, pero como opcional.

El Pepper Up! cuesta 302.152 pesos. No es un precio popular, aunque tampoco es prohibitivo. Es un citycar que se puede disfrutar en la ruta y que, encima, suena como cachorro de Bóxer. Chiquito, juguetón y ladrador. Lo quiero adoptar.

Texto: Orly Cristófalo
Fotos: Juan Cruz Cristófalo

***

C.C. manejó el Up! 1.0 TSi en junio en Brasil (leer crítica).

Y ahora O.C. lo manejó en Buenos Aires (crítica en el texto de arriba).

Un citycar, que ahora también tiene un motor para animarse sin dudarlo a la ruta.

Tablero de instrumentos sencillo, pero claro. Información complementaria en la App Composition Phone que tenés que descargar en tu smartphone (y colgarlo en el soporte sobre la consola).

La línea roja que identifica a los Volkswagen con espíritu deportivo.

La sigla que identifica al motor turbo con inyección directa, en este caso de tres cilindros y 1.0 litros.

Pepper es, por ahora, el único nivel de equipamiento con el que se ofrece el Up! TSi en Argentina.

Pequeño atleta urbano, con llantas exclusivas de 15 pulgadas.

Baúl con 285 litros de capacidad.

Con doble fondo para esconder algunas cosas.

Y (flojo ahí) rueda de auxilio de uso temporario.

En ruta a 120 km/h consume 5 litros cada 100 kilómetros.

En ciudad, si te sentís tentado por acelerar el turbo, podés llegar a los 9 cada 100.

El Pepper TSi es el único Up! que se vende en la Argentina con portón trasero pintado de negro.

En el Up! europeo el portón es de vidrio. En el Mercosur es pintura.

Crítica: Porsche 911 Targa 4 GTS Manual

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Desde Stuttgart (Alemania) – A veces siento un poco de envidia de los periodistas de autos europeos. Viajan un par de horas en avión, aterrizan en la otra punta del Viejo Continente, asisten a una presentación y al día siguiente ya están de regreso en sus casas.

Para los que vivimos en ese cono que está al Sur, en cambio, el mismo evento puede implicar más de un día de viaje de ida (más otro tanto de vuelta) y un notable desbarajuste horario.

Pero no hay que quejarse: sólo es cuestión de organizarse bien. Por eso, cuando surgió la posibilidad de viajar al Salón de Frankfurt (ver cobertura) y a las pruebas de choque de LatinNCAP (ver cobertura), junto con Rodrigo Barcia (Autoblog Uruguay) comenzamos a ver qué otras notas podíamos sumar a ese tour.

Así surgió la fiesta por los 70 años de Ferrari en Maranello (ver cobertura) y visitas a varios museos (De Tomaso, Lamborghini, BMW y Porsche).

Listo. Sólo necesitábamos un auto. El Móvil de Autoblog para este tour europeo. La respuesta inmediata vino de parte de Porsche Argentina, Porsche Latinoamérica y la sede central de Stuttgart: nos darían un auto para probar durante una semana.

En el colmo de la caradurez pusimos sólo una condición: que tuviera buen lugar para el equipaje de dos personas, en viaje de 15 días. Así, quedaron descartados los 718 Cayman y 718 Boxster.

No supimos qué auto sería hasta llegar al estacionamiento del Departamento de Prensa de Porsche en Stuttgart, ubicado junto a la fábrica y el museo. Ahí estaba: un 911 Targa 4 GTS Manual.

Este modelo todavía no está a la venta en la Argentina. Por el momento, en nuestro país se comercializan los Carrera 4S, Cabrio 4S, Targa 4S, Turbo Coupé, Turbo Cabrio, Turbo S Coupé y Turbo S Cabrio. En 2018, llegarán varios más (ver listado).

Manejamos el GTS por rutas de Francia y Alemania, durante una semana y mil kilómetros. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

No hay dudas: es un Porsche 911. El diseño más tradicional e inconfundible del mundo sigue intacto, a pesar de los años. Tal vez sea porque las líneas originales que dibujó Butzi Porsche en 1963 fueron perfectas. Tal vez porque todos los diseñadores que vinieron detrás hicieron un trabajo intachable de actualización. O, tal vez, porque los responsables de la marca sean unos tradicionalistas incurables.

La cuestión es que la receta original de un deportivo para todos los días sigue imperturbable: un motor trasero, un habitáculo para dos adultos más dos niños (2+2) y un pequeño baúl delantero. Es la base para un deportivo práctico, aerodinámico y agradable a la vista.

A eso hay que agregarle la estética nostálgica que tienen todos los 911 Targa. La idea surgió en 1967, para ofrecer el atractivo de un Cabrio, pero manteniendo una barra de protección en el techo, para conservar la rigidez del chasis y la seguridad de un auto pensado para disfrutar en pista.

La ingeniería moderna superó hace tiempo esas demandas originales, pero el 911 Targa sigue ahí, eterno. Ya no es una solución técnica, sino una declaración estética. Sólo así se puede comprender el complejísimo mecanismo que se diseñó para operar la apertura del pequeño techo superior, de manera automática.

La operación demanda 20 segundos e implica desplazar hacia atrás toda la parte posterior de la carrocería, con brazos mecánicos, para permitir guardar el pequeño techo de tela sintética en el espacio ubicado detras de los asientos de los niños.

A diferencia del 911 Cabrio, en el que se puede realizar la maniobra en movimiento hasta una velocidad máxima de 50 km/h, el Targa sólo se puede descubrir con el vehículo detenido. Hay dos razones.

La primera es legal: durante un breve lapso, la cubierta trasera oculta las ópticas posteriores, lo cual impediría ver si el auto frena o tiene la luz de giro. La segunda es técnica: si se abriera en movimiento, la parte trasera actuaría como paracaídas y demandaría la instalación de brazos mecánicos más robustos, para no dañarse. En Porsche optaron por una solución más liviana y por eso anularon la apertura en movimiento.

La maniobra de descapotar el Targa es un verdadero show. Sorprende la primera vez, divierte la segunda y genera un poco de rubor de ahí en más: es demasiado espectacular y ostentosa, como para pasar desapercibida.

Después están los detalles GTS. Desde hace tiempo, Porsche utiliza esta sigla para identificar a las versiones que tienen una puesta a punto más deportiva, pero sin llegar a los niveles de potencia y prestaciones de las variantes GT3, Turbo o Turbo S o GT2 RS.

Los GTS tienen una puesta a punto más picante en su mecánica. Además, se diferencian con facilidad de las versiones convencionales por la trocha trasera ensanchada. En este caso, creció de 1.518 a 1.544 milímetros. El resultado: el dibujo original de Butzi, pero con anabólicos.

El trabajo está rematado por tomas de aire adicionales, spoilers rebajados y unas espectaculares llantas con tuerca central de competición. Están calzadas con brutales rodillos Pirelli P Zero (245/35R20 adelante y 305/30R20 detrás). No, no tiene rueda de auxilio, sólo un kit de reparación de emergencia.

POR DENTRO

Todos los GTS también reciben un tratamiento especial en el interior. Por empezar, lo que es opcional en otros 911 más accesibles, acá viene de serie. Por ejemplo, el revestimiento en Alcántara en cada rincón del vehículo, desde las butacas y el volante, hasta las puertas y la palanca de cambio, sin olvidar las plazas traseras y hasta los parasoles.

La tela de Alcántara no es natural. Es una fibra sintética creada en Italia. Es un revestimiento muy suave al tacto, similar al ante o al terciopelo. No es tan refinado como el mejor cuero, pero tiene grandes ventajas: no se calienta con el sol, no tiene olor, no se degrada con el tiempo (cuando es de buena calidad) y ofrece un grip (del cuerpo en el asiento y de las manos en el volante) que no tiene igual en la industria de la tapicería.

Las butacas delanteras también son específicas de esta versión: en opción, vienen con 14 ajustes eléctricos. Esto incluye los desplazamientos del volante y el agarre lateral del asiento (“los pétalos”, como decían con la Renault Fuego).

Por supuesto, después tiene todos los detalles clásicos de un 911: encendido con llave a la izquierda, tablero completísimo (con display digital para elegir funciones extra), cronómetro analógico/digital del paquete Sport Chrono (de serie, en los GTS), climatizador bizona y pantalla multimedia de siete pulgadas: tiene reproductor de DVD, GPS y sistema Apple Car Play (sin Android Auto).

Pero esta versión del GTS se destaca por dos detalles que amarán los fanáticos más frenéticos del 911.

Primero: un volante completamente despojado. Sin comandos de audio o de teléfono. Está apenas decorado con la ruedita para seleccionar los modos de manejo Normal, Sport, Sport Plus o Individual. Sólo el aro de la dirección (¿ya te dije que está hermosamente revestido en Alcántara, suave al tacto?) y tus manos.

Segundo: la caja manual. Clásica, indiscutible y cada vez más rara de ver entre los deportivos modernos: una selectora corta y con precisión quirúrgica, para operar a mano la transmisión de siete marchas. Un deportivo con tres pedales, casi una especie en extinción.

SEGURIDAD

Viene de serie con lo básico que corresponde a un auto de este posicionamiento y precio: cuatro airbags (al ser Targa, no puede tener bolsas de aire de cortina), frenos ABS, control de estabilidad, control de tracción, monitoreo de presión de neumáticos, anclajes Isofix y todo lo esperable.

Después, si querés más, tenés que pagar. La lista de opcionales en Porsche siempre fue extensísima. Un negocio aparte. Esto incluye a dispositivos de seguridad que vienen de serie en autos muchísimo más baratos, como por ejemplo la cámara de retroceso, el asistente de cambio de carril o el control de crucero adaptativo. En el caso del 911, también hay opcionales más exóticos: como anclajes Isofix en el asiento delantero derecho, para los países donde está permitido llevar niños adelante.

No existen resultados de pruebas de choque realizadas por organismos independientes.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Desde esta generación (llamada 991 Mk2), todos los 911 tienen motores biturbo. Sólo los modelos tope de gama llevan el nombre “Turbo”, pero la verdad es que todas las variantes tienen doble caracol en el clásico seis cilindros Bóxer.

Es la fórmula que encontró Porsche (y otros fabricantes de autos deportivos) para seguirle el ritmo a las exigencias internacionales de emisiones de gases contaminantes. Un turbo (o dos) permiten ofrecer los mismos (o incluso mayores) niveles de potencia, pero con consumos más contenidos cuando se circula a las velocidades moderadas en las que se realizan los ensayos de contaminación. El molesto sistema Start&Stop, que puede ser muy irritante cuando se maneja un auto con caja manual, viene de serie por el mismo motivo de estrategia ambiental. Por suerte, es desconectable.

Pero volvamos al seis cilindros: tiene 2.981 centímetros cúbicos, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, distribución variable, doble turbo e intercooler. Entrega 450 caballos de potencia a 6.500 rpm y 550 Nm entre 2.150 y 5.000 rpm. Es decir, los GTS están justo a mitad de camino entre los Carrera S (420 cv y 500 Nm) y los GT3 (500 cv y 560 Nm).

Los GTS se ofrecen con tracción simple o integral permanente (con distribución activa). Caja manual de siete velocidades o automática doble embrague de siete marchas. Esta unidad de pruebas tenía una configuración poco habitual: doble tracción y caja manual. Desde el Porsche que ganó el Rally Dakar 1984, que no veía un 911 así.

COMPORTAMIENTO

Retiramos el auto en Stuttgart, después del Salón de Frankfurt. Viajamos a Landsberg, para las pruebas de LatinNCAP. Fin de semana de descanso en Munich, por el Oktoberfest (y con el auto guardado en el garage). Sesión de pruebas y fotos en Estrasburgo (Francia) y regreso a Stuttgart. Fueron mil kilómetros en una semana, por calles, rutas, caminos secundarios, autopistas y autobahns.

Vamos directo a lo que querés saber: ¿cuánto camina el 911 Targa 4 GTS Manual? Son 308 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos. Bestial: huracán Irma, elevado a la potencia María.

Probar la velocidad máxima de un Porsche en Alemania es legal, pero nadie dice que sea fácil. No todas las autopistas tienen zonas sin restricciones de velocidad. Las que tienen, muchas veces están con zonas en obra. Otras tienen mucho tráfico. Y en otras tenés que hacerte a un lado: cuando vos vas a 280, viene de atrás una Bugatti que te hace luces, a 350.

Aprovechar la libertad de las autoridades alemanas es divertido, pero no deja de ser estresante. Hay que estar muy atento al tránsito que circula más lento y hay que acostumbrar el ojo a ese paisaje, proyectado en Fast Foward.

Por suerte, el 911 transmite una confianza y seguridad pasmosas. A 300 se siente tan cómodo, estable y confiado como a 90. Incluso con el pavimento mojado, la tracción integral se encarga de que el límite se ubique mucho más allá de lo que indica tu instinto de supervivencia. El sistema de doble tracción varía en todo momento el nivel de torque que envía a cada neumático. Es posible verlo desde un monitor en tiempo real, siempre con preponderancia para el eje trasero, pero enviando todo el par que haga falta al eje delantero, para que el nivel de adherencia en curva sea altísimo.

Los modos de manejo, como siempre en los Porsche, tienen personalidades muy marcadas. En modo Normal, las prestaciones de este GTS ya son lo suficientemente intensas como para dejarte contento por años. En Sport, se endurece la suspensión, aumenta la velocidad de respuesta del acelerador y vuelve un poco más pesada la dirección. Además, cada vez que hacés un rebaje, la electrónica simula la maniobra de punta-y-taco, para elevar las revoluciones del motor y permitir que el cambio más bajo engrane a la perfección.

Ya en Sport Plus, el auto es una fiera y se recomienda reservar este modo sólo para circuitos: la dirección se vuelve más directa (mediante un sistema de desmultiplicación), el acelerador pierde toda sutileza (“nada” o “a fondo”), la suspensión se convierte en piedra, el sonido de los escapes es enloquecedor y es posible apagar todas las ayudas electrónicas a la conducción. Pide pista.

Por supuesto, también es posible seleccionar cada una de estas funciones por separado. Para eso está el modo Individual y el resto de los comandos ubicados junto a la palanca de cambios.

Y qué palanca. Una selectora de diseño precioso, tacto divino, recorrido corto y funcionamiento perfecto. Nunca había manejado un auto con caja manual de siete cambios. Pensé que iba a cometer un error tras otro (poniendo séptima cuando quería quinta o rebajando a cuarta cuando quería sexta), pero el sistema está diseñado con un grado de precisión tan maravilloso, que te ayuda en todo momento a engranar el cambio correcto. No sé bien cómo lo lograron, pero se siente como una atracción magnética, que parece acompañar tu movimiento de la palanca (“es por acá, pibe”).

También pensé que, en el tránsito de la ciudad, el cambio manual podría ser cansador. Pero el pedal de embrague no es para nada pesado y el motor tiene torque de sobra como para no estar todo el tiempo haciendo cambios. Podés doblar la esquina en tercera, sin corcoveos. O viajar a 200 km/h en cuarta, sin que sufra el motor. Así de elástico es.

Incluso la séptima tiene el empuje suficiente, como para que nadie la considere una mera “sobremarcha”. Podés circular a 60 km/h en séptima sin problemas y acelerar hasta 305 km/h, sin tocar la palanca. Siempre con solvencia. Nunca con titubeos o vacíos de torque.

¿Y se puede viajar con el techo abierto? Claro que sí. ¡Tenés que hacerlo! Aunque hay que tener en cuenta que, a partir de 140 km/h, la turbulencia y el ruido en el habitáculo complican un poco la conversación.

El trabajo aerodinámico que tiene la cabina es fantástico: si te sorprende una llovizna leve en la autopista, el agua no ingresa al habitáculo. Lo esquiva, repelida como por aceite, gracias a la manera en que el viento recorre la carrocería. Eso sí, cuando el aguacero se vuelve más intenso, vas a lamentar que el sistema no se accione en movimiento. Vas a tener que parar en la banquina y cerrar el techo, mientras a tu lado pasan los camiones que te bañan con tsunamis de charcos. Lo sé muy bien: le pasó a un amigo.

Por último, no quiero dejar de hablar del confort de marcha. Pensé que esas llantas de 20 pulgadas, con neumáticos de perfil bajo, serían un suplicio. Pero, al comienzo, me equivoqué. Durante los primeros días en Alemania alcanzaba con poner la suspensión en el modo más confortable para filtrar por completo las leves imperfecciones del camino.

Pero después pasé a Francia, que tiene algunas rutas más parecidas a las del Tercer Mundo. Y baches. También calles con empedrados desparejos. Ahí los neumáticos de competición se sufren bastante. No creo que resulte una experiencia placentera manejar un GTS en la Argentina. Pero qué lindo sería verlo en nuestras calles.

CONCLUSIÓN

El 911 es, más que nunca, el deportivo que se puede disfrutar todos los días. Y las últimas generaciones son geniales, porque las posibilidades de combinación son casi infinitas.

Pongamos como ejemplo a este GTS. Tiene un motor y un chasis por encima de la media de los 911. Pero también tiene tracción integral. Techo targa. Y caja manual. Me cuesta imaginar a un cliente que encargue esta configuración específica, sobre todo cuando esta unidad en especial cuenta con el plus de los parasoles tapizados en Alcántara (410 euros), pero carece de cámara de retroceso (1.000 euros) o limpialuneta (345 euros).

Más allá de esa anécdota, este ejemplar es la síntesis de la diversidad de opciones del actual 911.

Por último, un comentario personal. Arranqué hablando de la envidia que sentía de los periodistas de autos europeos. Mencioné vuelos y distancias. Pero el motivo de envidia real es otro.

Durante estas dos semanas de eventos en Italia, Alemania y Francia, tuve la oportunidad de charlas con muchos colegas europeos. No hablo de las estrellas de la TV. Me refiero a los que llenan de contenido las webs y revistas que leés. Algunos son más famosos que otros, pero todos le encontraron, más o menos, la misma vuelta a esta vida: pasar los días probando autos ajenos, tomando champagne pagado por otra persona y aporreando teclados hasta bien entrada la madrugada.

Ninguno de ellos hizo mucha plata con este oficio. Pero, en cuanto tuvieron la oportunidad, varios de ellos se compraron un 911. No hablo de uno nuevo. Siempre compran uno viejo, aunque no mucho, para que no cotice como clásico. Un 911 cualquiera, de los que venden por 30 mil euros en Europa.

¿Eso convierte al 911 en el deportivo favorito de los expertos? No lo sé. Creo que lo más preciso sería decir que es el más disfrutable. También es confiable y no resulta complejo de mantener.

Pero esto de los periodistas porschistas, no es un dato menor. Son personas que respiran, comen y sueñan con autos. Los viven hasta el hartazgo de haberlos convertido en su trabajo rutinario. Y, cuando al final del día vuelven a casa, el único otro auto que quieren ver es un 911.

Justo en este momento, mientras escribo esto, vuelo de regreso a Buenos Aires. Voy a tener que tomar algunas medidas en mi garage.

Carlos Cristófalo
Fotos: Rodrigo Barcia

***

Stuttgart, Landsberg, Munich… ¿vamos a Estrasburgo a sacar fotos? ¡Y dale…!

Un 911 extraño: GTS, Targa y manual, pero con doble tracción.

La síntesis de la diversidad de la gama actual del 911.

Los GTS vienen con revestimientos en Alcántara hasta en los parasoles.

Butaca específica GTS. En opción, 14 ajustes eléctricos y tres memorias.

Atrás, sólo niños. O una valija grande y dos mochilas.

En el baúl, bajo el capot delantero, sólo cabe una valija mediana.

Cuando el techo está cerrado, se puede aprovechar este espacio bajo la luneta.

Tablero completísimo. El display digital de la derecha se puede personalizar con la información que prefieras.

Pantalla táctil de siete pulgadas con Apple Car Play (sin Android Auto). La cámara de retroceso es opcional.

La ruedita para los modos de manejo es el único accesorio del volante.

El paquete Sport Chrono viene de serie en todos los GTS.

La apertura del techo, los grados de dureza de la suspensión y el sonido del escape se ajustan desde estos botones.

Caja manual de siete velocidades. Brillante.

Un deportivo moderno con tres pedales. Toda una rareza.

Las Pirelli P Zero de perfil bajo sólo se sienten cómodas en el pavimento perfecto de Alemania.

Con el techo cerrado, casi no hay diferencias acústicas con una coupé.

Pero el techo hay que abrirlo, cada vez que el clima lo permita.

***

FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Porsche 911 Targa 4 GTS Manual
Origen: Alemania
Precio: Aún no a la venta en Argentina (otros 911, entre 320 mil y 550 mil dólares)
Garantía: En Argentina, dos años o 200 mil kilómetros (con posibilidad de renovarla a nueve años con Porsche Approved)
Comercializa: Aún no a la venta en Argentina (otros 911 los comercializa Nordenwagen, www.porsche.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, trasero longitudinal, seis cilindros opuestos (Bóxer), cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, distribución variable, doble turbo, intercooler y sistema Start&Stop.
Cilindrada: 2.981 cc
Potencia: 450 cv a 6.500 rpm
Torque: 550 Nm entre 2.150 y 5.000 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: Tracción integral permanente a las cuatro ruedas, con distribución inteligente en cada eje y diferencial trasero autoblocante.
Caja: manual, de siete velocidades y sistema de punta y taco automático en modo Sport y Sport Plus.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales y amortiguadores de dureza variable.
Suspensión trasera: independiente, tipo multibrazo, con resortes helicoidales y amortiguadores de dureza variable.
Frenos delanteros: discos ventilados (en opción, de carbono/cerámicos)
Frenos traseros: discos ventilados (en opción, de carbono/cerámicos)
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica y dureza y desmultiplicación variable en modo Sport y Sport Plus, y eje trasero direcciones (opcional).
Neumáticos: Pirelli P Zero 245/35R20 adelante y 305/30R20 detrás (sin rueda de auxilio, con kit de reparación de emergencia)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 308 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 4,1 segundos
Consumo urbano: 13,5 l/100km
Consumo extraurbano: 8,6 l/100km
Consumo medio: 11,0 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.528 mm / 1.852 mm / 1.293 mm
Distancia entre ejes: 2.450 mm
Peso en orden de marcha: 1.640 kilos
Capacidad de baúl: 125 litros
Capacidad de combustible: 67 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Anclajes Isofix en asientos traseros (opcional, en asiento delantero derecho)
Frenos ABS con EBD
Control de estabilidad (PSM)
Control de tracción (con Porsche Torque Vectoring)
Control de presión de neumáticos en tiempo real
Cronómetro en el tablero
Climatizador bizona
Faros bixenón adaptativos, con luces diurnas de led
Tapizado en Alcántara
Volante deportivo GTS con comando de modos de conducción
Butacas deportivas (opcional, con 14 ajustes eléctricos)
Equipo multimedia con parlantes Bose, pantalla táctil de siete pulgadas, reproductor de DVD, jukebox para almacenamiento de música, navegador y sistema compatible con dispositivos Apple Car Play

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Crítica: Lifan X70

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Texto y fotos de Orly Cristófalo

Desde Lijiang (China) – A pesar de que llegará a la Argentina recién en 2019 y de que las unidades eran de pre-serie, tuvimos la oportunidad de manejar el más flamante modelo de Lifan en China: la X70, una SUV del Segmento C (compacto) que se posicionará por encima de la actual X60 (Segmento B, chico), que ya se vende en nuestro mercado (ver equipamiento y precio).

Que las unidades hayan sido de pre-serie significa que todavía no eran para clientes. Se llaman pre-serie a los ejemplares de un nuevo modelo, que se fabrican mientras aún se pulen detalles del proceso de producción y controles de calidad. Por eso, por ejemplo, los tapizados estaban revestidos con un plástico, ocultando sus terminaciones.

El contacto con la nueva X70 se realizó en la pista de pruebas off-road de Lifan. Fueron varias vueltas a un circuito de 700 metros, que combina diferentes complejidades: cambios de nivel, pozos de todos los tamaños y estilos, piedras sueltas, tierra, agua, etcétera.

Probamos dos versiones: con caja manual de cinco velocidades y automática CVT, con siete marchas. Las dos tenían el mismo motor naftero: 2.0 16v, con 140 caballos de potencia. Por sus características, la principal rival en la Argentina hoy sería la Chery Tiggo5 (leer más).

La posición de manejo de la X70 se ajusta bien con los comandos eléctricos de los asientos (aunque la versión de entrada a gama tiene ajustes manuales). De todos modos, la postura ante el volante es elevada, como en muchas SUVs de este segmento. En las versiones que probamos, los laterales de la butaca del conductor estaban como demasiado “cerrados”. No llegaban a molestar, pero se notaba (o tal vez será mi Dieta China de los últimos días).

El tablero es claro y simple de leer, con buena información. La pantalla central multimedia incluye cámara de retroceso y es compatible con Apple Car Play. También se puede conectar un pendrive para asegurarnos música durante viajes largos, donde CC y su radio AM no capten señales.

Ponemos primera y empezamos con una pequeña recta de pasto, con varios pozos de diferentes dimensiones. Las suspensiones responden bien, se escucha algún ruido del tren delantero, pero nada grave. Es algo bastante entendible en una versión pre serie, que ya fue maltratada por otros periodistas. Vimos a gente acelerando sobre estos baches como si fuera el sprint final del Dakar.

La versión con caja manual responde bien a los pedidos del acelerador. La variante con CVT es más cómoda, pero se toma un poco más de tiempo en responder a las órdenes del pie derecho. Hay que tomarle la mano a este tipo de cajas, ya que no responden como una automática con convertidor de par.

Nos pusimos “picantes” en una curva muy cerrada y jugamos a hacer deslizar la cola: el tren trasero respondió sin problemas. El andar es firme, adentro no hay mayores ruidos ni sacudidas, excepto cuando agarro algún pozo grande por nostalgia: sólo para recordar cómo es andar por ciertos lugares del Gran Buenos Aires.

La segunda vuelta la hice un poco más rápido, buscando complicar a la X70, pero sin llegar a límites que comprometan nuestra estadía en China. Nuestros anfitriones son muy educados, cordiales y serviciales, pero no me gustaría conocerlos enojados, por un “fuori pista” en medio del campo.

Terminamos la prueba y pasamos a la modalidad “juego” de la tarde. Mismo recorrido, un piloto y un copiloto. Walter Togneri (Revista Parabrisas), toma el volante y quien escribe se queda con el asiento de la derecha, por su supuesta experiencia en arrojar dardos. Sí, dardos.

Se trata de hacer el mismo recorrido, pero con cuatro paradas, donde realizaremos pruebas de destreza. O algo así, para sumar puntos. Eso determinará un ganador. El equipo argentino es uno de los dos que representa a Sudamérica, el otro está compuesto por chilenos.

Arrancamos y la primera prueba es lanzar tres dardos a un blanco sin bajarse de la X70. El representante de Autoblog lanza el primero y acierta al centro. La ovación (?) sigue cuando tira el segundo y lo clava en el segundo círculo interno. Llega el tercero, ¡centro otra vez! Pero el dardo se clavó con poca fuerza y se cae. Quisimos explicarles a los chinos que valía igual, pero nunca nos quisieron entender. O, realmente, no nos entendieron.

Partimos veloces a la segunda prueba, donde había que estacionar marcha atrás en un cubículo bastante ajustado. El exceso de entusiasmo perjudicó a nuestro conductor, que no sólo demoró más de lo previsto (15 segundos), sino que también “acomodó” un banderín.

Tercera parada. Nos dan un recipiente de plástico lleno de agua hasta el borde. Literal, hasta el borde. Debíamos recorrer 50 metros sin derramar nada. Claro, el camino era un slalom de piso de pasto y pozos. Resultado: el brazo de quien escribe terminó totalmente mojado y con un dedo menos… de agua en el vaso. Quisimos hacer trampa rellenando, con una botella que teníamos a bordo, pero nos miraron justo. Así no vamos a ganar nunca.

Última parada, y allí otra vez la puntería del representante de Autoblog en la picota. Cinco tachos de basura de importantes dimensiones, que ofician de cestos para embocar cinco pelotas de tenis. Una, dos, tres al hilo. Se entusiasma quien escribe y se desconcentra: falla las dos finales.

Aceleración plena hasta el final y freno de mano para celebrar… que no ganábamos ni de casualidad. Y así fue, a la noche nos dieron los resultados y quedamos lejos, pero como los mejores de Sudamérica (eso sí no contamos a los de Brasil, que hicieron equipo aparte).

Un par de días después, ya en Chongqing y en un entorno menos didáctico, volvimos a tomar contacto con la X70 en una de las plantas de Lifan. Allí nos prestaron las dos versiones: manual y automática, esta última con mayor cantidad y calidad de equipamiento. Seguían siendo versiones de pre-serie, pero ahora la prueba fue sobre asfalto.

Nos dirigimos a la pista de pruebas de la marca, allí donde los operarios prueban vehículos recién salidos de la línea de producción y algunos modelos en desarrollo. No es un circuito de grandes dimensiones, pero sirvió para completar nuestras sensaciones al volante.

Lo primero que notamos es el buen andar: firme, prolijo, silencioso, pero con el sonido necesario para saber que hay un motor debajo del capot. Al menos, a mí me gusta que sea así. Primero me subí a la versión manual, que estaba menos equipada, con una radio/pantalla sin Bluetooh ni GPS ni cámara de retroceso. La caja es fácil de manejar, los cambios entran sin mayores inconvenientes y la dirección es asistida, pero no tanto, como para no perder sensaciones de manejo.

El pedal de freno es esponjoso, demasiado para mi gusto, pero una vez que te acostumbrás a eso frena derecho y bien.

El motor tiene buen torque y jugamos un rato con él en una pendiente grande que tiene la pista. Subí en primera, soltando el embrague y sin tocar el acelerador. Llegó arriba sin problemas.

Pedimos el cambio de unidad y nos pasamos a la versión CVT, que cuenta con tres programas para la caja, además de poder controlarla en forma manual-secuencial. Otra vez, la misma sensación que en Lijiang: en modo CVT parece no reaccionar ante un pedido de aceleración fuerte. En modo secuencial cambia bastante, pero se siente el retardo. ¿Lo mejor? Tener el motor “en vueltas” en primera y pisar fuerte el acelerador. Ahí los 140 caballos reaccionan mejor y más alegres.

La pista tenía pianitos, zonas con desniveles y más tramos que reproducían calles en mal estado. La X70 responde.

Nos bajamos e intercambiamos opiniones. Hay varios detalles que dejan ver que aún no es el modelo definitivo, como las pinzas de frenos delanteras y traseras de diferente color, algunos ajustes en la parte trasera del escape, o el vano motor (qué palabra antigua), muy despoblado. Lo que sí es cierto es que Lifan tiene un modelo para salir a competir en el mercado y hacer ruido en el segmento de las SUVs.

Habrá que esperar hasta 2019, para saber el precio y la configuración final para nuestro país.

O.C.

***

La X70 es la nueva SUV de Lifan para el Segmento C (compacto).

Cuando llegue en 2019, se posicionará por encima de la X60 (Segmento B, chico).

Autoblog la manejó en las pistas de pruebas de las plantas de Lifan en Lijiang y Chongqing.

Pistas de recorrido corto, pero con todo tipo de terrenos.

Por ser unidades de pre-serie, sólo algunas partes del interior estaban a la vista.

Tablero claro y completo. Volante multifunción revestido en cuero.

Baúl amplio, pero con los tapizados que ocultaban sus detalles (por ser unidades de pre-serie).

Roberto Alabés (1,80 metros), responsable de Marketing de Lifan Argentina, muestra el espacio de las plazas traseras en una unidad que sí tenía los tapizados a la vista.

Walter Togneri (Revista Parabrisas) prueba el ESP.

Y una vez más.

Todas las X70 tienen un motor 2.0 16v con 140 cv. Caja manual o automática CVT.

Diseño agradable y moderno. Un salto importante con respecto a antiguos modelos de Lifan.

El enviado de Autoblog no rompió nada, acertó con los dardos y se mojó todo. O algo así cuenta en el relato de acá arriba.

Crítica: Scania RH 620 Highline

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Texto: Jerónimo Chemes
Fotos: Carlos Alfredo Pereyra

Básicamente, uno de chico sueña. Todo el tiempo sueña. Los varones somos bastante básicos. Queremos, en líneas generales, ser superhéroes, patear cosas que rebotan o manejar cosas que no podemos, para ir a lugares imaginarios. Y, a medida que uno crece y se convierte en grande, va dejando de lado esos sueños que nos hacían libres. Tal vez cambien por otros más sofisticados (y caros). O tal vez se dejen de lado para que ocupen ese lugar las frustraciones.

Algunos se resignan y otros jamás lo hacemos: seguimos soñando.

En mi caso, soñaba con manejar. De la lista de cosas que siempre quise manejar, ya cumplí: un Falcon (bastante modesto), un Renault 12 con caja de quinta (más modesto aún), una Serie F vieja (digamos que me saqué el gusto, por demás) un Perkins 4 en la Cordillera (tardé un día con una F100, pero llegué al Cristo Redentor, el problema fue bajar), un Clase E de seis cilindros (sublime, exquisito, otra ingeniería, el mejor sedán familiar de la historia) y un AMG (salvaje, es como manejar un paro cardíaco)

Me faltan: un BMW M, un Porsche, un Clase G, una Ferrari, un Pagani, un Unimog y un Scania V8. Bueno, tachemos el último.

Bienvenidos al sueño más grande, pesado, atrozmente potente, lindo, cómodo, poderoso y amigable que todos podamos tener. Bienvenidos al Scania R620 V8. Ajústense el cinturón, porque trataré de llevarlos en un viaje especial, sin un destino concreto. Un viaje cuyo único destino es cumplir un sueño.

Si bien ya manejé camiones de gran porte y potencia, nunca probé algo de este nivel, con carga y por tanto tiempo. Antes de que pregunten les aviso que tengo el registro municipal de camión y la LNH (Licencia Nacional Habilitante, alias el “Bendito Registro Moyano”), por lo cual no tuve ningún impedimento legal para manejarlo en vía pública.

Así que, carga máxima permitida por Ley (45 toneladas) y a la Ruta 9: el trayecto elegido fue Pacheco-San Pedro. Tuve el agrado de ir acompañado por Alejandro “el Polaco” Fernández, instructor de manejo de Scania Academy, profesional del volante y sobre todo uno de esos tipos que de lo suyo saben todo, pero sin soberbia. Una persona con la virtud de saber explicar.

¿Por qué llevé un instructor de acompañante? Porque no soy tonto. Llevar a pasear casi 300 mil dólares (con la tolva), 620 caballos de potencia y 3.000 Nm de torque a 1000 rpm no es un chiste. Además, el camión tiene un nivel de automatización y seguridad que es símil nave espacial. Por eso, luego de acomodarme, de aprender cómo usar la caja y el retarder, el Polaco lo sacó de la sede de Scania en Pacheco y yo lo agarré afuera.

Tengan en cuenta que Scania hace sólo vehículos comerciales pesados (camiones y buses). Todos los días se levantan, viven y se acuestan pensando en cómo hacerlos aún mejor, sin distraerse en otra cosa. Y eso se nota. Todos estos pibes quieren, desean y sueñan con máquinas enormes. Cada detalle, por más ínfimo que sea, alguien lo pensó con pasión. Y eso se nota.

POR FUERA

Sencillo, es Optimus Prime: el Rey de los Transformers. Lindo es poco. Es hermoso. Lo miran todos. Incluso los colegas de todas las marcas saben que, en la ruta, es el Rey León. Lo saludan a los bocinazos y luces, continuamente. Con sólo estar parado, ya intimida. La sigla V8 pone distancia al resto de los mortales. Todo en la carrocería está estudiado aerodinámicamente, para ahorrar combustible y, dentro de lo posible, amigarse con el viento. El nivel de detalle de las terminaciones exteriores es increíble. Esta cabina es la mejor que ofrece Scania: la RH, con techo elevado, más lujo y confort. Cuando se rebate la cabina para acceder a la mecánica, hay que abrir el frente: parece que te come. Da miedo.

Al rebatirse, la cabina deja todo al descubierto, permitiendo incluso sentarse en el motor. La accesibilidad a las partes mecánicas es precisamente eso: accesible. El turbo está atrás de todo, a mano, y se saca con cuatro tornillos. Tiene dos tanques de combustible, totalizando 770 litros (más uno de urea, de 50).

Llenar los tanques es una montaña de plata. Con 20 paradas en una estación de servicio te comprás un buen auto cero kilómetro.

Las proporciones son descomunales. A su lado, todo parece chico. Todo es mucho. Mirás para atrás y no termina nunca. Mirás para abajo y te da vértigo. Mirás al acompañante y parece que está en otro ambiente. El techo es el cielo.

De noche, con las luces prendidas, es una nave de Cristhoper Nolan.

POR DENTRO

La cabina RH de esta unidad es la más grande y equipada de toda la línea. Adentro es como un piso en Libertador, con vista a la costa de Uruguay. Pero con ruedas. El parabrisas pareciera ser una pantalla Ultra HD 4K, que proyecta paisajes que quedarán en tu retina para siempre.

El puesto de mando es espacial: el tablero tiene cuatro agujas (rpm, velocímetro, presión de aceite y consumo instantáneo). El volante tiene también botones y está el comando del crucero y del crucero adaptativo. Además, tiene alerta de cambio de carril y radar que lee las líneas de camino.

En el medio hay una pantalla a color que te informa todo, como presión de turbo y presión de aire de los frenos. Pero lo más lindo es el logo de V8: lo ponés en la pantalla y dejás que te guíe, total el camión no se va a romper y ante cualquier anomalía, el tablero te avisa. Luego tenés en forma semicircular el resto de los comandos de forma envolvente. Hay muchos botones y todos son útiles. Además, hay otra pantalla como las de los autos caros, con diferentes funciones. Los asientos son neumáticos. Es decir: están amortiguados con aire. Obvio, vienen tapizados en cuero y tienen todos los reglajes eléctricos que un humano puede desear. Ah, el logo V8 está bordado en el apoyacabezas. Atrás tiene un dormitorio de primera calidad, con luces individuales y tomas de 12v y 220v. Entre la cabina y la litera tiene una red para sujetar equipaje.

En la cabina entrás parado y podes caminar. Arriba hay un techo de vidrio, que se abre para poder ver el cielo. ¿Vieron que les dije que la gente de Scania “respira camiones”? Bueno, la cabina es un casa para quien está lejos y solo. Un lugar donde al menos sienta que, a nivel confort, no le falta nada. Los diseñadores se pusieron en el lugar de los choferes, los escucharon y les entregaron la cabina más lujosa que pueda haber en el país. El nivel de terminación es exquisito, con logos que dicen “V8” por doquier. Scania no hizo una cabina, hizo un hogar para laburar.

MOTOR y TRANSMISIÓN

A los adoradores del downsizing en vehículos comerciales les pido que se sienten y repitan conmigo: “Para grandes cosas, grandes motores”. Siempre dije que a los vehículos comerciales hay que hacerlos simples. Bueno, este monstruo tiene: muchos cilindros (ocho), muchos centímetros cúbicos (15.607), cascada de engranajes (aún más fiable que la distribución por cadena), un solo turbo (del tamaño de la Casa Rosada) y enfría por viscoso. Simple.

Además tiene tapas de cilindros individuales. ¿Qué significa? Que si recalienta y se sopla la junta de la tapa, en vez de abrir todo el motor, solo se destapa ese cilindro: práctico, rápido y sencillo. Se los dije: piensan en camiones todo el tiempo.

El powertrain completo pesa como un auto chico.

Ahora, ¿puede recalentar? Como poder puede, pero el radiador es como el Empire State. Todo el sistema de enfriamiento lleva 68 litros de refrigerante. El equipo para enfriar esta bestia se compone, desde atrás para adelante, de: radiador de agua, intercooler, radiador de aceite de caja y del aire acondicionado. En total, cuatro.

El intercooler es tan grande que creo que contribuye a evitar el calentamiento global, por la cantidad de aire que puede enfriar.

Ahora, ¿qué podés hacer con 620 caballos y 3.000 Nm? Veamos: reflotar el Titanic, hacer girar la Tierra en sentido inverso, correr la Cordillera de lugar, sacar la Luna de su órbita, llevar oxígeno a Marte y producir Big Bangs.

Podemos decir que con 3.000 nm podés soñar. La fuerza que tiene es humillante. Lo que cualquier camión hace de sobra con 400 caballos, este lo hace con una facilidad que deja sin argumentos a cualquiera. Y todo lo hace regulando.

La caja GRSO 905 R, es manual. Tiene 12 marchas y dos sobremarchas (dos ultralentas, dos marcha atrás). Tiene más cambios que un político arrepentido.

El camión lleva embrague robotizado. Es decir, no es automática. Los cambios pasan solos, pero siempre actúa el embrague, sin que vos hagas nada. Es más seguro, más suave y a prueba de giles.

COMPORTAMIENTO

El poder del motor es tan bestial que se da el lujo de arrancar en segunda con 45 toneladas. A plena carga, a 80 km/h, viaja en duodécima marcha a 1.000 rpm. Y, si hay una loma, en vez de bajar a séptima, reduce a onceava. Aunque normalmente sigue en 12°.

El poder que tiene es pavoroso. El acelerador no se pisa. Se acaricia. Todo es “apenas”. Scania declara que la capacidad de arrastre es de 72 toneladas, con este diferencial R780 de reducción simple.

El conductor viaja en la cabina (que está montada sobre suspensión neumática), sentado en una butaca (con suspensión neumática), no se siente nada. Vas, literalmente, flotando. Lomos de burro, pozos, Toyota Corolla, todo pasa por abajo. Y vos ni te enterás. De hecho, después de un rato de manejarlo a 80 km/h, te olvidás de que estás manejando un “mostro” y tendés a relajarte, ya que el camión hace todo solo. Y cuanto menos te metas en sus decisiones, mejor. En un momento, adelante nuestro viajaba otro semi a 75 km/h. Le pedí permiso al Polaco para pasarlo.

Me dijo: “Sí, probá el kickdown” (presionar el acelerador a fondo, para que la computadora interpreta que se está pidiendo plena potencia, en criollo es “metele ficha”).

-Polaco, tengo miedo.
-Vos pisalo a fondo y no te asustes.
-En serio, tengo miedo.

Tengan en cuenta que íbamos 75 km/h a 950 rpm. El rojo del tacómetro está en 2.400 rpm, por lo cual lo poco que quedaba de mi instinto de supervivencia me pateaba el cráneo. Pero confié en el Polaco y me resigné. Apreté el acelerador a fondo. El tablero me mostró la presión del turbo a pleno, el sonido cambió y mi cara también. El sonido de la turbina intimida y da cuenta de que algo grande va a pasar. La transmisión bajó a décima y empezó a acelerar como un avión, tomando velocidad sin pausa, con una facilidad asombrosa (y con 45 toneladas “arriba”). Me sentía Han Solo en el Halcón Milenario, saltando al hiperespacio.

A 95 km/h le levanté la pata, porque ya lo había pasado (justo era un Scania verde, con semi, que me saludó a bocinazos al ver que era un V8), y una vez en mi carril lo dejé caer suavemente hasta los normales 80 km/h, dónde el motor crucerea, aburrido.

Al llegar al peaje levanté y lo dejé ir. Claro, yo manejo chatas y tiro un tráiler. El tráiler es jorobado de meter en los peajes, entra fino. ¿Pero esto? A medida que te acercás, el peaje se te hace más chiquitito. Le digo al Polaco: “¡Esto no entra, hermano!”.

“Tranquilo”, me respondió. El Polaco tiene eso: te dice “tranquilo” y algo hace que confíes en él.

Milimétricamente, y a menos de paso de hombre, logré meterlo sin que ninguna de las 18 ruedas tocara el cordón. Ahora estaba en el peaje, pero me pasó algo extraordinario: estaba arriba del peaje. O sea, no ves al tipo de la cabina. Ves el techo. De repente aparece un brazo que te pide plata. Le das un montón de plata a ese brazo (el peaje es tan caro que aceptan un Fiat Mobi en parte de pago). El brazo te devuelve el ticket y te abre la barrera. La barrera, en posición vertical, es más baja que el camión. Salís del peaje y el camión solito se pone a 80.

Crucerear con esto es un sueño. No hay otra palabra.

Al llegar a San Pedro, lo llevé hasta el puerto. Había una rotonda cortada y había que tomar un desvío improvisado, angosto.

Se me llenó cierta parte del cuerpo de preguntas. Mi instinto de supervivencia me sugirió bajarme y seguir caminando. El Polaco me dijo: “Tranquilo”. Listo, si el Polaco lo dice…

Doblé con cuidado, despacito. Y ninguna rueda tocó nada. Tengan en cuenta que una rueda de camión vale de 10 mil pesos para arriba. Lleva 18, saquen cuentas.

Llegamos a Puerto (nunca mejor dicho) y lo estacioné en paralelo. Me bajé. Respiré. Lo acaricié. Realmente, un sueño. Relax un rato, fotos, comentarios. Ahora, a volver. Había que darlo vuelta en “U”. Dije: “Polaco, todo tuyo, yo ni intento”. Pensé que íbamos a estar 30 minutos haciendo maniobras y cortando el tránsito.

El Polaco lo agarró, hizo tres maniobras y ya estaba listo para volver. Ningún humano podría hacer eso mismo ni con un Smart con cámara retroceso, sensores de estacionamiento y tres tipos indicándote. Se me cayó la mandíbula.

Me guardé para el final el tema de los frenos. Frenar un auto es sencillo: uno pisa el pedal y para.

Frenar un camión es un arte. Pisás el pedal y lo más seguro es que sigas de largo, aún con el pedal apretado, ya que la inercia de la carga te empuja más allá de los límites. Por eso, este camión tiene retarder. El retarder es un freno que actúa sobre la transmisión y el motor, produciendo hasta 1.078 caballos de fuerza de freno.

Por ejemplo, si bajás una cuesta empinada y larga, si sólo pisás el pedal vas a quemar los frenos. Literalmente, se prenden fuego. La inercia derrite al sistema de frenos convencional. Por eso, los camiones, cuesta abajo, frenan con el retarder y freno motor, para usar en último lugar el pedal de freno. De esa manera, podés tener todo bajo control. El retarder tiene cinco puntos.

Si vas crucereando y se cruza algo, ahí sí: freno a fondo. Pero si es una frenada programada, como en el peaje, primero levantás el acelerador, lo dejás ir y lo vas frenando con el retarder, dándole el último toque con el pedal, al llegar.

A veces uno se enoja en una cuesta, cuando los camiones van súper despacio. Sepamos respetarlos. Ese chofer está cuidando nuestra vida.

CONCLUSIÓN

Cuando yo era chico, mi papá me regaló un camión Duravit Scania 113 (trompudo, color bordó). Pesaba una barbaridad y con una cuerdita lo llevaba por todos lados. Ese regalo me permitió soñar. Soñar en grande. Yo quería un Scania bordó, de verdad. Cuarenta años después, el sueño se hizo realidad.

Seamos niños de nuevo. Soñemos otra vez. Vendamos todo lo que tenemos y salgamos a comprar un Scania V8.

Después veremos si sirve o no. Total, si te pasás de mambo, ahí estará el Polaco, diciéndote: “Tranquilo. Tirale el retarder”.

El Scania V8 marca el límite donde termina el chamuyo y empiezan los hombres. Esos que hombres que bajan la Cuesta del Lipán con 45 toneladas y 48 grados de temperatura. Esos hombres no buscan excusas y no se dan el lujo de justificar sus errores. En el fondo, esos también son hombres que todavía llevan adentro un niño que nunca dejó de soñar.

J.Ch.
Fotos: Freddycam

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Archivo para descargar: Ficha técnica Scania RH 620 LA Highline 4×2

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El Scania RH 620 Highline cuesta 195 mil dólares (sin contar el tráiler).

El famoso V8 está al tope de la gama de Scania en la Argentina.

Jerónimo Chemes y su instructor: el Polaco.

Primero, lo importante: los fierros.

Tiene chiches escondidos por todos lados.

Si tirás de esta palanca, accedés al V8.

El motor tiene el tamaño de tres Chemes.

¡Mirá ese turbo!”

Tanques de combustible para 770 litros.

Tapas de cilindros individuales.

Ahora sí, ¡todos abordo!

Jero Chemes, un hombre y su sueño (de manejar un Scania).

Butacas con ajuste eléctrico y suspensión neumática.

Y emblemas V8 por todos lados.

Consola de instrumentos llenas de botones (todos necesarios y fundamentales).

El tablero con la computadora de abordo más completa del mundo (incluyendo a varios aviones).

Detalle bien sueco: madera natural en el volante.

La prueba consistió en un viaje Pacheco-San Pedro, ida y vuelta.

Amigos Scania en la ruta.

Kick down y hasta la vista, baby.

Tiene caja de doce velocidades.

Entra estrecho hasta en los puentes más altos.

Un camión pensado por gente que sólo piensa en camiones.

“Polaco, ¿puedo seguir un rato más? ¡Dale!”

Freddy Pereyra, Jero Chemes y el Rey León de las rutas.

Crítica: Peugeot 3008

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Desde El Calafate (Santa Cruz) – Caminos de ripio, grandes extensiones desérticas y clima severo. Pero también un paisaje espectacular para la vista. La Patagonia argentina es contradictoria y cambiante. Se parece en mucho a la nueva 3008. Y, tal vez por eso, Peugeot Argentina eligió a esta región del país para presentar este nuevo modelo en el mercado.

La 3008 es, ante todo, un vehículo familiar. Pero con personalidad ambivalente. En su primera generación, que se vendió en la Argentina entre 2010 y 2017 (leer crítica), fue un crossover monovolumen para el Segmento C (compacto).

Ahora, en esta segunda generación, adoptó la estética de una SUV del Segmento C. Lo mismo ocurrirá con la 5008 para siete pasajeros, que se lanzará a la venta en noviembre: de monovolumen a SUV, siempre con tres filas de asientos.

Las definiciones estéticas son modas, muchas veces pasajeras. ¿Pero qué tal es el producto? Manejamos la nueva 3008 en Santa Cruz y la crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Espectacular. Casi galáctica. Te puede gustar más o menos. Pero no pasará desapercibida en nuestras calles. La primera 3008 tenía un diseño moderno para su época, pero era sobre todo amable, redonda y familiera. Esta nueva 3008 explora un costado más deportivo, agresivo y casi futurista.

Es el modelo que inaugura la tendencia de diseño que Peugeot llama “Sharp Design”. En la marca no saben explicarlo bien con palabras. Pero el resultado es espectacular.

La nueva 3008 fue desarrollada sobre la Plataforma MP2 del Grupo PSA. Es la misma que usa el 308 S GTi y los modelos más modernos del consorcio francés (desde el DS 7 Crossback hasta los utilitarios Expert/Jumpy, pasando por las Citroën C4/Grand C4 Picasso). Esto habla de la versatilidad de esta base estructural y de la posibilidad de crear vehículos muy específicos, como esta 3008.

Con respecto a la 3008 anterior, la distancia entre ejes se extendió seis centímetros, hasta 2,67 metros. El largo creció nueve centímetros (hasta 4,45 metros), el ancho aumentó tres centímetros (hasta 1,84 metros) y la altura bajó dos centímetros (hasta 1,62 metros). Por eso la nueva 3008 se ve más atlética, imponente y mejor plantada. Se mantuvo un buen coeficiente aerodinámico de Cx 0,29.

La 3008 se ofrece en la Argentina en dos versiones: Allure y GT-Line. Se diferencian por fuera apenas por los emblemas, los faros Full Led de la GT-Line y sus cromados exclusivos: en puertas, marcos de ventanas y escapes. Las dos versiones calzan los mismos neumáticos y llantas: Continental ContiCrossContact 225/55R18.

POR DENTRO

El habitáculo es todavía más espectacular que el exterior. Sobre todo el lugar del conductor. Muchas marcas dicen inspirarse en los cockpits de los aviones, pero yo nunca había visto algo así: desde la palanca de cambios, pasando por los switches de la plancha de instrumentos, hasta el volante y el tablero parecen salidos de un jet.

Y acá tengo que reconocerle algo a Peugeot. Nunca fui un fan del i-Cockpit (esa filosofía ergonómica que coloca volantes chiquitos y bien bajos, combinados con tableros que se leen por encima de la columna de dirección). Es un concepto que, en los 208 y 2008, resulta incómodo para quienes se salen de la estatura promedio (de 1,80 para arriba).

Pero en la 3008, los diseñadores le dieron una vuelta de tuerca a la idea: yo mido 1,87 metros y ahora es más fácil encontrar una posición donde el volante no tape al tablero (sin tener que llevar la dirección hasta tus rodillas). En eso ayuda mucho la forma del volante, que es achatado abajo y arriba, con un diseño y un tacto excelentes.

El tablero de la 3008 es un show aparte. Tiene muchísima información, pero lo sorprendente es la forma en que está desplegada. Es completamente digital, con una pantalla de 12,3 pulgadas, y se puede configurar al gusto del conductor. El pase de una pantalla a la otra es un ballet de juegos gráficos.

La pantalla multimedia es táctil y de ocho pulgadas. Tiene lo esperable en todo auto moderno: GPS, cámara de retroceso, funciones ampliadas del climatizador, Apple Car Play y Android Auto. El equipo de audio Focal -desarrollado por la firma Premium– tiene diez parlantes y un sonido soberbio.

Además, incluye los controles de los modos Relax y Boost: es una combinación de asientos masajeadores y perfumes ambientales.

No es broma: Peugeot contrató a un perfumista francés para formular fragancias que acompañen diferentes estados de ánimo. El tipo se llama Antoine Lie y utilizó cedro, sándalo y lavanda, para crear sus fragancias: se encuentran ocultas en la guantera y distribuyen sus perfume a través de las salidas de la climatización.

Las butacas delanteras son espectaculares. De lo mejor de este segmento, con ajustes eléctricos, masajes, calefacción y extensor de banqueta (para los que tienen las piernas largas).

En contraste, el asiento trasero perdió comodidad con respecto a la anterior 3008. Hay altura de sobra para la cabeza y espacio generoso para las rodillas. El problema es que las butacas delanteras están casi apoyadas contra el piso y casi no queda espacio para que se acomoden los pies de los ocupantes traseros. Es un defecto extraño y, si pensás llevar adultos con frecuencia en el asiento trasero, te recomiendo probar estos asientos traseros en el concesionario, antes de comprar tu 3008. Puede definir o no una compra.

¿Por qué son así los asientos? Peugeot explicó que, en esa parte de abajo, se encuentran los motores que activan las funciones de masajes y movimiento de las butacas. Por eso, este defecto es exclusivo de las versiones GT-Line. La Allure no tiene este problema.

El baúl, en cambio, es más grande que antes. Ahora tiene 520 litros de capacidad, contra 432 de la anterior 3008. El espacio de carga se puede ampliar plegando los respaldos traseros, hasta llegar a un volumen de 1.580 litros. Con tanto espacio disponible, es una pena que no tenga una rueda de auxilio de verdad: es finita, de uso temporario.

El techo panorámico, el tapizado en cuero, el equipo de audio Focal y las butacas con ajustes eléctricos son exclusivas de las versiones GT-Line.

SEGURIDAD

La primera 3008 fue muy completa en este aspecto y la nueva generación no defrauda. La versión Allure viene seis airbags, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, asistencia al arranque en pendiente y anclajes Isofix.

Además, cuenta con el sistema Grip Control, cada vez más común en las SUVs de Peugeot. Es un software que permite variar las ayudas electrónicas para facilitar el desempeño del vehículo en diferentes tipos de terreno. No es una doble tracción ni se le parece. Pero interviene sobre el control de estabilidad y tracción para permitir cierto nivel de deslizamiento en ruedas diferentes, para avanzar sobre superficies con baja adherencia.

La versión GT-Line se destaca por agregar dispositivos de ayuda a la conducción que, en la Argentina, sólo tienen autos mucho más caros: sistema de estacionamiento automático, control de descenso de pendientes, control de crucero adaptativo, luces adaptativas, sistema de mantenimiento de carril con corrección activa de la dirección y frenado automático de emergencia.

Esta 3008 de segunda generación fue sometida el año pasado a las pruebas de choque de EuroNCAP. Logró la calificación máxima de cinco estrellas, con 86% de protección para adultos, 85% para niños y 67% para peatones.

MOTOR y TRANSMISIÓN

La 3008 II llega a la Argentina importada de Francia y con dos motorizaciones: una naftera y otra diesel.

La naftera es la conocida 1.6 THP (turbo, inyección directa e intercooler), que en esta versión rinde 165 caballos de potencia a 6.000 rpm y 240 Nm de torque a 1.400 rpm. Se ofrece con los niveles de equipamiento Allure y GT-Line.

La diesel es 2.0 HDi (turbo, inyección directa e intercooler), con 150 cv y 370 Nm. Se combina sólo con el equipamiento GT-Line.

Como ya es normal en cada vez más modelos del Grupo PSA, la transmisión es una caja automática Aisin de seis velocidades, con convertidor de par.

Lo bueno es que reemplaza a las veteranas Tiptronic que ofrecían las anteriores 3008. Lo malo es que desaparecieron las versiones con motorizaciones más accesibles. Estas opciones sí están disponibles en otros mercados, pero no hay planes de sumarlas a la gama en Argentina.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo consistió en un recorrido de casi 400 kilómetros por calles, rutas y algo de ripio de la zona de Lago Argentino y Lago Viedma, entre El Calafate, Perito Moreno y algunas estancias de la zona.

Autoblog manejó de manera alternada las versiones nafteras y diesel. No hay forma de distinguirlas por fuera. Para diferenciarlas hay que mirar la tapa del tanque de combustible, abrir el capot o escuchar el sonido del motor.

La insonorización del habitáculo es uno de los puntos fuertes de la 3008, con vidrios delanteros dobles en la versión GT-Line.

Las dos motorizaciones se las arreglan sin problemas para mover al conjunto de la 3008. El 1.6 THP naftero es lógicamente más picante: invita a llevarlo en un régimen elevado, a jugar con el modo Sport y a usar las levas del cambio. No fue posible medir prestaciones. Peugeot declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos y una velocidad máxima de 206 km/h. El consumo promedio informado por la computadora de abordo durante el recorrido fue de 8,5 litros cada 100 kilómetros.

El 2.0 HDi vibra un poquito más que el naftero, pero no resulta incómodo. Tiene un buen torque a bajas vueltas y se siente que la caja automática trabaja más relajada, sin necesidad de hacer tantos cambios ante una demanda del acelerador. Lógicamente, las prestaciones declaradas son menores: 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y 200 km/h de velocidad máxima. El consumo medio registrado por la computadora durante el recorrido fue de 7,5 litros cada 100 kilómetros.

El chasis se comporta de maravillas en el pavimento: la carrocería inclina poco, el andar es confortable y la dirección es bien rápida, comunicativa. Es un auto soñado para viajar muchos kilómetros, con amigos o en familia. En ese caso, optaría por la versión turbodiesel: tiene menos prestaciones, pero una mayor autonomía.

En el ripio no se siente cómoda. La 3008 es la única SUV del Segmento C (compacto) que sigue teniendo un eje trasero de torsión. Todas sus otras competidores ofrecen un esquema multibrazos, más moderno y confortable. La diferencia se nota cuando el camino no es perfecto, por algunos rebotes y vibraciones del tren posterior. El tren delantero, en cambio, copia mejor el camino y se siente incluso más robusto fuera del asfalto.

Los frenos son muy buenos. Y tuve la oportunidad de probarlos de manera inesperada: cinco caballos salvajes -y un policía que los perseguía a pie- se cruzaron en la ruta cuando viajaba a 120 km/h. La 3008 frena derecho, sin titubeos. El susto me lo curé con una sesión de masajes de asiento, en modo Relax y con perfume francés. Sí, ohlalá.

CONCLUSIÓN

La nueva 3008 tiene precios entre 828 mil y 1,03 millones de pesos. No es barata, sobre todo si tenemos en cuenta que las últimas unidades de la vieja 3008 arrancan en 660 mil pesos.

Los rivales son las conocidas SUVs del Segmento C (compacto) de nuestro mercado: Hyundai Tucson, Kia Sportage, Honda CR-V, Ford Kuga, Toyota Rav4 y Jeep Compass.

El gran punto en contra de la 3008 es que, a pesar de tener precios similares a sus rivales, no ofrece versiones con doble tracción. La gran ventaja es el diseño, la tecnología y el despliegue de ayudas a la conducción de las versiones GT-Line.

No es 4WD. Perdió las variantes más accesibles. Aumentó mucho su precio. Las plazas traseras ya no son tan cómodas. Podría enumerar varios defectos de la nueva 3008, pero con un producto tan rupturista en diseño, la disyuntiva del consumidor se resumirá sólo a dos interrogantes: “¿Puedo pagarla? Puedo. ¿Me gusta el diseño? ¡Me encanta!”

Peugeot sorprende con un producto que se sale de la norma del conservadurismo del diseño alemán y de la abulia de las tendencias norteamericanas. Es extrovertida como un Concorde, viene con perfumes de París, sesiones de masajes con potencia gala y el cockpit de un Mirage. No es un todo terreno. Es una SUV moderna y, ante todo, bien francesa.

Carlos Cristófalo

***

Dos días y 400 kilómetros de pruebas con la nueva Peugeot 3008 en Santa Cruz.

La nueva SUV de Peugeot sorprende por su diseño ultramoderno.

En el interior es todavía más espectacular.

Switchera de comandos múltiples en la consola central.

Palanca de cambios estilo Star Wars.

Y perfume francés oculto en la guantera.

El tablero se configura a gusto del usuario.

Es completamente digital y está en una pantalla de 12,3 pulgadas.

La pantalla multimedia también comanda el perfume de ambiente y los masajes de los asientos.

La plancha de instrumentos tiene más cortes y quebradas que un tango.

Las butacas de la versión GT-Line son excelentes.

Tienen masajeador, tapizado en cuero, ajustes eléctricos, memorias, calefacción y hasta extensor de banqueta.

Lo malo: los motores que ocultan las butacas delanteras obstruyen el espacio para los pies de los pasajeros traseros.

Es una pena, porque en las plazas posteriores hay buen espacio para rodillas y cabezas.

El baúl creció con respecto a la vieja 3008, pero tiene un auxilio de uso temporario.

El techo panorámico es exclusivo de la versión GT-Line.

Motor 2.0 HDi turbodiesel (piedra libre para el fotógrafo).

Y 1.6 THP naftero.

Recién llegada y con el premio aún fresco de Auto del Año 2017 en Europa.

***

ADEMÁS
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Crítica: Volkswagen Polo 1.6 MSi Trendline

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Desde San Pablo (Brasil) – Hace una semana que salió a la venta en Europa y Brasil. Como pocas veces, Volkswagen lanzó un nuevo modelo en el Mercosur, casi en simultáneo con el Viejo Continente.

El nuevo Polo llegará a la Argentina en enero, con precios entre 320 mil y 420 mil pesos. Pero eso sería a valores de hoy, según informó la marca. Habrá que ver qué pasa hasta que llegue el verano (con el dólar, el real, el peso y la inflación).

El nuevo hatchback del Segmento B (chico) no reemplazará a ningún modelo en nuestro mercado. Se posicionará por encima de los Up!, Gol y Fox, pero por debajo del Golf. Sólo serán discontinuadas las versiones tope de gama del Gol (Highline), del Fox (Highline y CrossFox) y la entrada a gama del Golf (1.6 MSi).

Autoblog viajó en septiembre a Alemania, para conocer el Polo Europa. Y ahora estuvimos en Brasil, conociendo y manejando el Polo Mercosur. Son parecidos, pero no son iguales (ver diferencias).

La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

El Polo es el primer modelo de Volkswagen producido en Brasil sobre la nueva Plataforma MQB-A0. Es similar a la MQB que utilizan desde el VW Golf hasta el Audi TT, pero simplificada para modelos más populares y pequeños.

La MQB-A0 ya la utilizan en Europa el Polo del Viejo Continente, pero también los nuevos Seat Ibiza y Arona. Sobre esta plataforma, VW también producirá en el Mercosur un sedán (Virtus, se lanza en marzo), una SUV (T-Cross) y una pick-up compacta (más grande que la Saveiro y más chica que la Amarok, para competir contra la Fiat Toro).

El diseño exterior del Polo brasileño es idéntico en proporciones al europeo. Pero tiene varios cambios para adaptarlo al Mercosur. VW Brasil asegura que estas modificaciones surgieron de demandas de los consumidores, en encuestas que realizó la marca.

La principal diferencia está en la toma de aire inferior, que es más grande en el modelo brasileño: “boca maior”, definieron los diseñadores del país vecino. Esto llevó también a rediseñar el paragolpes delantero, con contornos más pronunciados.

El resto de las diferencias están en esta galería de fotos.

El nombre Polo es muy conocido en la Argentina, pero en nuestro mercado nunca se vendió con carrocería hatchback. Algunos recordarán al viejo Polo Classic, un sedán chico que se fabricó en Pacheco. Y otros habrán visto el Polo Sedán indio, que se vende desde hace dos años en nuestro mercado (leer crítica). Este último modelo será discontinuado cuando llegue el Virtus.

Lo cierto es que este Polo hatchback reemplaza en Brasil al Polo de antigua generación, que no se comercializó en nuestro país, a pesar de que la filial local llegó a prometerlo en varias oportunidades.

El nuevo Polo mide 4,05 metros de largo, con un ancho de 1,75 metros y una altura de 1,46 metros. La distancia entre ejes es de 2,56 metros. Es claramente más largo y ancho que el viejo Polo brasileño, pero su altura se redujo en 21 milímetros. Su coeficiente aerodinámico es de Cx 0,33.

En la Argentina se comercializará desde enero con cuatro niveles de equipamiento: Trendline (con neumáticos Goodyear EfficientGrip 185/65R15, con llantas de aleación), Comfortline (agrega parrilla frontal cromada, faros antiniebla e intermitentes en los retrovisores externos), Comfortline Plus (agrega llantas de aleación de 16 pulgadas) y Highline (por fuera, sólo se diferencia del Comfortline Plus por los emblemas).

POR DENTRO

Este es uno de los puntos más frustrantes del nuevo Polo. La calidad de los materiales de la versión Trendline está muy lejos del Golf. Y bastante cerca del veterano Gol. A eso se suma una combinación de colores grises y oscuros, muy lejos de la propuesta de colores que tiene el Polo europeo (ver fotos).

No fue posible ver una versión Highline durante la presentación para la prensa argentina. Volkswagen asegura que es más completa y atractiva, comenzando por el sistema Active Info Display, con tablero de instrumentos totalmente digital y configurable.

El Trendline tiene detalles definitivamente pobres, para un auto que tendrá los precios mencionados arriba. Por ejemplo, el volante no se ajusta en altura ni en profundidad (y el plástico del centro del aro tiene rebordes cortantes). Los espejos externos se ajustan a mano. Y el portón del baúl no tiene botón de apertura externa: se abre desde un comando eléctrico en el interior o desde el llavero, siempre con un mecanismo eléctrico. Si no funciona la batería, por ejemplo, no es posible abrir el baúl.

Los asientos tampoco tienen un gran diseño ni agarre del cuerpo. Las plazas traseras recuerdan en mucho a las del Ford Fiesta: sólo para dos adultos y con poco espacio para las piernas.

El baúl tiene una capacidad de 300 litros. El respaldo trasero se puede rebatir para ampliar el espacio de carga hasta 1.071 litros, pero sólo se puede plegar por mitades a partir de la versión Comfortline.

Bajo el piso del baúl se encuentra la rueda de auxilio. Es finita, de uso temporario. Con ella en uso, no se puede circular a más de 80 km/h.

La versión Trendline para la Argentina vendrá equipada con un equipo multimedia Composition Touch con App Connect, un soporte para celular con puerto USB y levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas. La versión Comfortline agrega volante con ajuste en altura y profundidad, retrovisores con comando eléctrico y asiento trasero rebatible por mitades.

La versión Highline suma acceso sin llave, encendido por botón, equipo de audio Discovery Media (con pantalla de ocho pulgadas, GPS y App Connect), el mencionado tablero digital, climatizador automático y dos puertos USB extras en el apoyabrazos trasero.

SEGURIDAD

A diferencia del rubro anterior, este es uno de los puntos donde el Polo se destaca con claridad y se diferencia de todos sus competidores.

Cuando llegue a la Argentina, vendrá de serie con cuatro airbags, frenos ABS con EBD, sistema de frenado post-colisión, anclajes Isofix, control de estabilidad, control de tracción y asistencia al arranque en pendiente. Completísimo, desde la versión Trendline.

Es una pena que, con este conjunto, los frenos traseros sean de tambor.

Más allá de los dispositivos de seguridad, el Polo se destaca por los refuerzos estructurales de esta plataforma MQB-A0. Los puntos más sensibles del vehículo están hechos en acero estampado en caliente, que tiene una resistencia cuatro veces superior al acero de estampado convencional. Es una tecnología que, en su segmento, también adoptó el nuevo Fiat Argo (leer más).

Para salir a la venta ya con una calificación de seguridad, Volkswagen decidió patrocinar un crash test de LatinNCAP. El organismo encargado de evaluar la seguridad de los autos que se venden en América Latina le otorgó el puntaje máximo de cinco estrellas para adultos y cinco para niños, con una mención especial por superar también la prueba de protección de peatones.

En este punto, un auto excelente.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Acá el Polo vuelve a desilusionar un poco. El tema es así: en Brasil tiene una gama amplia de versiones (incluyendo a un moderno 1.0 TSi con 128 cv y 200 Nm). Ni hablar de Europa, donde hay hasta un Polo GTi, con motor 2.0 turbo de 200 caballos.

En la Argentina, en cambio, el Polo llegará con sólo una motorización. Es la más antigua de la gama con la que se produce en Brasil. Es el viejo y conocido MSi 1.6 16v que equipa el Golf más accesible: 110 cv y 155 Nm.

Se combina con caja manual de cinco velocidades o automática Tiptronic de seis marchas (con convertidor de par). Estas dos transmisiones están disponibles con los tres niveles de equipamiento, lo cual no ofrece ninguno de sus rivales. La tracción es delantera.

VW no traerá por ahora el 1.0 TSi a la Argentina, porque en nuestro mercado no contará con los beneficios que tienen en Brasil los motores de un litro (o menos) de cilindrada. Lo que sí se evalúa para el futuro es una posible versión deportiva. Se podría llamar GTi o GTS y estaría equipada con el 1.4 TSi (turbo) del Golf, con 150 caballos. Todavía no hay fecha de comercialización.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo consistió en un recorrido por calles, avenidas, autopistas y hasta una breve trepada de montaña, en las afueras de San Pablo. Se realizó en dos etapas, de ida y vuelta, con un recorrido total de 120 kilómetros.

VW decidió que los periodistas fueran acompañados por los vendedores y propietarios de la red de concesionarios. Esto implicó que, en el auto que me tocó manejar, viajaran todo el tiempo un total de cuatro pasajeros.

Ya te estarás imaginando que, con cuatro adultos, en una trepada de montaña y con potencia/torque limitados, el Polo 1.6 MSi no se siente cómodo. Es necesario estirar mucho los cambios para sacarle todo el jugo a sus cilindros.

La caja de cambios tiene un tacto y un recorrido excelentes. Es precisa, típico de VW. Pero, en la autopista, estaría necesitando una marcha más para que el motor viaje más descansado. A 120 km/h y en quinta, el impulsor trabaja a 3.500 rpm.

La puesta a punto de la suspensión es confortable, para ser un VW. Cualquier usuario de Gol y Golf sabe que la marca tiende a ofrecer un tacto un poco más duro, con poca inclinación de la carrocería y pretensiones deportivas. El Polo, en cambio, se acerca a la suspensión un poco más blanda de los Up! y Fox. Es un buen plan para los baches, lomos de burro y serruchos, que abundan tanto en las calles de Brasil como en las de Argentina.

La dirección acompaña esa propuesta más relajada y confortable. Es liviana y tiene buen radio de giro, pero no es tan comunicativa como en un Golf.

El comportamiento dinámico -por ligereza, sofisticación de suspensiones y dirección precisa- es una de las características que distingue a todos los modelos desarrollados sobre la Plataforma MQB. Desde el Golf hasta el Audi TT.

Este Polo fue el primer modelo que manejé con la Plataforma MQB-A0, desarrollada para modelos más populares y económicos del Grupo VW: no transmite ni por asomo las mismas sensaciones al volante. El Polo es un auto ligero y con muchos refuerzos estructurales. Eso está probado. Pero el chasis olvidó por completo el factor diversión.

Es un auto que se puede llevar a la ruta y en viajes de familia. Pero donde se siente más cómodo es en la ciudad.

No fue posible medir prestaciones. Volkswagen declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y una velocidad máxima de 193 km/h. Pero hay que tener en cuenta que estas cifras se obtuvieron con etanol, un combustible que no siempre ofrece el mismo rendimiento que la nafta.

El consumo medio durante la prueba, declarado por la computadora de abordo, fue de 7,5 litros cada 100 kilómetros.

CONCLUSIÓN

Voy a tener que esperar hasta enero, para darle otra oportunidad al Polo. Me gustaría probar versiones más equipadas o con la caja automática Tiptronic. Este Trendline manual, que manejé en Brasil, me desilusionó un poco.

Me pareció apenas un poco mejor que un Gol.

Tal vez haya sido porque, hace sólo tres semanas, pude ver en persona al excelente Polo que se vende en Europa: más refinado, mejor equipado y con una calidad de fabricación excelente. O tal vez haya sido porque, en los últimos días, me la pasé viendo muchas fotos de los Polo que ya se venden en Brasil, con motores más modernos y un abanico de combinaciones más amplio.

Estamos en un mundo globalizado. La información circula con rapidez y de manera fluida, por todo el planeta. Hoy demanda el mismo esfuerzo saber cómo es un auto vendido en Rusia o en La Paternal.

Y ahí, justamente, radica el problema de este Polo: fue presentado como el nuevo modelo global de VW, pero la configuración para la Argentina parece ser la menos globalizada de todas.

En su defensa hay que destacar el nivel de seguridad. El control de estabilidad y los cuatro airbags en toda la gama son un ejemplo y un llamado de atención para todos los rivales del Segmento B (chico).

Pero es un poco frustrante que, en este Trendline manual, ese sea su único argumento de venta. Un argumento vital, sin dudas. Y que lo posiciona entre los referentes de su segmento.

Sin embargo, con toda seguridad, esperaba mucho más de este Polo.

C.C.

***

El Polo fabricado en Brasil llegará en enero a la Argentina.

En San Pablo, Volkswagen invitó a probar la versión 1.6 MSi Trendline con caja manual.

Será la versión más accesible en nuestro mercado.

Tiene asientos modestos y el volante no se ajusta en altura ni en profundidad.

La calidad de los materiales es apenas mejor que la de un Gol.

Tablero claro y completo, como es tradición en VW.

Equipo de audio Composition Touch, con soporte superior para celular.

Desde la versión Trendline se ofrece con caja manual o automática.

Portaobjetos sin revestimiento y apertura de baúl sólo con accionamiento eléctrico (sin botón externo).

En el volante y las puertas, algunos plásticos tienen rebordes filosos. Detalles de terminación olvidados.

El baúl tiene 300 litros. Hay lugar para una rueda de auxilio de verdad, pero trae una de uso temporario.

El motor 1.6 MSi será el único disponible en la Argentina.

En Brasil lo equipan sólo las versiones intermedias. También hay 1.0 y 1.0 turbo.

Excelente equipamiento de seguridad y las mejores notas en crash test. Pero frenos traseros de tambor.

La plataforma y la silueta son globales.

Pero el centro de diseño de VW en Brasil le aplicó algunos cambios con relación al Polo europeo (ver diferencias).

Un diez en seguridad. Tres en globalización.

 


Crítica: Subaru Outback 3.6R AWD

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Desde hace casi 40 años, Subaru ofrece un modelo muy singular: un rural con mayor despeje del suelo y doble tracción, para familias todo terreno. Se llamó Leone, Station Wagon 4WD y Outback. Recién en las últimas dos décadas, los competidores descubrieron que era un nicho interesante y salieron a imitarla: Volvo XC70, Audi A4/A6 Allroad, Volkswagen Passat Alltrack Mercedes-Benz Clase E All Terrain.

La Outback también fue la inspiración para algunos tiernos homenajes 4×2, surgidos en el Mercosur: Fiat Palio Adventure, Peugeot 206 Escapade y Volkswagen Suran Cross, entre otras rurales aventureras.

La Outback y el sedán Legacy acaban de estrenar una nueva generación en la Argentina (ver equipamiento y precio). Autoblog ya tuvo un primer contacto en abril pasado, en Japón (leer nota). Y ahora manejamos durante una semana la versión tope de gama: Outback 3.6R AWD, de 69.900 dólares.

La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Desde que adoptó el nombre Outback, hace ya cinco generaciones, la rural off-road de Subaru siempre se desarrolló sobre la base del sedán Legacy (que en algunos mercados también tiene una variante rural, aunque estrictamente de asfalto). Y este caso no es la excepción.

La diferencia para la Argentina, en el caso de esta quinta generación de Legacy/Outback, es que el sedán se ofrece en una sola versión (2.5 AWD de 175 cv, a 52.900 dólares), mientras que la rural tiene dos variantes (2.5 AWD a 62.900 dólares y 3.6R AWD de 260 cv, a 69.900 dólares).

Los dos modelos se posicionan en el Segmento D (mediano). Mientras el Legacy compite contra un amplio abanico de rivales generalista (Ford Mondeo, Honda Accord, Toyota Camry, Volkswagen Passat) y premium (Audi A4, BMW Serie 3, Mercedes-Benz Clase C, Volvo S60), la Outback tienen apenas un rival directo en la Argentina: Audi A4 Allroad (252 cv, 75.600 dólares).

En la práctica, por la cantidad de seguidores leales que tiene en nuestro mercado, la Outback juega en su propia liga. Por eso, en materia estética, esta nueva generación no representa ninguna revolución. Se ve un poco más musculosa que el modelo anterior y las dimensiones se mantienen iguales (4,80 metros de largo y 2,74 de distancia entre ejes), aunque sigue fiel a sí misma: discreta, elegante y con personalidad propia.

Ni siquiera recurre a detalles exóticos, como algunas Outback más antiguas, que tenían puertas delanteras sin marcos de ventanas (como si fuera una coupé).

Lo que importa es la funcionalidad: por eso el generoso cubrecárter bajo la trompa, el buen despeje del suelo de 220 milímetros y las robustas barras portaequipaje sobre el techo.

Un detalle no menor, sobre el que vamos a profundizar más adelante, es el calzado: lleva neumáticos Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18.

POR DENTRO

La cabina se nota más moderna y se aprecia, en especial, un mayor cuidado en la calidad de los materiales. Todos los Subaru tienen una excelente fabricación, pero nunca se destacaron por los detalles de lujo o diseño en sus habitáculos. En la nueva Outback hay una mayor cantidad de revestimientos suaves al tacto y comandos muy agradables de tocar. Sigue sin ser un derroche de confort, pero hay un mayor esmero en los detalles.

Lo que importa acá, una vez más, es la función: el interior es muy espacioso. Hay lugar de sobra para cinco adultos. Los ocupantes delanteros tienen asientos con ajustes eléctricos (con memorias, para el conductor) y los traseros viajan en Business: respaldo reclinables por porciones y espacio suficiente como para sentarse con las piernas cruzadas.

Eso no le resta espacio al baúl, que sigue siendo enorme, con 512 litros de capacidad y la posibilidad de rebatir los respaldos por tercios, hasta llegar a un volumen total de 1.848 litros. Las barras sobre el techo tienen capacidad para llevar cargas de hasta 70 kilos.

Viene con una pantalla táctil multimedia de siete pulgadas. Incluye comandos por voz, GPS y cámara de retroceso. Debería contar también con Apple Car Play y Android Auto, como ofrecen otros modelos de este segmento (y más accesibles también). Para compensar, el equipo de audio tiene excelente calidad de sonido, con parlantes Harman Kardon.

La cabina es luminosa y tiene techo corredizo. La única contra es la rueda de auxilio. Es finita, de uso temporario: imperdonable en un vehículo que será utilizado off-road.

SEGURIDAD

Los Subaru siempre se destacan en este aspecto y la nueva Outback no defrauda. Viene de serie con siete airbags (incluye de rodillas, para el conductor), anclajes Isofix, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, control activo de torque y asistencia al arranque en pendiente.

En otros mercados, Subaru ya está ofreciendo ayudas inteligentes a la conducción, como el genial sistema EyeSight (ver cómo funciona). El plan de la marca es comenzar a ofrecerlo en América Latina en el mediano plazo.

La nueva Outback fue sometida a las pruebas de choque de EuroNCAP. Obtuvo la calificación máxima de cinco estrellas, con 85% de protección para adultos, 87% para niños y 70% para peatones.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Esta es la especialidad de Subaru. La nueva Outback se ofrece con dos motorizaciones en la Argentina. En ambos casos, utiliza la arquitectura tipo Bóxer, con cilindros opuestos y bajo centro de gravedad. El más tranquilo es el cuatro cilindros 2.5 16v, con 175 cv y 235 Nm.

La unidad probada por Autoblog era la tope de gama: seis cilindros Bóxer 3.6 24v (muy Porsche, ¿verdad?), con 260 cv a 6.000 rpm y 350 Nm a 4.400 rpm.

En los dos casos son impulsores atmosféricos. Consumen un poco más que los modernos turbo o biturbo, pero tienen el sello de la legendaria confiabilidad de Subaru. El importador local lo acompaña con una garantía poco habitual: cinco años o 100 mil kilómetros. Además, los servicios de mantenimiento son cada 15 mil kilómetros.

Los dos impulsores se combinan con caja automática CVT (variador contínuo), con levas al volante y seis marchas preprogramadas. También tienen tracción permanente a las cuatro ruedas, con función X-Mode, para optimizar el agarre en terrenos resbaladizos.

La versión 3.6R agrega además el sistema SI-Drive, que permite elegir entre tres modos de conducción, que mejoran la respuesta del acelerador y la respuesta de la caja.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo fue en ciudad, ruta y off-road. La Outback es un vehículo que se siente confiado y robusto en todo tipo de caminos. Desde nuestras calles llenas de pozos hasta en el barro.

El despeje del suelo es de 220 milímetros, pero la Outback es mucho más que una “rural levantada”. Lo que la convierte en un verdadero todo terreno es el conjunto de genialidades de su Ingeniería.

Tenemos, por un lado, un chasis robusto y un calzado muy apropiado. Lleva unas vistosas llantas de 18 pulgadas, pero Subaru no cayó en la tentación moderna de ofrecer neumáticos de perfil bajo: las Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18 aíslan muy bien a los pasajeros del camino y se comportan con dignidad fuera del asfalto.

Con un poco más de dibujo en los neumáticos, tendría poco que envidiarle a una pick-up 4×4. Porque ahí es donde se luce el sistema AWD, con tracción permanente a las cuatro ruedas. Sobre barro o terreno deslizante, la Outback no titubea. No patina ni resbala. Tracciona de manera pareja y transmite una seguridad notable.

A eso hay que sumarle la excelente caja CVT. Los lectores habituales de Autoblog saben que no soy muy fan de estos variadores contínuos, pero Subaru me sacó los prejuicios. Acá no hay sensaciones de patinamiento en el variador, ni tacómetros que se clavan en el régimen máximo (mientras la velocidad aumenta de manera lenta).

La reacción ante los pedidos del acelerador es instantánea. Incluso algo brusca, cuando empezás a jugar con los programas del SI-Drive. Sorprende y requiere un tiempo de adaptación. Pero siempre para bien, porque manejar esta Outback es todo lo divertido que no parece indicar la discreta y familiera silueta de su carrocería.

Es que el mérito, en definitiva, va más allá de la excelente combinación de chasis, neumáticos, caja y sistema de tracción. Todos los aplausos van para el motor. Es una fórmula clásica de motor Bóxer atmosférico. Pero con el torque natural en bajas vueltas, que sólo es capaz de entregar una buena cantidad de cilindros y centímetros cúbicos.

La Outback tiene performance old-school. Con todo lo bueno y lo malo de ello. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 230 km/h. Son cifras excelentes para una rural. El consumo ya no es tan bueno. Cuidando mucho el acelerador, se logra una media de 10,5 litros cada 100 kilómetros. Ahora, si vas a divertirte fuera del asfalto, no te asustes si rondás los 18 litros.

CONCLUSIÓN

Si estás buscando una SUV o un vehículo familiar en la franja de los 70 mil dólares, deberías probar la Outback. En los últimos meses manejé varios modelos de este segmento y hay para todos los gustos: desde SUVs y sedanes de propuesta clásica, hasta crossovers que mezclan la estética de una coupé con la de vehículos todo terreno. Sin embargo, todos tienen el mismo problema: las ruedas, las suspensiones y al andar sufren al momento de enfrentarse con la realidad de nuestros caminos.

Y no me refiero a grandes travesías off-road. Hablo de la realidad cotidiana de calles, pozos badenes, rutas en mal estado, caminos olvidados por las autoridades y autopistas flojas de papeles.

Digo que deberías probar la Outback porque, en este aspecto, la diferencia de comportamiento con respecto a vehículos de precio similar es sorprendente. Y sólo se comprende al manejarlo.

Otra cosa que me gustó fue la excelente respuesta de la caja CVT. Siempre fui un detractor de este tipo de transmisiones, pero nunca había probado esta última evolución de Subaru. Es tan veloz y tiene una respuesta tan instantánea, que le hace pasar vergüenza a algunas transmisiones con convertidor de par y doble embrague más renombradas. Ahora entiendo por qué Subaru le puso esta misma CVT al deportivo WRX.

Más allá de eso, no hay sorpresas. Sigue siendo la histórica y exitosa receta de las rurales de Subaru con doble tracción: buen despeje del suelo, gran espacio interior y excelente calidad de fabricación, pero sin lujos ni gadgets supérfluos.

No vas a tener opciones de luces de colores para ambientar la cabina, pero sí los programas SI-Drive y X-Mode, para sacarle el mejor rendimiento a la mecánica. No vas a tener un diseño ultramoderno, pero sí un buen equipamiento de seguridad y un interior modulable, para llevar todo tipo de cargas y pasajeros.

La Outback 3.6R es la síntesis perfecta de un vehículo seguro, práctico, confiable y de excelente performance, pero –acá está su gran originalidad- con un planteo adaptado a la realidad de nuestros caminos. Por eso, incluso a miles de kilómetros de la Argentina, algunos dicen que este auto “es todo lo que se necesita en esta vida” (leer más).

Carlos Cristófalo
Producción fotográfica: Jacinto Campos

***

La Subaru Outback llega a la Argentina en dos versiones. Probamos tope de gama: 3.6R

La fórmula clásica de Subaru: una rural todo terreno, práctica, robusta y bien equipada.

Tiene 220 milímetros de despeje del suelo.

El interior está más cuidado que en generaciones anteriores, pero con la sobriedad característica de Subaru.

Tapizado en cuero, techo corredizo, butacas de ajuste eléctrico y asiento trasero con espacio nivel Business.

Volante completo y con levas del cambio. Lo mejor los botones del SI-Drive (abajo a la derecha).

El sistema SI-Drive modifica el mapeo del motor, del cambio, de la tracción y endurece la dirección para un manejo más deportivo.

El equipo multimedia podría ser más completo. Compensa con parlantes Harman Kardon.

Una caja CVT que sorprende. Y no cualquiera sorprende a Autoblog con una CVT.

El baúl de la Outback, como siempre, es enorme.

Motor seis cilindros Bóxer, atmosférico y con 3.6 litros: “Porsche 911, ¿sos vos?”

Los neumáticos, las suspensiones, la tracción, el motor y la caja parecen pensados para los caminos argentinos.

Un hallazgo importado de Japón.

Cosas que te pasan off-road. Una yegua en trabajo de parto. Y dos colegas que acompañan.

Hasta con palmaditas en la espalda.

***

FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Subaru Outback 3.6R AWD CVT Limited
Origen: Japón
Precio: 69.900 dólares (versiones desde 62.900 dólares)
Garantía: Cinco años o 100 mil kilómetros (servicios cada 15 mil kilómetros)
Comercializa: Inchcape – Subaru Argentina (www.subaru.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, delantero tipo Bóxer, con seis cilindros opuestos, cuatro válvulas por cilindro, inyección electrónica multipunto.
Cilindrada: 3.630 cc
Potencia: 260 cv a 6.000 rpm
Torque: 350 Nm a 4.400 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: tracción permanente a las cuatro ruedas, con sistema Symmetrical All Wheel Drive de distribución variable y programa X-Mode para superficies deslizantes.
Caja: automática Lineartronic CVT (de variador contínuo), con seis marchas preprogramadas, programas de manejo SI-Drive y levas al volante.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Suspensión trasera: independiente, tipo multibrazo, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Frenos delanteros: discos ventilados.
Frenos traseros: discos ventilados.
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica y dureza variable con SI-Drive.
Neumáticos: Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18 (rueda de auxilio de uso temporario)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 230 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 7,3 segundos
Consumo urbano: 13,8 l/100km
Consumo extraurbano: 8,1 l/100km
Consumo medio: 10,9 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.815 mm / 1.840 mm / 1.675 mm
Distancia entre ejes: 2.745 mm
Despeje del suelo: 220 milímetros
Peso en orden de marcha: 1.720 kg
Capacidad de baúl: 512 / 1.848 litros
Capacidad de combustible: 60 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Doble airbag de cortina
Airbag para rodillas del conductor
Control electrónico de estabilidad y tracción (VDC)
Control activo de torque (ATV)
Sistema de frenos ABS con sistema de distribución electrónica de fuerza de frenado (EBD)
Sistema de freno de arranque en pendiente (HSA)
Estructura de la carrocería con refuerzo en forma de anillo con zonas de deformación delantera y trasera
Barras en las puertas para impacto lateral.
Apoyacabezas inteligentes retráctiles en asientos delanteros, disminuyen el efecto latigazo en caso de colisión.
Anclaje para sillas de niños Isofix
Pantalla táctil multimedia de siete pulgadas, con Blutooth, GPS, cámara de retroceso y comandos por voz.
Tapizado en cuero negro microperforado y apliques en gris plata y gris grafito en superficies duras.
Buatacas del conductor (con memorias) y acompañante con ajuste eléctrico .
Techo solar eléctrico.
Control de crucero con comandos al volante.
Climatizador automático bizona y salidas de aire para plazas traseras.
Sistema de acceso y encendido de motor sin llave.
Sensor de luz y lluvia.
Luces diurnas de leds con lavafaros y faros antiniebla
Portón trasero de apertura automática, con comando a distancia

Crítica: Mercedes-Benz X 250d 4Matic Automática

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Desde Santiago (Chile) – La Clase X, la nueva pick-up mediana de Mercedes-Benz, se lanzará a la venta en la Argentina a comienzos de 2019. Se fabricará en Córdoba, donde empezará a producirse a fines de 2018. Sin embargo, Mercedes-Benz Argentina nos invitó a manejarla esta semana en Chile.

¿Por qué tanta anticipación?

En primer lugar, porque este fue un evento internacional. La Clase X saldrá a la venta en Europa el mes que viene, con producción en España. Y, a principios de 2018, se lanzará también en Sudáfrica y Australia.

Además, como Mercedes-Benz no ofrece en este momento ninguna pick-up en su portfolio, en la marca no existe preocupación alguna porque el “ruido mediático” afecte a las ventas o al stock de algún producto actual.

Es que, después de casi 40 años (ver historia), Mercedes-Benz volverá a vender una pick-up. Y quiere que todo el mundo se entere (comenzando por sus competidores).

Creo que eso ya lo lograron. Autoblog participó el año pasado de la presentación de los concepts Clase X en Suecia (ver cobertura completa) y en julio estuvimos en Sudáfrica, para conocer el modelo de producción y viajar en el asiento del acompañante (ver cobertura completa).

Ahora, por fin, pudimos manejarla durante dos días de pruebas de manejo en Chile. Lo hicimos con la versión intermedia: X250d 4Matic Automática. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Como es sabido, la Mercedes-Benz Clase X fue desarrollada en alianza con Renault-Nissan. Esto significa que comparte la plataforma, componentes estructurales, algunas mecánicas y algunas transmisiones con las pick-ups Nissan Frontier y Renault Alaskan.

Pero, mientras las Frontier y Alaskan son pick-ups gemelas (ver siete diferencias), la Clase X se tomó bastante más libertades (aunque no tantas como indicaban los concept cars, que se exhibieron en junio durante el Salón de Buenos Aires, ver fotos).

La trompa es bien Mercedes-Benz. La sola presencia de esa Estrella en la parrilla logrará que se convierta, en el acto, en la pick-up más deseada por muchos. El perfil, en cambio, es más genérico: se diferencia de sus primas apenas por las llantas de diseño exclusivo (entre 17 y 19 pulgadas) y por la barra sobre la caja de carga.

Si hilamos más fino, se pueden apreciar algunas diferencias en el chasis. Las trochas delanteras y traseras de las Clase X son 70 milímetros más anchas que en las Frontier/Alaskan. Además, todas las Clase X vienen con frenos a disco en las cuatro ruedas, de serie.

El portón trasero es el menos agraciado. Esto es porque las ópticas posteriores son muy finitas, no se extienden a los laterales, como en otras pick-ups. El emblema de la Estrella, una vez más, es el principal rasgo diferenciador desde este ángulo.

A nivel internacional, la Clase X se ofrecerá con tres niveles de equipamiento: Pure (estrictamente de trabajo), Progressive (para uso mixto) y Power (la versión de lujo, tope de gama). La configuración para el mercado argentino todavía no fue informada, pero es muy posible que se base en estas mismas tres versiones.

Por supuesto, habrá un amplio catálogo de accesorios para personalizarla: llantas, barras sobre la caja, estribos, lona marítima para la caja de carga, cobertor rígido y hasta cúpulas oficiales Mercedes-Benz.

Con 5,34 metros de largo y una capacidad de carga de una tonelada, la chata de Mercedes competirá contra las otras pick-ups medianas del mercado. Se enumeran por posición en el ranking de ventas 2017: Toyota Hilux (argentina), Volkswagen Amarok (argentina), Ford Ranger (argentina), Chevrolet S10 (brasileña), Nissan Frontier (mexicana), Mitsubishi L200 (brasileña/tailandesa) y Foton Tunland (china). En 2018 se sumarán las Frontier y Renault Alaskan argentinas, producidas en Córdoba.

Por el momento, no están previstas versiones con cabina simple o cabina y media. Tampoco variantes SUV, como ya tienen Toyota (SW4), Chevrolet (Trailblazer), Ford (Everest) y Mitsubishi (Montero Sport). Sin embargo, Nissan ya está probando la nueva generación de la X-Terra (ver fotos).

POR DENTRO

En la cabina es donde Mercedes-Benz puso el mayor esfuerzo para darle una identidad propia a la Clase X. Y se nota. Las unidades probadas en Chile eran fabricadas en España y tenían una calidad excelente. Más allá de las particularidades de cada nivel de equipamiento, las Clase X ofrecen una cabina muy bien aislada del exterior y con terminaciones cuidadas.

Todas tienen pantalla multimedia, pero desde la versión Progressive se ofrece el touchpad característico de otros Mercedes-Benz: un comando táctil entre los asientos delanteros, que permite controlar todas las funciones del vehículo, incluyendo la posibilidad de escribir letras o números con los dedos. Es más curioso que práctico. En el uso normal, las funciones básicas se ejecutan desde la ruedita ubicada bajo el touchpad.

La versión Power es, por supuesto, la más lujosa. Se ofrecen dos tipos de tapizado en cuero o cuero con Alcántara. Hay revestimientos con materiales blandos en la parte superior de la plancha de instrumentos y se puede elegir entre apliques de aluminio, plástico brillante o imitación de madera.

Más allá de gustos estéticos, a nivel calidad de terminación, la Clase X ofrece hoy el mejor diseño interior entre las actuales pick-ups medianas.

Las medidas de la cabina son iguales para todas las versiones. Muy buen espacio en las plazas delanteras, con asientos de excelente diseño y agarre de las butacas. El único defecto: el volante sólo se ajusta en altura, no en profundidad.

Atrás, el asiento es el mismo que tiene la Nissan Frontier, aunque con algunos grados extra de inclinación en el respaldo. Esto permite que los pasajeros viajen un poco más cómodos. Hay buen espacio para las piernas y la cabeza de tres adultos, pero manteniendo un leve defecto de la Frontier: el piso es algo elevado y obliga a llevar las rodillas un poco más altas de lo normal.

La caja de carga tiene las mismas medidas que en la Nissan: caben objetos con un largo máximo de 1.587 milímetros y un ancho máximo de 1.560 mm. La caja tiene una profundidad de 474 mm. Como la Frontier, viene de serie con un revestimiento plástico que evita rayones y la formación de óxido. Esto incluye dos rieles laterales con encajes regulables para sujetar bultos. La Clase X puede llevar hasta 1.1 toneladas de carga.

SEGURIDAD

Si el equipamiento de seguridad de las Clase X que se mostraron en Chile termina siendo el mismo para el mercado argentino, estaremos ante la pick-up más completa del segmento: los siete airbags de serie (desde la versión Pure, incluyendo bolsa de aire para las rodillas del conductor), los frenos a disco en las cuatro ruedas, el alerta de colisión, el alerta de cambio de carril y el sistema de reconocimiento de señales de tránsito son, por ahora, exclusivos de la Clase X entre las pick-ups medianas.

La única otra pick-up del mercado que ofrece frenos a discos en las cuatro ruedas es la Foton Tunland. La VW Amarok tiene cuatro discos, pero sólo en la versión V6.

A eso se suma, también de serie: frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, anclajes para sillas infantiles, asistencia al arranque en pendiente, alerta de pérdida de presión en los neumáticos y control de balanceo de trailer.

En la configuración para los mercados internacionales, sólo se ofrecen dos opcionales: cámara de retroceso convencional y cámara con visión 360 grados.

Las Toyota Hilux y Ford Ranger ya pasaron por las pruebas de choque regionales de LatinNCAP. Si Mercedes-Benz quiere ser la referencia en seguridad -como lo indica el equipamiento de serie ya mencionado- también debería participar en estos crash tests.

MOTOR y TRANSMISIÓN

En la Argentina, habrá tres motorizaciones, todas diesel. Las versiones de entrada a gama (X220d) llevan un 2.3 turbodiesel con 163 cv y 403 Nm. En la gama media (X250d) se utiliza el mismo block 2.3, pero con doble turbo (bi-turbodiesel), para entregar 190 cv y 450 Nm (es el mismo impulsor que ya tiene la Frontier en la Argentina).

Estos dos motores combinan con caja manual de seis velocidades o automática de siete marchas. Hay variantes con tracción simple o 4×4 desconectable (con caja reductora y bloqueo de diferencial trasero).

La versión tope de gama (X350d) será la más interesante de todas: V6 3.0 turbodiesel, con 258 cv y 550 Nm. Hoy por hoy, sería la pick-up mediana más potente del mercado, pero Volkswagen ya mostró en el Salón de Frankfurt una Amarok V6 Concept, con el mismo valor de potencia de la X350d (258 cv, frente a los 224 cv que ofrece en la actualidad, ver nota).

La Clase X V6 (X350d) se combina con tracción integral 4Matic de acople automático y caja automática 7G-Tronic Plus. Es el mismo conjunto de motor-caja-transmisión que ya ofrecen varios Mercedes-Benz en varios mercados: desde la Clase G hasta la Clase GLE, pasando por el sedán Clase E.

La gran diferencia de la Clase X V6 con la Amarok V6 es que la Mercedes-Benz tendrá un plus fundamental para el trabajo pesado y el off-road: caja reductora integrada en la transmisión automática. Volkswagen recién estaría ofreciendo la “baja” en una posible Amarok V6 con caja manual.

Además, la 7G-Tronic Plus de Mercedes-Benz incluye el sistema Dynamic Select.

Es una serie de programas de manejo para diferentes caminos y condiciones: Comfort (modo por default, desde cada arranque, con el foco puesto en un manejo suave), Eco (paso de marchas al régimen más bajo posible), Sport (cada marcha utiliza el rango completo de revoluciones del motor y aumenta la rapidez del cambio), Manual (para seleccionar las marchas desde las levas del volante) y Offroad (cambia el mapeo del acelerador, para obtener una respuesta más lineal en todo el régimen del motor, con la posibilidad de intervenir sobre el cambio desde las levas del volante).

Todos estos modos (excepto el Offroad) incluyen el sistema Start&Stop activado desde el arranque, pero se puede desconectar desde un botón en la consola central.

¿Habrá versiones nafteras? Sí, pero sólo para mercados como Dubái y Marruecos. Se trata de la X200, con 165 cv y 238 Nm. Por ahora no se sabe si estará disponible en la Argentina.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo fue más extensa de lo habitual para un test drive de lanzamiento. Casi 500 kilómetros en dos días, incluyendo todo tipo de condiciones: ciudad, rutas, autopistas, ripio, montaña, off-road extremo, pruebas de carga y remolque.

En casi doce años de historia de Autoblog, es la primera vez que asistimos a un test drive de lanzamiento tan completo.

La geografía de Chile ayuda mucho y por eso se eligió a este país para la presentación internacional: todas esas condiciones se encuentran en los alrededores de una gran ciudad, como Santiago.

Probamos sólo la versión X250d, con caja automática y doble tracción. Estaba disponible con los niveles de equipamiento Progressive y Power. La X350d, con motor V6, sólo se exhibió de manera estática. Las versiones más accesibles y de trabajo ni siquiera se mostraron.

Al manejar la Clase X, resulta inevitable compararla con la Nissan Frontier, una pick-up que ya hemos probado en varias ocasiones (ver notas).

La primera sorpresa comienza por la insonorización de la mecánica 2.3 bi-turbodiesel. La Frontier tiene uno de los motores más ruidosos del segmento. No es grave, pero se hace notar. En la Clase X suena como si fuera un motor totalmente diferente: se eliminaron vibraciones y se hizo un trabajo intenso de aislación del vano motor y la cabina.

Lo mismo ocurrió con las suspensiones. La Frontier tiene un buen andar, pero en un segmento tan competitivo, se ubica entre las más duritas. En la Clase X se trabajó para lograr un andar más suave, aunque sin modificar el esquema original de Nissan: McPherson en el tren delantero y un eje rígido trasero, combinado con un sistema multilink. Esta solución brinda una mayor estabilidad en ruta, a altas velocidades, sobre todo cuando se viaja sin peso sobre la caja de carga.

Mercedes-Benz también trabajó la dirección, con una dosis de asistencia extra. Tan sólo me hubiera gustado un mayor endurecimiento progresivo, cuando se viaja a altas velocidades.

El conjunto mecánico es conocido y responde muy bien. La caja de siete marchas pasa los cambios con mucha suavidad y es posible seleccionar un modo manual, para intervenir sobre el cambio. Esta caja Nissan, al contar también con reductora, ofrece la posibilidad de disponer de otras siete marchas cuando se conecta la baja: 14 en total, el mayor rango del segmento.

Con respecto al motor, tan sólo le criticaría el escaso torque en baja. Recién entre 2.500 y 3.500 rpm entrega lo mejor que tiene. A pesar del silencio en la cabina, siempre se tiene la sensación de que el motor está trabajando a un régimen más alto del que debería. Por ejemplo, en séptima marcha y a 120 km/h evoluciona a 2.100 rpm. Debería ser a menores vueltas, teniendo en cuenta que es un “gasolero con séptima”.

En ciudad, sobre todo en el denso tránsito de Santiago, se mueve con toda la soltura que puede una pick-up de más de cinco metros de largo. En rutas y autopistas es estable, ágil y con buena respuesta.

Sin embargo, si hilamos bien fino -la competitividad de este segmento obliga a hacerlo- la Clase X no se acerca al excelente comportamiento en ruta del mejor chasis para asfalto del segmento: el de la Amarok.

En el ripio y los caminos de montaña, la Clase X se siente muy cómoda. En eso ayudan bastante los neumáticos mixtos Continental CrossContact 255/60R18, que tenían estas versiones X250d. Aguantan los baches y filtran bien las asperezas del camino, pero sin perder control al volante. Transmiten una gran seguridad.

Las pruebas de off-road extremo se hicieron dentro de una pista diseñada por Mercedes-Benz. Es decir: estaba todo pensado para que no hubiera sorpresas. La Clase X carga, remolca, vadea (hasta 600 milímetros) y supera obstáculos (despeje de 222 milímetros) con maestría.

Me sorprendió un detalle: la cámara con visión 360 grados, que es un detalle simpático en muchos Mercedes-Benz, resulta de gran utilidad cuando se maneja en off-road intenso.

Me explico: cuando trepás una pendiente muy pronunciada, por ejemplo, el principal problema es la visibilidad. Por el parabrisas, lo único que ves es el cielo. Perdés toda referencia del camino. Y, por lo tanto, la solución lógica es sacar medio cuerpo por la ventanilla, para ver dónde están pisando las ruedas.

La cámara 360 resuelve todo eso. Hasta ahora, pensaba que era una linda solución techie para estacionar más fácil. Pero es una ayuda comodísima para el manejo fuera del asfalto.

Más allá de esta prueba en Chile, me gustaría ver cómo se comporta en el barro espeso y pegajoso de la Argentina. Es el campo de ensayos favorito para las pick-ups que probamos en Autoblog.

No fue posible medir las prestaciones, pero sí los consumos. En ciudad gastó una media de 12,6 litros cada 100 kilómetros. Y en ruta sorprendió con un muy buen valor de 8,1 litros cada 100 kilómetros. La media durante la prueba rondó los 10 litros.

CONCLUSIÓN

La conclusión más lógica y lineal es que la Clase X es una Nissan Frontier mejorada por Mercedes-Benz. La marca alemana tomó la (muy buena) base de la pick-up japonesa y le aplicó retoques al estilo de la marca alemana: la suavizó, la silenció, redobló la seguridad de serie y mejoró mucho la calidad de los materiales.

Todo eso es lo que sentí al manejar la X250d 4Matic Automática, que es prima-hermana de la Frontier LE Automática 4×4 (826.700 pesos). Cuando se lance a la venta en la Argentina, a comienzos de 2019, habrá que esperar que las Clase X sean un poco más cara que las Frontier con igual mecánica.

¿A qué público apuntará la Clase X? En primer lugar, a todo aquél usuario de pick-up que sueñe con manejar también un Mercedes-Benz. La Estrella en la trompa tendrá una atractivo especial en nuestro mercado, donde cada vez hay que hilar más fino para destacarse entre tanta competencia.

En segundo lugar, Mercedes-Benz Argentina espera que las versiones de entrada a gama (que no pudimos probar en Chile) sean adoptadas por los usuarios de flotas de vehículos comerciales. Este es uno de los rubros del mercado automotor donde Mercedes es más fuerte en nuestro país.

Por eso, las empresas usuarias de Actros, Atego, Vito y Sprinter comenzarán a recibir -mucho antes de “comienzos de 2019”– propuestas tentadoras para complementar sus flotas con una pick-up Mercedes-Benz. Son empresas que hasta ahora utilizaban, ante todo, Toyota Hilux. Mercedes-Benz ya cuenta con una gran experiencia en este rubro profesional (y una enorme red de servicio de postventa en todo el país).

Por último, ¿la Clase X es la nueva referencia en el mercado de pick-ups medianas? La respuesta es un rotundo “no”. En la opinión de Autoblog, ese título lo ostenta desde junio la Amarok V6 (leer críticas). Por potencia y chasis, es lo máximo en prestaciones y comportamiento dinámico a lo que se puede aspirar hoy en este segmento en la Argentina.

La Clase X350d V6, con mayor potencia y la caja reductora que la Amarok V6 Automática no tiene, ¿logrará destronarla? Lo sabremos cuando nos permitan manejarla.

Carlos Cristófalo
Fotos: Mercedes-Benz y C.C.

***

La Mercedes-Benz Clase X llegará a la Argentina a comienzos de 2019.

Pero ya la manejamos en Chile, por todo tipo de terrenos y caminos.

Fue un test drive para toda la prensa internacional.

Sólo estaba disponible la versión X250d 4Matic Automática.

Se ofrecía con los niveles de equipamiento Progressive.

Y Power, que incluye en opción terminaciones en imitación de madera.

Sí, símil madera en una pick-up. Sólo en Mercedes-Benz.

Tapizados en cuero sintético Artico.

O cuero sintético combinado con Alcántara en el centro.

El respaldo trasero está más inclinado que en la Frontier. Pero, por el piso alto en las plazas traseras, las rodillas de los ocupantes viajan algo elevadas.

El volante no se ajusta en profundidad. Y el botón de encendido del motor está algo escondido.

Las salidas de aire redondas, la pantalla multimedia flotante y varios comandos son heredados de los autos de pasajeros de Mercedes-Benz.

La perilla para conectar la doble tracción y la reductora es la misma que en la Nissan Frontier.

Tablero claro y completo, como en todo Mercedes-Benz. Pero la computadora de abordo no tiene la cantidad de información de las Toyota Hilux más equipadas.

Bajo el volante, a la izquierda, los botones para el alerta de cambio de carril, los sensores de estacionamiento y la cámara de 360 grados (opcional).

Es de ayuda práctica en estacionamientos, pero resulta fundamental en el off-road.

El touchpad para operar el sistema multimedia es más curioso que práctico. Mejor usar la ruedita que está debajo.

La caja de carga es igual que en la Frontier. Incluye hasta el mismo revestimiento de serie, para evitar rayones.

Tampoco faltan los rieles con anclajes ajustables, igual que en la Nissan.

La X250d tiene el motor 2.3 bi-turbodiesel de 190 cv y 450 Nm. El mismo de las Frontier SE, XE y LE.

Los Continental no tienen un gran dibujo para el barro, pero es un mixto aceptable. Rueda de auxilio de mismo tamaño y llanta.

El chasis de la Frontier, mejorado por Mercedes-Benz. Frenos a disco en las cuatro ruedas, de serie.

Trochas ensanchadas en 70 milímetros, en ambos ejes.

Habrá un completo catálogo de accesorios, con cúpulas, cobertores de caja y barras de caja de diseño variado.

Mercedes-Benz apuntará a los usuarios de pick-ups que sueñan con manejar un modelo de la Estrella.

Y a los clientes de flotas que ya tengan camiones y vans Mercedes-Benz.

Chile no tendrá Mundial, pero tiene rutas y paisajes espectaculares.

La gran incógnita: ¿cómo se comportará en el barro argentino?

“¿Argentina? Es para allá, Don”.

“Pero no se apure, amigo. Todavía falta mucho para comienzos de 2019”.

Crítica: Porsche Panamera Turbo

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Desde Miami (Estados Unidos) – El auto que es una verdadera rareza en la Argentina, pasa casi desapercibido por las calles de Miami Beach. Aunque hay excepciones. Incluso en un tráfico plagado de Corvette cromados, Ferrari doradas, McLaren fucsias y muscle-cars de todos los colores, nunca falta el petrolhead que identifica la novedad a la distancia: ese auto que todavía no había visto en las calles de su ciudad.

La segunda generación del Porsche Panamera se lanzó a la venta este mes en la Argentina (ver equipamiento y precios). Se presentó hace un año en Europa y, en el mercado argentino, representa también una segunda oportunidad para el Porsche más lujoso.

El primer Panamera se presentó en en nuestro país en octubre de 2009, pero el contexto del país no jugó en su favor. Ese año, el gobierno de Cristina Kirchner comenzó a exigirles a los importadores de autos que compensaran los ingresos de vehículos al país con la exportación de productos locales.

Nordenwagen, importador de Porsche en la Argentina, reaccionó rápido con la exportación de vinos de la familia Pulenta. Pero después vinieron las restricciones a las importaciones, el cepo al dólar y el impuestazo interno.

Ante ese panorama, Nordenwagen optó por la estrategia más conservadora: se concentró en importar los Porsche más demandados en nuestro mercado (Cayenne y 911) y dejó para otra oportunidad el trabajo de instalar al Panamera como una alternativa entre los sedanes más lujosos. Por eso, desde su lanzamiento hasta hoy, sólo se vendieron 23 Panamera en la Argentina. Es una diferencia notable con las, por ejemplo, más de 500 Cayenne que se patentaron en el mismo período.

Las reglas en el mercado cambiaron y ahora son (un poco) más previsibles. Por eso, el lanzamiento de la segunda generación del Panamera fue anunciada como una gran novedad. Como si este modelo nunca se hubiera vendido en nuestro mercado.

Antes de su lanzamiento local, Autoblog manejó una semana en Miami el nuevo Panamera Turbo. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Es inevitable. Cada vez que se habla de un Porsche que no sea el 911, surge siempre la palabra “purista”. Se refiere a los clientes más conservadores de la marca, que aún hoy no terminan de aceptar del todo la existencia de modelos como Cayenne o Macan. Rechinan los dientes ante su sola mención, sin tener en cuenta que -gracias a las excelentes ventas de esos modelos- Porsche sobrevivió a una crisis que la puso al borde de la extinción y la transformó en la automotriz más rentable del planeta. Es literal: nadie gana tanta plata con cada auto que vende como Porsche.

Desde luego, muchos de los llamados “puristas” nunca vieron con buenos ojos la llegada del Panamera: un sedán de lujo para cuatro adultos y con motor delantero, pero con una silueta que intentaba imitar al perfil del 911.

Hay que admitirlo: el primer Panamera era un auto de proporciones espectaculares -muy largo, muy ancho y bajísimo-, pero con algunos rasgos que no eran del todo armónicos. En especial, en el remate del portón trasero.

Con la llegada de la segunda generación, Porsche admitió haber escuchado los reclamos: “Fueron retocados y ajustados varios puntos”, informó la marca desde el primer párrafo de su comunicado de lanzamiento.

Antes, la parte trasera se veía pesada, con un extenso voladizo, demasiada chapa y una joroba sobre el techo. Parecía un intento de Shooting Brake, que no se animó a asumirlo del todo, como sí hizo Ferrari con la FF. Lo más curioso del caso: junto con esta segunda generación del Panamera, ahora sí se ofrece una variante Shooting Brake, el Panamera Sport Turismo. Pero esta variante todavía no está confirmada para la Argentina, así que volvamos al Panamera convencional.

El principal cambio en el diseño fue una corrección en la curva del techo, que ahora cae 20 milímetros más abajo en la parte trasera. También se achicaron los voladizos delanteros y traseros, para lograr proporciones más compactas. También se bajó un poco la altura del capot y se moldeó una trompa más afilada.

El nuevo Panamera no es más chico que el anterior, pero lo parece. Ahora sí: tiene las proporciones de un “911 de cuatro puertas”.

Lo curioso es que, al ver las cifras de las dimensiones, es claramente más grande que el modelo de primera generación. Mide 5.049 milímetros de largo (34 más que el primer Panamera), 1.937 mm de ancho (6 más) y 1.423 mm de alto (5 más). La distancia entre ejes ahora es de 2.950 mm (30 más).

El peso no varió. Con el uso más intensivo de aluminio en varios paneles de la carrocería, se mantuvo en dos toneladas.

La estética bien deportiva de esta versión Turbo se completa con llantas de aleación de 20 pulgadas (21″, en opción) y el espectacular alerón trasero retráctil. Este spoiler se despliega de manera automática a partir de los 80 km/h, pero también se puede accionar de manera manual: desde la tapa del baúl emerge un spoiler de tres piezas, que se despliega y se arma con la misma gracia de un Transformer.

POR DENTRO

El techo ahora es un poco más bajo en las plazas traseras, pero el Panamera sigue siendo un sedán de lujo con espacio suficiente para acomodar a cuatro adultos, con el máximo confort y doble techo panorámico, para que nadie sienta claustrofobia. Lo único un poco incómodo es entrar y salir del vehículo: está tan cerca del piso, que demanda algo de esfuerzo extra. Si tu espalda y tus abdominales no están en condiciones de afrontar esa leve exigencia, mejor optá por una Cayenne.

El tema es que, una vez que estás acomodado en el habitáculo, el nuevo Panamera es un vehículo mucho más lujoso y refinado que una Cayenne. Tanto los ocupantes de las plazas delanteras como los de las traseras tienen butacas deportivas individuales, separadas al medio por una consola de instrumentos.

El diseño del puesto de manejo es superlativo, con tecnología heredada del exótico 918 Spyder. En la consola central casi no hay botones, pero sí muchos comandos pintados y bien iluminados sobre una gran pieza de plástico negro de gran calidad y a prueba de rayones: es una pantalla táctil camuflada en el túnel central.

Con sólo tocar cada uno de los comandos dibujados sobre ella se activa una función y la yema del dedo recibe un rebote de feedback, muy similar al que brinda el teclado de un teléfono Samsung. Es una manera de confirmar que tu orden fue comprendida, incluso sin tener que sacar la vista del camino.

La información, el entretenimiento y el control del vehículo corren por cuenta de dos enormes pantallas digitales. Una es táctil y está en el centro de la plancha de instrumentos. Tiene 12,3 pulgadas y concentra toda la información del navegador, las cámaras de asistencia al estacionamiento, la climatización, el audio y el Bluetooth. Cuenta con sistema Mirror Screen, para espejar aplicaciones de dispositivos con Apple Car Play y Android Auto. Es decir, como en cualquier otro auto moderno.

Pero, como es un Porsche, desde ahí también se pueden programar y personalizar los diferentes modos de manejo, setear la velocidad de reacción del motor y la transmisión, cambiar la dureza y altura de las suspensiones y jugar también con la crudeza del sonido de los escapes.

La otra pantalla es el tablero de instrumentos detrás del volante. Ofrece información completísima sobre el estado de funcionamiento de la transmisión, la temperatura de los fluidos, la presión de los neumáticos, la velocidad, el consumo y datos resumidos sobre la navegación del GPS.

Como un guiño a los “puristas”, el Panamera conserva un excelente volante de diseño y tacto deportivo, con levas del cambio en aluminio pulido y la genial perilla para seleccionar los diferentes modos de manejo: Normal, Sport, Sport Plus o Individual. Lo mejor está en el centro de esa ruedita: al presionarla -sin importar qué programa tengas seleccionado- cambia de manera instantánea a Sport Plus y libera la máxima performance del vehículo. Es como el “Turbo Boost” de K.I.T.T (qué viejazo).

Cada vez que me subo a un Porsche de nueva generación, lo que más me sorprenden no son sus prestaciones. Vamos, es un Porsche: es obvio que será potente y rapidísimo.

Pero lo que no deja de llamarme la atención es la calidad superlativa de los interiores. Nadie obligó a Porsche a competir con Mercedes-Benz en materiales refinados y terminaciones de altísimo nivel. Y, sin embargo, este Panamera tiene una calidad superior a la de muchos sedanes de la Estrella.

Más allá de eso, no olvidemos que es un sedán con estética de coupé. Así que el baúl no deja de ser una cuestión importante: el Panamera no tiene la capacidad de carga de una Cayenne, pero los 495 litros son más que suficientes para cuatro pasajeros, aunque se pueden extender hasta 1.304 litros reclinando los respaldos traseros (por tercios).

SEGURIDAD

Tiene todos los airbags, controles y asistencias esperables en un auto de este segmento. Llega a la Argentina incluso con algunos gadgets que son opcionales en otros mercados.

Por ejemplo, el asistente de visión nocturna. Es una cámara de video térmica, que detecta la presencia de personas y hasta animales pequeños, como un perro. Las imágenes se proyectan sobre la pantalla multimedia con un alerta de peligro para el conductor.

No hay resultados disponibles de pruebas de choque realizadas por organismos independientes.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Todas las mecánicas se renovaron por completo. En una primera etapa, el nuevo Panamera se ofrecerá en la Argentina con dos motorizaciones. El Panamera 4S viene con un V6 2.9 biturbo con 440 caballos de potencia y 550 Nm de torque.

Y después está el Panamera Turbo que manejó Autoblog, con un V8 4.0 birtubo con 550 caballos (30 más que el Panamera Turbo anterior) y 770 Nm de torque (70 más).

Las dos versiones se combinan con caja automática de doble embrague (PDK) de ocho velocidades y tracción permanente a las cuatro ruedas.

En otros mercados hay también versiones híbridas, que posiblemente se ofrezcan más adelante en la Argentina, como ocurrió con el Panamera anterior. La variante más sofisticada es la Turbo S E-Hybrid, con un V8 4.0 naftero y dos eléctricos, que entregan un rendimiento total de 680 caballos y 850 Nm. Es un sistema híbrido que aprendió mucho del 918 Spyder.

COMPORTAMIENTO

Ya sé lo que querés saber: ¿cuánto camina el nuevo Panamera Turbo? Bueno, acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y alcanza una velocidad máxima de 306 km/h. Esto se logra a pesar de que pesa dos toneladas, pero gracias a que tiene una relación peso potencia de 3,6 kilos por caballo y un coeficiente aerodinámico de Cx 0,306. ¿Estás viendo muchos números tres y seis en este párrafo? No es casual: los ingenieros alemanes piensan en todo.

Esto son valores declarados por el fabricante y no fue posible probarlos en Estados Unidos. Hacía falta un permiso especial para llevarlo a una pista. Y una pista. Pero, después de manejar una semana el Panamera Turbo, no tengo dudas de que son ciertos.

Como ya dije más arriba, a nadie sorprenden esas cifras de prestaciones: ¡Es un Porsche Turbo!

Lo más asombroso es cómo esos ingenieros alemanes que juegan con los números lograron el equilibrio para que, un auto con prestaciones de misil, también se pueda comportar con la serenidad del más confortable de los sedanes.

Y es que, más allá del rugido que emiten los escapes cada vez que lo ponés en marcha, el Panamera Turbo se comporta en la ciudad como el más sobrio, discreto, suave y sosegado de los autos de lujo.

En eso juega un papel fundamental la tecnología, que se encarga de ponerle un bozal electrónico al V8 biturbo. Pero también es mérito de la excelente suspensión neumática: cuatro bombas de aire comprimido se encargan de regular en todo momento la altura de la carrocería y de absorber las imperfecciones del camino. Los neumáticos de perfil bajo no se padecen, aunque cuando el pavimento no es completamente perfecto todavía sigue llegando información clara y precisa al cuerpo acerca de dónde está pisando cada ruedas.

En calles y autopistas, el Panamera Turbo se comporta como un Mercedes Clase S con alerón retráctil. Pero lo más divertido es buscar caminos secundarios. No importa si están lleno de camiones. De hecho, es mejor aún. Son la compañía perfecta para disfrutar un auto con una capacidad explosiva para adelantar vehículos más lentos. La maniobra se resume a detectar el obstáculo, confirmar que nadie viene de frente y presionar ese verdadero detonador que es el acelerador: “¡púm!”, el camión ya quedó atrás.

La dirección, el chasis y los frenos de carbono acompañan a la perfección esa entrega brutal de potencia. Recién en esas condiciones comprendés por qué Porsche dispuso butacas deportivas para los cuatro ocupantes. Otro camión, agárrense fuerte, ahí vamos otra vez: “¡púm!”

Lo más recomendable es hacer todo eso en el modo de manejo Normal. Y, tal vez, presionar el mencionado “Turbo Boost” cada tanto. Los modos Sport y Sport Plus vuelven al auto muy nervioso y un poco incómodo: los cambios de marchas son más bruscos, se realizan a mayor régimen del motor y los rebajes hacen que tu cabeza pegue latigazos. Mejor dejar eso para un circuito.

En condiciones reales de rutas y autopistas, el modo Normal de este Panamera Turbo alcanza y sobra. Incluso de noche, gracias a los geniales faros tipo Matrix Led: son como un sol de medianoche.

Además, el auto logra todo esto con unos consumos irrisorios. Porsche declara una media de 9,3 litros cada 100 kilómetros, que no están muy lejos de los 10,1 litros que midió Autoblog en condiciones de uso real.

El eje trasero direccional merece un párrafo aparte. Este Panamera Turbo tiene tracción a las cuatro ruedas, pero también dirección en los dos ejes. Funciona así: por debajo de los 70 km/h, las ruedas traseras giran en sentido inverso a las delanteras (hasta 2,8 grados). Esto facilita las maniobras de estacionamiento y reduce mucho el radio de giro (fundamental en un auto de más de cinco metros de largo).

Pero, por encima de los 70 km/h, las ruedas traseras giran en el mismo sentido de las delanteras (hasta 1,5 grados). Esto hace que los cambios de carril sean más precisos. El auto se sienta más estable y la sensación al volante es la misma de estar manejando un auto mucho más ágil y compacto. Brillante.

CONCLUSIÓN

Por potencia y prestaciones, los rivales del nuevo Porsche Panamera Turbo hay que buscarlos entre los Mercedes-AMG E 63 y BMW M5. Por la calidad del interior, se ubica en ligas mayores: Clase S o Serie 7. Y, cuando se trata del impacto que genera su nuevo diseño, la experiencia en Miami deja en claro que puede ser tan llamativo como una Ferrari verde-loro.

El Panamera se ganó un lugar en aquellos países donde no alcanza sólo con tener un Porsche: también tiene que ser un Porsche lujoso, exclusivo y con detalles sibaritas.

En la Argentina, y Sudamérica en general, la Cayenne siempre lo superó en ventas, por el beneficio extra de un mayor despeje del suelo, que se adapta a la realidad de nuestros pavimentos imperfectos.

Pero donde la Cayenne no puede competir es en el comportamiento dinámico que ofrece este sedán con prestaciones de coupé. Es una exquisita máquina de altas prestaciones que, de paso, deja en claro que las SUVs todavía no son la única respuesta para quien busca un vehículo espacioso.

Ese es el rol del nuevo Panamera II: el 911 familiar.

Carlos Cristófalo
Agradecimientos: Porsche Argentina, Porsche Latinoamérica y Legoland Florida

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El Porsche Panamera Turbo cuesta 380 mil dólares en Argentina.

Hay una versión 4S más accesible, por 340 mil dólares.

Viene de serie con suspensión neumática, para que todos los caminos parezcan tan bien pavimentados como los de Miami.

Creció en dimensiones, pero no parece. Lo que mejoraron (y mucho) son las proporciones y la elegancia de su dieño.

Interior híper-tecnológico, con ideas heredadas del 918 Spyder.

La consola central es una gran pantalla táctil.

Desde la pantalla multimedia central se comanda todo: hasta la apertura del alerón trasero.

El alerón tiene tres piezas y se pliega hasta ocultarse por completo (ver video abajo).

Volante deportivo, con la ruedita mágica del Sport Chrono, abajo a la derecha.

Nadie le pidió a Porsche que compita con Mercedes-Benz. Pero el Panamera tiene nivel de calidad Clase S.

Las butacas traseras son individuales, con comandos propios de climatización.

Techo panorámico doble, con cortinas.

Una semana con el nuevo Panamera Turbo en Miami: el “911 familiar”.

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Crítica: Nissan Kicks Exclusive CVT

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Listo, estamos todos. O casi todos. Cuando hablamos de las SUVs del Segmento B (chico), nos referimos a uno de los rubros más populares y competitivos del mercado argentino. Lo que empezó siendo una moda de nicho con la Ford EcoSport, hace 15 años, hoy es el campo de batalla clave, donde se definen los liderazgos en ventas.

Casi todas las marcas, incluyendo a las firmas chinas recién llegadas, tienen una SUV chica en su portfolio. Tan sólo faltaba Nissan, que en algunos países ya vendía el modelo Juke, pero que por razones de costos nunca se animó a ofrecer en nuestro mercado.

Con ese objetivo nació la Kicks, una SUV que comparte plataforma con los March, Versa y Note, pero que tiene las mismas proporciones de una Honda HR-V. La Kicks se vende en la Argentina desde julio pasado, importada desde México. Y, a partir de diciembre, aumentará el stock disponible con unidades producidas en Brasil.

Manejamos durante una semana la versión tope de gama: Nissan Kicks Exclusive CVT (515 mil pesos). La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Tiene proporciones de Honda HR-V, pero diseño completamente Nissan. Con superficies facetadas, ángulos curiosos y una trompa con parrilla en forma de “V”, la identidad de la Kicks está bien marcada.

Sus líneas son modernas, originales y robustas. En un segmento tan popular, es difícil lograr que un producto le guste a todos. Nissan no logra la aprobación unánime, pero al menos la Kicks se diferencia con facilidad de sus rivales. No es poco.

En otros mercados existen incluso variantes más arriesgadas, con el techo pintado de otro color y detalles más remarcados en los pilares. Esa posibilidad no se ofrecerá, por ahora, en la Argentina.

La Kicks llega a nuestro mercado con dos niveles de equipamiento: Advance (desde 455 mil pesos) y la Exclusive que se muestra acá (515 mil pesos).

No es fácil distinguirlas por fuera. Las dos vienen con llantas de aleación de 17 pulgadas (calzadas con Continental ContiPowerContact 205/55R17) y apenas se distinguen por un pequeño detalle: la Exclusive es la única que tiene luces intermitentes en los espejos retrovisores externos.

POR DENTRO

Si la Kicks es original y diferente por fuera, hay que admitir que tiene uno de los mejores interiores. Sobre todo en esta versión Exclusive, con tapizados en cuero claro y revestimientos de la misma tonalidad en la plancha de instrumentos. Es un material suave al tacto y con terminaciones de muy buena calidad, incluyendo costuras dobles. Es algo poco habitual en este segmento.

No se puede decir lo mismo de la versión Advance, que es bastante más rústica.

La unidad probada venía importada de México. Desde diciembre, la Kicks llegará a la Argentina procedente de Brasil. La marca asegura que se mantendrá el mismo nivel de “requinte”.

El resto de los materiales tiene una calidad promedio. Son los clásicos plásticos duros de Nissan, sin lujos, pero durables.

Sin embargo, el ojo perdona esos detalles porque se siente atraído por otras cosas más curiosas.

Por ejemplo, el tablero de instrumentos con un gran display digital y en color, de siete pulgadas. Ofrece doce funciones diferentes, incluyendo consumos, compás, tacómetro digital y temperatura del motor. La información se complementa con un clásico velocímetro analógico. Este tablero viene sólo con la versión Exclusive.

Lo que sí viene de serie en toda la gama es la pantalla táctil multimedia, de siete pulgadas. El hardware es el mismo para las versiones Advance y Exclusive. Lo que cambia es el software.

Todas tienen equipo de audio con Bluetooth. La Advance agrega además sistema Mirror Screen compatible para espejar las funciones de dispositivos con Android Auto y Apple Car Play.

La Exclusive no tiene Mirror Screen, pero viene con GPS integrado y un completo sistema de cámaras de monitoreo. Es mucho más que una cámara de retroceso ubicada sobre la tapa del baúl: con cámaras escondidas en la trompa y bajo los retrovisores externos, es posible tener una visión simulada en 360 grados, incluso con el vehículo en movimiento (sólo a bajas velocidades). Ayuda a maniobrar en espacios estrechos y también sirve para ver obstáculos en manejo off-road, sin tener que bajar del vehículo.

Así como es muy completa en algunos aspectos, a la Kicks le faltan otros dispositivos, como control de crucero o sensor de lluvia.

La posición de manejo es elevada, pero cómoda. Ayuda en mucho que el volante se ajuste en altura y profundidad. Es un volante forrado en cuero, de empuñadura ancha y buen tacto.

El espacio en las plazas traseras es muy amplio. Podrían caber hasta tres adultos. La única contra que le encontré es que los pasajeros más pequeños tendrán problemas para ver el paisaje. Por el recorrido que hace la línea de cintura exterior, el tercer vidrio lateral es chico y obstruye la visión.

El baúl es más que correcto. Tiene una capacidad de 432 litros y se puede ampliar la capacidad rebatiendo los respaldos traseros, por mitades.

Bajo el piso del baúl se encuentra la rueda de auxilio. En la versión Exclusive tiene el mismo tamaño y llanta que las ruedas titulares (“¡qué bien!”), pero -de manera insólita- en las versiones Advance tiene una llanta más chica y es de uso temporario (“¡qué mal!”). Al menos, el Congul es gratis.

SEGURIDAD

Nissan es una marca que suele tener “altibajos” en este rubro. Por suerte, la Kicks se encuentra en el grupo de los “altis”.

Esta versión Exclusive viene con seis airbags, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, control dinámico de torque y asistencia al arranque en pendiente. También cuenta con anclajes Isofix para sillas infantiles y apoyacabezas para los cinco ocupantes.

Lo del control de estabilidad (ESP) hay que destacarlo. Viene de serie en toda la gama Kicks. Es un dispositivo que ya lo ofrecen casi todas sus competidoras del segmento, pero que es una rareza en la oferta de Nissan Argentina. No lo tienen ni el March, ni el Versa, ni el Note. Ni siquiera el Sentra.

Por el momento, no se conocen resultados de pruebas de choque independientes. Sería interesante conocer ese dato. Recordemos que LatinNCAP, durante un crash test patrocinado por Nissan, denunció que la Murano que se vende en América Latina tiene problemas estructurales, que no se detectaron en unidades vendidas en otros mercados. Nissan aún debe una respuesta sobre ese aplazo.

MOTOR y TRANSMISIÓN

El motor de la Kicks parte de la base del mismo block 1.6 16v de los ya conocidos March, Versa y Note. En Autoblog siempre lo destacamos: gran motor para autos chicos. Lo mejor es que en la Kicks tiene incluso mejor rendimiento: 120 cv de potencia a 6.300 rpm y 149 Nm de torque a 4.000 rpm. Sin embargo, queda por debajo del promedio de este segmento, donde hay competidores que -por precio similar- ya ofrecen hasta 170 cv (EcoSport).

En la versión Advance, se puede elegir entre caja manual de cinco velocidades o automática CVT de siete marchas. La Exclusive viene sólo con CVT.

Como ya es una tendencia en este segmento, la Kicks se ofrece sólo con tracción simple (delantera). Cada vez son menos las SUVs del Segmento B con tracción integral. Venden poco, pero no deberían desaparecer: son una buena alternativa para quienes necesitan doble tracción a un precio relativamente accesible (o sin caer en una pick-up).

COMPORTAMIENTO

No es un todo terreno, pero tiene estética aventurera y un buen despeje de 200 milímetros. Por eso la manejamos durante una semana en ciudad, rutas y off-road liviano. Por ser 4×2 no circulamos por el barro, como sí hubiéramos hecho con una SUV chica con tracción integral.

En ciudad, la Kicks es bien ágil y sencilla de manejar. Es un típico producto de marca japonesa: te entendés rápido con ella y es muy fácil convivir en el uso cotidiano. La dirección es liviana, el motor es una pequeña maravilla en tránsito urbano y sólo desentona un poco la caja CVT.

Nissan apuesta cada vez más a este tipo de transmisiones con variador contínuo, pero su funcionamiento no es tan refinado ni eficiente como lograron -con la base de la misma tecnología CVT- otros fabricantes japoneses (Subaru, por ejemplo). Cuando se acelera a fondo, existe una sensación de patinamiento y ruido de motor a altas revoluciones, que no se condice con el progresivo aumento de la velocidad del vehículo.

Esta CVT tiene seis marchas preprogramadas, pero no es posible intervenir sobre el cambio. Lo que sí tiene es un modo “L”. Algunos lo interpretan como “Low”, pero de ninguna manera es una reductora o “Baja”. Es un programa que retiene una relación de cambio baja, para que el motor trabaje a mayor régimen y con un empuje más parejo. El modo Low no está pensado para el off-road: sirve para salir de estacionamientos con pendientes pronunciadas y con el vehículo cargado, por ejemplo.

Otro punto flojo es el andar. No es malo. Pero tampoco es lo cómodo y robusto que uno esperaría de un producto de este tipo. No es culpa de la puesta a punto de la suspensión, que incluso tiene las barras estabilizadoras en los dos ejes (que otros Nissan más baratos no poseen).

La aspereza que se siente al circular sobre pavimentos que no son perfectos se debe al perfil algo bajo de los neumáticos. Las llantas de 17″ le quedan muy lindas, pero no se justifica sacrificar perfil de goma para lucirlas.

Esto se potencia en el off-road. Definitivamente, y a pesar de su estética SUV, no es un terreno sobre el cual la Kicks se sienta cómoda. ¿Y cómo transmite esa incomodidad? La dirección no filtra las vibraciones del camino, el tren delantero responde con sequedad sobre las superficies más ásperas y, en el traqueteo, comienzan a sentirse algunos ruidos de plásticos en el interior.

En rutas y autopistas con buen pavimento, en cambio, se siente a gusto. No tiene ruidos aerodinámicos y se puede viajar en familia a buen ritmo, con una gran sensación de aplomo y seguridad. Sólo dos detalles: la carrocería se inclina bastante en las curvas a alta velocidad y me hubiera gustado un endurecimiento progresivo más notorio de la dirección, para aumentar la precisión del manejo cuando se viaja rápido.

Debido a la potencia por debajo de la media del segmento, las prestaciones de la Kicks son modestas. Acelera de 0 a 100 km/h en 11,5 segundos y alcanza una velocidad máxima de 170 km/h. El consumo medio es de 9,1 litros cada 100 kilómetros.

No es sobresaliente, pero tampoco está mal. Si se pudiera pedir, no le demandaría mayores prestaciones, pero sí un tanque de combustible más generoso: 41 litros no garantizan una buena autonomía en viajes largos.

CONCLUSIÓN

En un segmento donde la competencia es cada vez más aguerrida, la Nissan Kicks ofrece un buen promedio entre sus rivales. Se destaca por un diseño exterior original y un interior -al menos en esta versión Exclusive de tapizados claros- muy atractivo.

Tiene un motor correcto para el uso urbano, una caja que no acompaña tanto y un buen espacio interior. No corre mucho, pero tampoco gasta demasiado.

Es una SUV de ciudad ágil, práctica, con gadgets tecnológicos simpáticos, algunos olvidos en el equipamiento y, para ser un Nissan, un gran paquete de seguridad.

Los precios entre 455 mil y 515 mil pesos no son accesibles, pero están en la media de lo que proponen las SUVs chicas más modernas del mercado.

Este interesante “promedio” que representa la Kicks ya fue confirmado por los primeros compradores. Se agotó el stock para todo 2017 de las versiones provenientes de México.

Es de esperar que, al llegar desde Brasil en diciembre, exista mayor disponibilidad y también algunos concesionarios dispuestos a plantear propuestas de negocio más atractivas. Desde Autoblog sólo pedimos que conserve la seguridad de la Kicks mexicana.

Carlos Cristófalo
Producción fotográfica: Garage Creativo

***

La Kicks es se vende en la Argentina con precios entre 455 mil y 515 mil pesos.

Probamos durante una semana la versión tope de gama, Exclusive CVT.

Su diseño no es revolucionario, pero al menos es original y se distingue con facilidad de la competencia. 

Interior atractivo y de buena calidad, al menos en la versión Exclusive.

Tapizados y revestimientos claros, en material blando y con doble costura.

El tablero es en gran parte digital y se puede configurar a gusto del usuario (ver video abajo).

La pantalla multimedia tiene GPS en la versión Exclusive y el monitor para el sistema Around View con cámaras múltiples (ver video abajo).

La posición de manejo es elevada. El volante se ajusta en altura y profundidad.

Buen espacio en las plazas traseras, aunque los vidrios laterales tienen visión limitada, por la marcada curva ascendente final.

Encendido por botón y caja de cambios CVT, con función “L” para subir pendientes o acelerar con mucha carga.

El baúl está bien: 432 litros de capacidad.

Y eso que oculta una rueda de auxilio como corresponde, con mismo tamaño y llanta que las titulares. Si Nissan puede, ¿por qué otros no?

Llantas de diseño atractivo, pero los neumáticos de perfil bajo arruinan un poco el desempeño off-road.

El motor 1.6 16v es muy ágil en el uso urbano. Pero sus 120 caballos están por debajo del promedio del segmento.

Algo que no tiene ni el Sentra. ¿Plancha de instrumentos con revestimientos blandos y costuras dobles? No, control de estabilidad.

Sin versiones 4WD y con neumáticos poco apropiados, la Kicks no se siente cómoda en el off-road.

Llega importada de México y es un producto que ofrece un buen promedio en el segmento. Desde diciembre vendrá procedente de Brasil.

***

FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Nissan Kicks Exclusive CVT
Origen: México (desde diciembre, Brasil)
Precio: 515.000 pesos (versiones desde 455.300 pesos)
Garantía: Garantía de tres años o 100 mil kilómetros.
Comercializa: Nissan Argentina (www.nissan.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, delantero transversal, cuatro cilindros en línea, 16 válvulas e inyección electrónica multipunto.
Cilindrada: 1.598 cc
Potencia: 120 cv a 6.300 rpm
Torque: 149 Nm a 4.000 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: tracción delantera, con control electrónico.
Caja: automática de variador contínuo (CVT), con modo L y seis marchas preprogramadas.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Suspensión trasera: eje de torsión, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Frenos delanteros: discos macizos.
Frenos traseros: de tambor
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica.
Neumáticos: Continental ContiPowerContact 205/55R17 (rueda de auxilio de igual tamaño y llanta)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 170 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 11,5 segundos
Consumo urbano: 10,5 l/100km
Consumo extraurbano: 7,9 l/100km
Consumo medio: 9,1 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.295 mm / 1.760 mm / 1.590 mm
Distancia entre ejes: 2.620 mm
Peso en orden de marcha: 1.550 kilos
Capacidad de baúl: 432 litros
Capacidad de combustible: 41 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Doble airbag de cortina
Sistema antibloqueo de frenos (ABS) con Distribución Electrónica de Frenado (EBD) y Asistencia de Frenado de Emergencia (BA)
Control dinámico vehicular (VDC o ESP)
Control de tracción
Asistente al arranque en pendientes
Sistema antirrobo con inmovilizador y alarma
Anclajes Isofix para sillas infantiles
Asistencia de estacionamiento con Sistema Around View monitor, con simulación de vista áerea a traves de 4 cámaras perimetrales con detección de objetos en movimiento
Faros delanteras halógenos con LED
Faros antiniebla delanteros con función de circulación diurna
Limpiaparabrisas delantero y trasero manual e intermitente
Espejos exteriores color de la carrocería con ajuste eléctrico y luz direccional integrada
Panel de instrumentos con pantalla 7″ a color alta definición con 12 funciones
Volante forrado en cuero regulable en altura y profundidad
Palanca de cambios cromada y tapizada en cuero
Intelligent Key con botón de arranque
Cierre centralizado de puertas con apertura selectiva y comando a distancia
Levantacristales eléctricos delanteros y traseros
Climatizador automático
Asientos tapizados en cuero, con ajuste manual de 6 posiciones
Asientos traseros plegables 60/4
Toma de 12 Volt (dos) y puerto USB
Sistema de audio AM/FM/CD/MP3/Aux-In/USB/iPod Ready con 6 parlantes con pantalla táctil 7″ y sistema de navegación
Sistema de manos libres Bluetooth

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Crítica: Porsche 911 Targa 4 GTS Manual

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Desde Stuttgart (Alemania) – A veces siento un poco de envidia de los periodistas de autos europeos. Viajan un par de horas en avión, aterrizan en la otra punta del Viejo Continente, asisten a una presentación y al día siguiente ya están de regreso en sus casas.

Para los que vivimos en ese cono que está al Sur, en cambio, el mismo evento puede implicar más de un día de viaje de ida (más otro tanto de vuelta) y un notable desbarajuste horario.

Pero no hay que quejarse: sólo es cuestión de organizarse bien. Por eso, cuando surgió la posibilidad de viajar al Salón de Frankfurt (ver cobertura) y a las pruebas de choque de LatinNCAP (ver cobertura), junto con Rodrigo Barcia (Autoblog Uruguay) comenzamos a ver qué otras notas podíamos sumar a ese tour.

Así surgió la fiesta por los 70 años de Ferrari en Maranello (ver cobertura) y visitas a varios museos (De Tomaso, Lamborghini, BMW y Porsche).

Listo. Sólo necesitábamos un auto. El Móvil de Autoblog para este tour europeo. La respuesta inmediata vino de parte de Porsche Argentina, Porsche Latinoamérica y la sede central de Stuttgart: nos darían un auto para probar durante una semana.

En el colmo de la caradurez pusimos sólo una condición: que tuviera buen lugar para el equipaje de dos personas, en viaje de 15 días. Así, quedaron descartados los 718 Cayman y 718 Boxster.

No supimos qué auto sería hasta llegar al estacionamiento del Departamento de Prensa de Porsche en Stuttgart, ubicado junto a la fábrica y el museo. Ahí estaba: un 911 Targa 4 GTS Manual.

Este modelo todavía no está a la venta en la Argentina. Por el momento, en nuestro país se comercializan los Carrera 4S, Cabrio 4S, Targa 4S, Turbo Coupé, Turbo Cabrio, Turbo S Coupé y Turbo S Cabrio. En 2018, llegarán varios más (ver listado).

Manejamos el GTS por rutas de Francia y Alemania, durante una semana y mil kilómetros. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

No hay dudas: es un Porsche 911. El diseño más tradicional e inconfundible del mundo sigue intacto, a pesar de los años. Tal vez sea porque las líneas originales que dibujó Butzi Porsche en 1963 fueron perfectas. Tal vez porque todos los diseñadores que vinieron detrás hicieron un trabajo intachable de actualización. O, tal vez, porque los responsables de la marca sean unos tradicionalistas incurables.

La cuestión es que la receta original de un deportivo para todos los días sigue imperturbable: un motor trasero, un habitáculo para dos adultos más dos niños (2+2) y un pequeño baúl delantero. Es la base para un deportivo práctico, aerodinámico y agradable a la vista.

A eso hay que agregarle la estética nostálgica que tienen todos los 911 Targa. La idea surgió en 1967, para ofrecer el atractivo de un Cabrio, pero manteniendo una barra de protección en el techo, para conservar la rigidez del chasis y la seguridad de un auto pensado para disfrutar en pista.

La ingeniería moderna superó hace tiempo esas demandas originales, pero el 911 Targa sigue ahí, eterno. Ya no es una solución técnica, sino una declaración estética. Sólo así se puede comprender el complejísimo mecanismo que se diseñó para operar la apertura del pequeño techo superior, de manera automática.

La operación demanda 20 segundos e implica desplazar hacia atrás toda la parte posterior de la carrocería, con brazos mecánicos, para permitir guardar el pequeño techo de tela sintética en el espacio ubicado detras de los asientos de los niños.

A diferencia del 911 Cabrio, en el que se puede realizar la maniobra en movimiento hasta una velocidad máxima de 50 km/h, el Targa sólo se puede descubrir con el vehículo detenido. Hay dos razones.

La primera es legal: durante un breve lapso, la cubierta trasera oculta las ópticas posteriores, lo cual impediría ver si el auto frena o tiene la luz de giro. La segunda es técnica: si se abriera en movimiento, la parte trasera actuaría como paracaídas y demandaría la instalación de brazos mecánicos más robustos, para no dañarse. En Porsche optaron por una solución más liviana y por eso anularon la apertura en movimiento.

La maniobra de descapotar el Targa es un verdadero show. Sorprende la primera vez, divierte la segunda y genera un poco de rubor de ahí en más: es demasiado espectacular y ostentosa, como para pasar desapercibida.

Después están los detalles GTS. Desde hace tiempo, Porsche utiliza esta sigla para identificar a las versiones que tienen una puesta a punto más deportiva, pero sin llegar a los niveles de potencia y prestaciones de las variantes GT3, Turbo o Turbo S o GT2 RS.

Los GTS tienen una puesta a punto más picante en su mecánica. Además, se diferencian con facilidad de las versiones convencionales por la trocha trasera ensanchada. En este caso, creció de 1.518 a 1.544 milímetros. El resultado: el dibujo original de Butzi, pero con anabólicos.

El trabajo está rematado por tomas de aire adicionales, spoilers rebajados y unas espectaculares llantas con tuerca central de competición. Están calzadas con brutales rodillos Pirelli P Zero (245/35R20 adelante y 305/30R20 detrás). No, no tiene rueda de auxilio, sólo un kit de reparación de emergencia.

POR DENTRO

Todos los GTS también reciben un tratamiento especial en el interior. Por empezar, lo que es opcional en otros 911 más accesibles, acá viene de serie. Por ejemplo, el revestimiento en Alcántara en cada rincón del vehículo, desde las butacas y el volante, hasta las puertas y la palanca de cambio, sin olvidar las plazas traseras y hasta los parasoles.

La tela de Alcántara no es natural. Es una fibra sintética creada en Italia. Es un revestimiento muy suave al tacto, similar al ante o al terciopelo. No es tan refinado como el mejor cuero, pero tiene grandes ventajas: no se calienta con el sol, no tiene olor, no se degrada con el tiempo (cuando es de buena calidad) y ofrece un grip (del cuerpo en el asiento y de las manos en el volante) que no tiene igual en la industria de la tapicería.

Las butacas delanteras también son específicas de esta versión: en opción, vienen con 14 ajustes eléctricos. Esto incluye los desplazamientos del volante y el agarre lateral del asiento (“los pétalos”, como decían con la Renault Fuego).

Por supuesto, después tiene todos los detalles clásicos de un 911: encendido con llave a la izquierda, tablero completísimo (con display digital para elegir funciones extra), cronómetro analógico/digital del paquete Sport Chrono (de serie, en los GTS), climatizador bizona y pantalla multimedia de siete pulgadas: tiene reproductor de DVD, GPS y sistema Apple Car Play (sin Android Auto).

Pero esta versión del GTS se destaca por dos detalles que amarán los fanáticos más frenéticos del 911.

Primero: un volante completamente despojado. Sin comandos de audio o de teléfono. Está apenas decorado con la ruedita para seleccionar los modos de manejo Normal, Sport, Sport Plus o Individual. Sólo el aro de la dirección (¿ya te dije que está hermosamente revestido en Alcántara, suave al tacto?) y tus manos.

Segundo: la caja manual. Clásica, indiscutible y cada vez más rara de ver entre los deportivos modernos: una selectora corta y con precisión quirúrgica, para operar a mano la transmisión de siete marchas. Un deportivo con tres pedales, casi una especie en extinción.

SEGURIDAD

Viene de serie con lo básico que corresponde a un auto de este posicionamiento y precio: cuatro airbags (al ser Targa, no puede tener bolsas de aire de cortina), frenos ABS, control de estabilidad, control de tracción, monitoreo de presión de neumáticos, anclajes Isofix y todo lo esperable.

Después, si querés más, tenés que pagar. La lista de opcionales en Porsche siempre fue extensísima. Un negocio aparte. Esto incluye a dispositivos de seguridad que vienen de serie en autos muchísimo más baratos, como por ejemplo la cámara de retroceso, el asistente de cambio de carril o el control de crucero adaptativo. En el caso del 911, también hay opcionales más exóticos: como anclajes Isofix en el asiento delantero derecho, para los países donde está permitido llevar niños adelante.

No existen resultados de pruebas de choque realizadas por organismos independientes.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Desde esta generación (llamada 991 Mk2), todos los 911 tienen motores biturbo. Sólo los modelos tope de gama llevan el nombre “Turbo”, pero la verdad es que todas las variantes tienen doble caracol en el clásico seis cilindros Bóxer.

Es la fórmula que encontró Porsche (y otros fabricantes de autos deportivos) para seguirle el ritmo a las exigencias internacionales de emisiones de gases contaminantes. Un turbo (o dos) permiten ofrecer los mismos (o incluso mayores) niveles de potencia, pero con consumos más contenidos cuando se circula a las velocidades moderadas en las que se realizan los ensayos de contaminación. El molesto sistema Start&Stop, que puede ser muy irritante cuando se maneja un auto con caja manual, viene de serie por el mismo motivo de estrategia ambiental. Por suerte, es desconectable.

Pero volvamos al seis cilindros: tiene 2.981 centímetros cúbicos, cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, distribución variable, doble turbo e intercooler. Entrega 450 caballos de potencia a 6.500 rpm y 550 Nm entre 2.150 y 5.000 rpm. Es decir, los GTS están justo a mitad de camino entre los Carrera S (420 cv y 500 Nm) y los GT3 (500 cv y 560 Nm).

Los GTS se ofrecen con tracción simple o integral permanente (con distribución activa). Caja manual de siete velocidades o automática doble embrague de siete marchas. Esta unidad de pruebas tenía una configuración poco habitual: doble tracción y caja manual. Desde el Porsche que ganó el Rally Dakar 1984, que no veía un 911 así.

COMPORTAMIENTO

Retiramos el auto en Stuttgart, después del Salón de Frankfurt. Viajamos a Landsberg, para las pruebas de LatinNCAP. Fin de semana de descanso en Munich, por el Oktoberfest (y con el auto guardado en el garage). Sesión de pruebas y fotos en Estrasburgo (Francia) y regreso a Stuttgart. Fueron mil kilómetros en una semana, por calles, rutas, caminos secundarios, autopistas y autobahns.

Vamos directo a lo que querés saber: ¿cuánto camina el 911 Targa 4 GTS Manual? Son 308 km/h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos. Bestial: huracán Irma, elevado a la potencia María.

Probar la velocidad máxima de un Porsche en Alemania es legal, pero nadie dice que sea fácil. No todas las autopistas tienen zonas sin restricciones de velocidad. Las que tienen, muchas veces están con zonas en obra. Otras tienen mucho tráfico. Y en otras tenés que hacerte a un lado: cuando vos vas a 280, viene de atrás una Bugatti que te hace luces, a 350.

Aprovechar la libertad de las autoridades alemanas es divertido, pero no deja de ser estresante. Hay que estar muy atento al tránsito que circula más lento y hay que acostumbrar el ojo a ese paisaje, proyectado en Fast Foward.

Por suerte, el 911 transmite una confianza y seguridad pasmosas. A 300 se siente tan cómodo, estable y confiado como a 90. Incluso con el pavimento mojado, la tracción integral se encarga de que el límite se ubique mucho más allá de lo que indica tu instinto de supervivencia. El sistema de doble tracción varía en todo momento el nivel de torque que envía a cada neumático. Es posible verlo desde un monitor en tiempo real, siempre con preponderancia para el eje trasero, pero enviando todo el par que haga falta al eje delantero, para que el nivel de adherencia en curva sea altísimo.

Los modos de manejo, como siempre en los Porsche, tienen personalidades muy marcadas. En modo Normal, las prestaciones de este GTS ya son lo suficientemente intensas como para dejarte contento por años. En Sport, se endurece la suspensión, aumenta la velocidad de respuesta del acelerador y vuelve un poco más pesada la dirección. Además, cada vez que hacés un rebaje, la electrónica simula la maniobra de punta-y-taco, para elevar las revoluciones del motor y permitir que el cambio más bajo engrane a la perfección.

Ya en Sport Plus, el auto es una fiera y se recomienda reservar este modo sólo para circuitos: la dirección se vuelve más directa (mediante un sistema de desmultiplicación), el acelerador pierde toda sutileza (“nada” o “a fondo”), la suspensión se convierte en piedra, el sonido de los escapes es enloquecedor y es posible apagar todas las ayudas electrónicas a la conducción. Pide pista.

Por supuesto, también es posible seleccionar cada una de estas funciones por separado. Para eso está el modo Individual y el resto de los comandos ubicados junto a la palanca de cambios.

Y qué palanca. Una selectora de diseño precioso, tacto divino, recorrido corto y funcionamiento perfecto. Nunca había manejado un auto con caja manual de siete cambios. Pensé que iba a cometer un error tras otro (poniendo séptima cuando quería quinta o rebajando a cuarta cuando quería sexta), pero el sistema está diseñado con un grado de precisión tan maravilloso, que te ayuda en todo momento a engranar el cambio correcto. No sé bien cómo lo lograron, pero se siente como una atracción magnética, que parece acompañar tu movimiento de la palanca (“es por acá, pibe”).

También pensé que, en el tránsito de la ciudad, el cambio manual podría ser cansador. Pero el pedal de embrague no es para nada pesado y el motor tiene torque de sobra como para no estar todo el tiempo haciendo cambios. Podés doblar la esquina en tercera, sin corcoveos. O viajar a 200 km/h en cuarta, sin que sufra el motor. Así de elástico es.

Incluso la séptima tiene el empuje suficiente, como para que nadie la considere una mera “sobremarcha”. Podés circular a 60 km/h en séptima sin problemas y acelerar hasta 305 km/h, sin tocar la palanca. Siempre con solvencia. Nunca con titubeos o vacíos de torque.

¿Y se puede viajar con el techo abierto? Claro que sí. ¡Tenés que hacerlo! Aunque hay que tener en cuenta que, a partir de 140 km/h, la turbulencia y el ruido en el habitáculo complican un poco la conversación.

El trabajo aerodinámico que tiene la cabina es fantástico: si te sorprende una llovizna leve en la autopista, el agua no ingresa al habitáculo. Lo esquiva, repelida como por aceite, gracias a la manera en que el viento recorre la carrocería. Eso sí, cuando el aguacero se vuelve más intenso, vas a lamentar que el sistema no se accione en movimiento. Vas a tener que parar en la banquina y cerrar el techo, mientras a tu lado pasan los camiones que te bañan con tsunamis de charcos. Lo sé muy bien: le pasó a un amigo.

Por último, no quiero dejar de hablar del confort de marcha. Pensé que esas llantas de 20 pulgadas, con neumáticos de perfil bajo, serían un suplicio. Pero, al comienzo, me equivoqué. Durante los primeros días en Alemania alcanzaba con poner la suspensión en el modo más confortable para filtrar por completo las leves imperfecciones del camino.

Pero después pasé a Francia, que tiene algunas rutas más parecidas a las del Tercer Mundo. Y baches. También calles con empedrados desparejos. Ahí los neumáticos de competición se sufren bastante. No creo que resulte una experiencia placentera manejar un GTS en la Argentina. Pero qué lindo sería verlo en nuestras calles.

CONCLUSIÓN

El 911 es, más que nunca, el deportivo que se puede disfrutar todos los días. Y las últimas generaciones son geniales, porque las posibilidades de combinación son casi infinitas.

Pongamos como ejemplo a este GTS. Tiene un motor y un chasis por encima de la media de los 911. Pero también tiene tracción integral. Techo targa. Y caja manual. Me cuesta imaginar a un cliente que encargue esta configuración específica, sobre todo cuando esta unidad en especial cuenta con el plus de los parasoles tapizados en Alcántara (410 euros), pero carece de cámara de retroceso (1.000 euros) o limpialuneta (345 euros).

Más allá de esa anécdota, este ejemplar es la síntesis de la diversidad de opciones del actual 911.

Por último, un comentario personal. Arranqué hablando de la envidia que sentía de los periodistas de autos europeos. Mencioné vuelos y distancias. Pero el motivo de envidia real es otro.

Durante estas dos semanas de eventos en Italia, Alemania y Francia, tuve la oportunidad de charlas con muchos colegas europeos. No hablo de las estrellas de la TV. Me refiero a los que llenan de contenido las webs y revistas que leés. Algunos son más famosos que otros, pero todos le encontraron, más o menos, la misma vuelta a esta vida: pasar los días probando autos ajenos, tomando champagne pagado por otra persona y aporreando teclados hasta bien entrada la madrugada.

Ninguno de ellos hizo mucha plata con este oficio. Pero, en cuanto tuvieron la oportunidad, varios de ellos se compraron un 911. No hablo de uno nuevo. Siempre compran uno viejo, aunque no mucho, para que no cotice como clásico. Un 911 cualquiera, de los que venden por 30 mil euros en Europa.

¿Eso convierte al 911 en el deportivo favorito de los expertos? No lo sé. Creo que lo más preciso sería decir que es el más disfrutable. También es confiable y no resulta complejo de mantener.

Pero esto de los periodistas porschistas, no es un dato menor. Son personas que respiran, comen y sueñan con autos. Los viven hasta el hartazgo de haberlos convertido en su trabajo rutinario. Y, cuando al final del día vuelven a casa, el único otro auto que quieren ver es un 911.

Justo en este momento, mientras escribo esto, vuelo de regreso a Buenos Aires. Voy a tener que tomar algunas medidas en mi garage.

Carlos Cristófalo
Fotos: Rodrigo Barcia

***

Stuttgart, Landsberg, Munich… ¿vamos a Estrasburgo a sacar fotos? ¡Y dale…!

Un 911 extraño: GTS, Targa y manual, pero con doble tracción.

La síntesis de la diversidad de la gama actual del 911.

Los GTS vienen con revestimientos en Alcántara hasta en los parasoles.

Butaca específica GTS. En opción, 14 ajustes eléctricos y tres memorias.

Atrás, sólo niños. O una valija grande y dos mochilas.

En el baúl, bajo el capot delantero, sólo cabe una valija mediana.

Cuando el techo está cerrado, se puede aprovechar este espacio bajo la luneta.

Tablero completísimo. El display digital de la derecha se puede personalizar con la información que prefieras.

Pantalla táctil de siete pulgadas con Apple Car Play (sin Android Auto). La cámara de retroceso es opcional.

La ruedita para los modos de manejo es el único accesorio del volante.

El paquete Sport Chrono viene de serie en todos los GTS.

La apertura del techo, los grados de dureza de la suspensión y el sonido del escape se ajustan desde estos botones.

Caja manual de siete velocidades. Brillante.

Un deportivo moderno con tres pedales. Toda una rareza.

Las Pirelli P Zero de perfil bajo sólo se sienten cómodas en el pavimento perfecto de Alemania.

Con el techo cerrado, casi no hay diferencias acústicas con una coupé.

Pero el techo hay que abrirlo, cada vez que el clima lo permita.

***

FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Porsche 911 Targa 4 GTS Manual
Origen: Alemania
Precio: Aún no a la venta en Argentina (otros 911, entre 320 mil y 550 mil dólares)
Garantía: En Argentina, dos años o 200 mil kilómetros (con posibilidad de renovarla a nueve años con Porsche Approved)
Comercializa: Aún no a la venta en Argentina (otros 911 los comercializa Nordenwagen, www.porsche.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, trasero longitudinal, seis cilindros opuestos (Bóxer), cuatro válvulas por cilindro, inyección directa, distribución variable, doble turbo, intercooler y sistema Start&Stop.
Cilindrada: 2.981 cc
Potencia: 450 cv a 6.500 rpm
Torque: 550 Nm entre 2.150 y 5.000 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: Tracción integral permanente a las cuatro ruedas, con distribución inteligente en cada eje y diferencial trasero autoblocante.
Caja: manual, de siete velocidades y sistema de punta y taco automático en modo Sport y Sport Plus.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales y amortiguadores de dureza variable.
Suspensión trasera: independiente, tipo multibrazo, con resortes helicoidales y amortiguadores de dureza variable.
Frenos delanteros: discos ventilados (en opción, de carbono/cerámicos)
Frenos traseros: discos ventilados (en opción, de carbono/cerámicos)
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica y dureza y desmultiplicación variable en modo Sport y Sport Plus, y eje trasero direcciones (opcional).
Neumáticos: Pirelli P Zero 245/35R20 adelante y 305/30R20 detrás (sin rueda de auxilio, con kit de reparación de emergencia)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 308 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 4,1 segundos
Consumo urbano: 13,5 l/100km
Consumo extraurbano: 8,6 l/100km
Consumo medio: 11,0 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.528 mm / 1.852 mm / 1.293 mm
Distancia entre ejes: 2.450 mm
Peso en orden de marcha: 1.640 kilos
Capacidad de baúl: 125 litros
Capacidad de combustible: 67 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Anclajes Isofix en asientos traseros (opcional, en asiento delantero derecho)
Frenos ABS con EBD
Control de estabilidad (PSM)
Control de tracción (con Porsche Torque Vectoring)
Control de presión de neumáticos en tiempo real
Cronómetro en el tablero
Climatizador bizona
Faros bixenón adaptativos, con luces diurnas de led
Tapizado en Alcántara
Volante deportivo GTS con comando de modos de conducción
Butacas deportivas (opcional, con 14 ajustes eléctricos)
Equipo multimedia con parlantes Bose, pantalla táctil de siete pulgadas, reproductor de DVD, jukebox para almacenamiento de música, navegador y sistema compatible con dispositivos Apple Car Play

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Crítica: Lifan X70

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Texto y fotos de Orly Cristófalo

Desde Lijiang (China) – A pesar de que llegará a la Argentina recién en 2019 y de que las unidades eran de pre-serie, tuvimos la oportunidad de manejar el más flamante modelo de Lifan en China: la X70, una SUV del Segmento C (compacto) que se posicionará por encima de la actual X60 (Segmento B, chico), que ya se vende en nuestro mercado (ver equipamiento y precio).

Que las unidades hayan sido de pre-serie significa que todavía no eran para clientes. Se llaman pre-serie a los ejemplares de un nuevo modelo, que se fabrican mientras aún se pulen detalles del proceso de producción y controles de calidad. Por eso, por ejemplo, los tapizados estaban revestidos con un plástico, ocultando sus terminaciones.

El contacto con la nueva X70 se realizó en la pista de pruebas off-road de Lifan. Fueron varias vueltas a un circuito de 700 metros, que combina diferentes complejidades: cambios de nivel, pozos de todos los tamaños y estilos, piedras sueltas, tierra, agua, etcétera.

Probamos dos versiones: con caja manual de cinco velocidades y automática CVT, con siete marchas. Las dos tenían el mismo motor naftero: 2.0 16v, con 140 caballos de potencia. Por sus características, la principal rival en la Argentina hoy sería la Chery Tiggo5 (leer más).

La posición de manejo de la X70 se ajusta bien con los comandos eléctricos de los asientos (aunque la versión de entrada a gama tiene ajustes manuales). De todos modos, la postura ante el volante es elevada, como en muchas SUVs de este segmento. En las versiones que probamos, los laterales de la butaca del conductor estaban como demasiado “cerrados”. No llegaban a molestar, pero se notaba (o tal vez será mi Dieta China de los últimos días).

El tablero es claro y simple de leer, con buena información. La pantalla central multimedia incluye cámara de retroceso y es compatible con Apple Car Play. También se puede conectar un pendrive para asegurarnos música durante viajes largos, donde CC y su radio AM no capten señales.

Ponemos primera y empezamos con una pequeña recta de pasto, con varios pozos de diferentes dimensiones. Las suspensiones responden bien, se escucha algún ruido del tren delantero, pero nada grave. Es algo bastante entendible en una versión pre serie, que ya fue maltratada por otros periodistas. Vimos a gente acelerando sobre estos baches como si fuera el sprint final del Dakar.

La versión con caja manual responde bien a los pedidos del acelerador. La variante con CVT es más cómoda, pero se toma un poco más de tiempo en responder a las órdenes del pie derecho. Hay que tomarle la mano a este tipo de cajas, ya que no responden como una automática con convertidor de par.

Nos pusimos “picantes” en una curva muy cerrada y jugamos a hacer deslizar la cola: el tren trasero respondió sin problemas. El andar es firme, adentro no hay mayores ruidos ni sacudidas, excepto cuando agarro algún pozo grande por nostalgia: sólo para recordar cómo es andar por ciertos lugares del Gran Buenos Aires.

La segunda vuelta la hice un poco más rápido, buscando complicar a la X70, pero sin llegar a límites que comprometan nuestra estadía en China. Nuestros anfitriones son muy educados, cordiales y serviciales, pero no me gustaría conocerlos enojados, por un “fuori pista” en medio del campo.

Terminamos la prueba y pasamos a la modalidad “juego” de la tarde. Mismo recorrido, un piloto y un copiloto. Walter Togneri (Revista Parabrisas), toma el volante y quien escribe se queda con el asiento de la derecha, por su supuesta experiencia en arrojar dardos. Sí, dardos.

Se trata de hacer el mismo recorrido, pero con cuatro paradas, donde realizaremos pruebas de destreza. O algo así, para sumar puntos. Eso determinará un ganador. El equipo argentino es uno de los dos que representa a Sudamérica, el otro está compuesto por chilenos.

Arrancamos y la primera prueba es lanzar tres dardos a un blanco sin bajarse de la X70. El representante de Autoblog lanza el primero y acierta al centro. La ovación (?) sigue cuando tira el segundo y lo clava en el segundo círculo interno. Llega el tercero, ¡centro otra vez! Pero el dardo se clavó con poca fuerza y se cae. Quisimos explicarles a los chinos que valía igual, pero nunca nos quisieron entender. O, realmente, no nos entendieron.

Partimos veloces a la segunda prueba, donde había que estacionar marcha atrás en un cubículo bastante ajustado. El exceso de entusiasmo perjudicó a nuestro conductor, que no sólo demoró más de lo previsto (15 segundos), sino que también “acomodó” un banderín.

Tercera parada. Nos dan un recipiente de plástico lleno de agua hasta el borde. Literal, hasta el borde. Debíamos recorrer 50 metros sin derramar nada. Claro, el camino era un slalom de piso de pasto y pozos. Resultado: el brazo de quien escribe terminó totalmente mojado y con un dedo menos… de agua en el vaso. Quisimos hacer trampa rellenando, con una botella que teníamos a bordo, pero nos miraron justo. Así no vamos a ganar nunca.

Última parada, y allí otra vez la puntería del representante de Autoblog en la picota. Cinco tachos de basura de importantes dimensiones, que ofician de cestos para embocar cinco pelotas de tenis. Una, dos, tres al hilo. Se entusiasma quien escribe y se desconcentra: falla las dos finales.

Aceleración plena hasta el final y freno de mano para celebrar… que no ganábamos ni de casualidad. Y así fue, a la noche nos dieron los resultados y quedamos lejos, pero como los mejores de Sudamérica (eso sí no contamos a los de Brasil, que hicieron equipo aparte).

Un par de días después, ya en Chongqing y en un entorno menos didáctico, volvimos a tomar contacto con la X70 en una de las plantas de Lifan. Allí nos prestaron las dos versiones: manual y automática, esta última con mayor cantidad y calidad de equipamiento. Seguían siendo versiones de pre-serie, pero ahora la prueba fue sobre asfalto.

Nos dirigimos a la pista de pruebas de la marca, allí donde los operarios prueban vehículos recién salidos de la línea de producción y algunos modelos en desarrollo. No es un circuito de grandes dimensiones, pero sirvió para completar nuestras sensaciones al volante.

Lo primero que notamos es el buen andar: firme, prolijo, silencioso, pero con el sonido necesario para saber que hay un motor debajo del capot. Al menos, a mí me gusta que sea así. Primero me subí a la versión manual, que estaba menos equipada, con una radio/pantalla sin Bluetooh ni GPS ni cámara de retroceso. La caja es fácil de manejar, los cambios entran sin mayores inconvenientes y la dirección es asistida, pero no tanto, como para no perder sensaciones de manejo.

El pedal de freno es esponjoso, demasiado para mi gusto, pero una vez que te acostumbrás a eso frena derecho y bien.

El motor tiene buen torque y jugamos un rato con él en una pendiente grande que tiene la pista. Subí en primera, soltando el embrague y sin tocar el acelerador. Llegó arriba sin problemas.

Pedimos el cambio de unidad y nos pasamos a la versión CVT, que cuenta con tres programas para la caja, además de poder controlarla en forma manual-secuencial. Otra vez, la misma sensación que en Lijiang: en modo CVT parece no reaccionar ante un pedido de aceleración fuerte. En modo secuencial cambia bastante, pero se siente el retardo. ¿Lo mejor? Tener el motor “en vueltas” en primera y pisar fuerte el acelerador. Ahí los 140 caballos reaccionan mejor y más alegres.

La pista tenía pianitos, zonas con desniveles y más tramos que reproducían calles en mal estado. La X70 responde.

Nos bajamos e intercambiamos opiniones. Hay varios detalles que dejan ver que aún no es el modelo definitivo, como las pinzas de frenos delanteras y traseras de diferente color, algunos ajustes en la parte trasera del escape, o el vano motor (qué palabra antigua), muy despoblado. Lo que sí es cierto es que Lifan tiene un modelo para salir a competir en el mercado y hacer ruido en el segmento de las SUVs.

Habrá que esperar hasta 2019, para saber el precio y la configuración final para nuestro país.

O.C.

***

La X70 es la nueva SUV de Lifan para el Segmento C (compacto).

Cuando llegue en 2019, se posicionará por encima de la X60 (Segmento B, chico).

Autoblog la manejó en las pistas de pruebas de las plantas de Lifan en Lijiang y Chongqing.

Pistas de recorrido corto, pero con todo tipo de terrenos.

Por ser unidades de pre-serie, sólo algunas partes del interior estaban a la vista.

Tablero claro y completo. Volante multifunción revestido en cuero.

Baúl amplio, pero con los tapizados que ocultaban sus detalles (por ser unidades de pre-serie).

Roberto Alabés (1,80 metros), responsable de Marketing de Lifan Argentina, muestra el espacio de las plazas traseras en una unidad que sí tenía los tapizados a la vista.

Walter Togneri (Revista Parabrisas) prueba el ESP.

Y una vez más.

Todas las X70 tienen un motor 2.0 16v con 140 cv. Caja manual o automática CVT.

Diseño agradable y moderno. Un salto importante con respecto a antiguos modelos de Lifan.

El enviado de Autoblog no rompió nada, acertó con los dardos y se mojó todo. O algo así cuenta en el relato de acá arriba.

Crítica: Scania RH 620 Highline

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Texto: Jerónimo Chemes
Fotos: Carlos Alfredo Pereyra

Básicamente, uno de chico sueña. Todo el tiempo sueña. Los varones somos bastante básicos. Queremos, en líneas generales, ser superhéroes, patear cosas que rebotan o manejar cosas que no podemos, para ir a lugares imaginarios. Y, a medida que uno crece y se convierte en grande, va dejando de lado esos sueños que nos hacían libres. Tal vez cambien por otros más sofisticados (y caros). O tal vez se dejen de lado para que ocupen ese lugar las frustraciones.

Algunos se resignan y otros jamás lo hacemos: seguimos soñando.

En mi caso, soñaba con manejar. De la lista de cosas que siempre quise manejar, ya cumplí: un Falcon (bastante modesto), un Renault 12 con caja de quinta (más modesto aún), una Serie F vieja (digamos que me saqué el gusto, por demás) un Perkins 4 en la Cordillera (tardé un día con una F100, pero llegué al Cristo Redentor, el problema fue bajar), un Clase E de seis cilindros (sublime, exquisito, otra ingeniería, el mejor sedán familiar de la historia) y un AMG (salvaje, es como manejar un paro cardíaco)

Me faltan: un BMW M, un Porsche, un Clase G, una Ferrari, un Pagani, un Unimog y un Scania V8. Bueno, tachemos el último.

Bienvenidos al sueño más grande, pesado, atrozmente potente, lindo, cómodo, poderoso y amigable que todos podamos tener. Bienvenidos al Scania R620 V8. Ajústense el cinturón, porque trataré de llevarlos en un viaje especial, sin un destino concreto. Un viaje cuyo único destino es cumplir un sueño.

Si bien ya manejé camiones de gran porte y potencia, nunca probé algo de este nivel, con carga y por tanto tiempo. Antes de que pregunten les aviso que tengo el registro municipal de camión y la LNH (Licencia Nacional Habilitante, alias el “Bendito Registro Moyano”), por lo cual no tuve ningún impedimento legal para manejarlo en vía pública.

Así que, carga máxima permitida por Ley (45 toneladas) y a la Ruta 9: el trayecto elegido fue Pacheco-San Pedro. Tuve el agrado de ir acompañado por Alejandro “el Polaco” Fernández, instructor de manejo de Scania Academy, profesional del volante y sobre todo uno de esos tipos que de lo suyo saben todo, pero sin soberbia. Una persona con la virtud de saber explicar.

¿Por qué llevé un instructor de acompañante? Porque no soy tonto. Llevar a pasear casi 300 mil dólares (con la tolva), 620 caballos de potencia y 3.000 Nm de torque a 1000 rpm no es un chiste. Además, el camión tiene un nivel de automatización y seguridad que es símil nave espacial. Por eso, luego de acomodarme, de aprender cómo usar la caja y el retarder, el Polaco lo sacó de la sede de Scania en Pacheco y yo lo agarré afuera.

Tengan en cuenta que Scania hace sólo vehículos comerciales pesados (camiones y buses). Todos los días se levantan, viven y se acuestan pensando en cómo hacerlos aún mejor, sin distraerse en otra cosa. Y eso se nota. Todos estos pibes quieren, desean y sueñan con máquinas enormes. Cada detalle, por más ínfimo que sea, alguien lo pensó con pasión. Y eso se nota.

POR FUERA

Sencillo, es Optimus Prime: el Rey de los Transformers. Lindo es poco. Es hermoso. Lo miran todos. Incluso los colegas de todas las marcas saben que, en la ruta, es el Rey León. Lo saludan a los bocinazos y luces, continuamente. Con sólo estar parado, ya intimida. La sigla V8 pone distancia al resto de los mortales. Todo en la carrocería está estudiado aerodinámicamente, para ahorrar combustible y, dentro de lo posible, amigarse con el viento. El nivel de detalle de las terminaciones exteriores es increíble. Esta cabina es la mejor que ofrece Scania: la RH, con techo elevado, más lujo y confort. Cuando se rebate la cabina para acceder a la mecánica, hay que abrir el frente: parece que te come. Da miedo.

Al rebatirse, la cabina deja todo al descubierto, permitiendo incluso sentarse en el motor. La accesibilidad a las partes mecánicas es precisamente eso: accesible. El turbo está atrás de todo, a mano, y se saca con cuatro tornillos. Tiene dos tanques de combustible, totalizando 770 litros (más uno de urea, de 50).

Llenar los tanques es una montaña de plata. Con 20 paradas en una estación de servicio te comprás un buen auto cero kilómetro.

Las proporciones son descomunales. A su lado, todo parece chico. Todo es mucho. Mirás para atrás y no termina nunca. Mirás para abajo y te da vértigo. Mirás al acompañante y parece que está en otro ambiente. El techo es el cielo.

De noche, con las luces prendidas, es una nave de Cristhoper Nolan.

POR DENTRO

La cabina RH de esta unidad es la más grande y equipada de toda la línea. Adentro es como un piso en Libertador, con vista a la costa de Uruguay. Pero con ruedas. El parabrisas pareciera ser una pantalla Ultra HD 4K, que proyecta paisajes que quedarán en tu retina para siempre.

El puesto de mando es espacial: el tablero tiene cuatro agujas (rpm, velocímetro, presión de aceite y consumo instantáneo). El volante tiene también botones y está el comando del crucero y del crucero adaptativo. Además, tiene alerta de cambio de carril y radar que lee las líneas de camino.

En el medio hay una pantalla a color que te informa todo, como presión de turbo y presión de aire de los frenos. Pero lo más lindo es el logo de V8: lo ponés en la pantalla y dejás que te guíe, total el camión no se va a romper y ante cualquier anomalía, el tablero te avisa. Luego tenés en forma semicircular el resto de los comandos de forma envolvente. Hay muchos botones y todos son útiles. Además, hay otra pantalla como las de los autos caros, con diferentes funciones. Los asientos son neumáticos. Es decir: están amortiguados con aire. Obvio, vienen tapizados en cuero y tienen todos los reglajes eléctricos que un humano puede desear. Ah, el logo V8 está bordado en el apoyacabezas. Atrás tiene un dormitorio de primera calidad, con luces individuales y tomas de 12v y 220v. Entre la cabina y la litera tiene una red para sujetar equipaje.

En la cabina entrás parado y podes caminar. Arriba hay un techo de vidrio, que se abre para poder ver el cielo. ¿Vieron que les dije que la gente de Scania “respira camiones”? Bueno, la cabina es un casa para quien está lejos y solo. Un lugar donde al menos sienta que, a nivel confort, no le falta nada. Los diseñadores se pusieron en el lugar de los choferes, los escucharon y les entregaron la cabina más lujosa que pueda haber en el país. El nivel de terminación es exquisito, con logos que dicen “V8” por doquier. Scania no hizo una cabina, hizo un hogar para laburar.

MOTOR y TRANSMISIÓN

A los adoradores del downsizing en vehículos comerciales les pido que se sienten y repitan conmigo: “Para grandes cosas, grandes motores”. Siempre dije que a los vehículos comerciales hay que hacerlos simples. Bueno, este monstruo tiene: muchos cilindros (ocho), muchos centímetros cúbicos (15.607), cascada de engranajes (aún más fiable que la distribución por cadena), un solo turbo (del tamaño de la Casa Rosada) y enfría por viscoso. Simple.

Además tiene tapas de cilindros individuales. ¿Qué significa? Que si recalienta y se sopla la junta de la tapa, en vez de abrir todo el motor, solo se destapa ese cilindro: práctico, rápido y sencillo. Se los dije: piensan en camiones todo el tiempo.

El powertrain completo pesa como un auto chico.

Ahora, ¿puede recalentar? Como poder puede, pero el radiador es como el Empire State. Todo el sistema de enfriamiento lleva 68 litros de refrigerante. El equipo para enfriar esta bestia se compone, desde atrás para adelante, de: radiador de agua, intercooler, radiador de aceite de caja y del aire acondicionado. En total, cuatro.

El intercooler es tan grande que creo que contribuye a evitar el calentamiento global, por la cantidad de aire que puede enfriar.

Ahora, ¿qué podés hacer con 620 caballos y 3.000 Nm? Veamos: reflotar el Titanic, hacer girar la Tierra en sentido inverso, correr la Cordillera de lugar, sacar la Luna de su órbita, llevar oxígeno a Marte y producir Big Bangs.

Podemos decir que con 3.000 nm podés soñar. La fuerza que tiene es humillante. Lo que cualquier camión hace de sobra con 400 caballos, este lo hace con una facilidad que deja sin argumentos a cualquiera. Y todo lo hace regulando.

La caja GRSO 905 R, es manual. Tiene 12 marchas y dos sobremarchas (dos ultralentas, dos marcha atrás). Tiene más cambios que un político arrepentido.

El camión lleva embrague robotizado. Es decir, no es automática. Los cambios pasan solos, pero siempre actúa el embrague, sin que vos hagas nada. Es más seguro, más suave y a prueba de giles.

COMPORTAMIENTO

El poder del motor es tan bestial que se da el lujo de arrancar en segunda con 45 toneladas. A plena carga, a 80 km/h, viaja en duodécima marcha a 1.000 rpm. Y, si hay una loma, en vez de bajar a séptima, reduce a onceava. Aunque normalmente sigue en 12°.

El poder que tiene es pavoroso. El acelerador no se pisa. Se acaricia. Todo es “apenas”. Scania declara que la capacidad de arrastre es de 72 toneladas, con este diferencial R780 de reducción simple.

El conductor viaja en la cabina (que está montada sobre suspensión neumática), sentado en una butaca (con suspensión neumática), no se siente nada. Vas, literalmente, flotando. Lomos de burro, pozos, Toyota Corolla, todo pasa por abajo. Y vos ni te enterás. De hecho, después de un rato de manejarlo a 80 km/h, te olvidás de que estás manejando un “mostro” y tendés a relajarte, ya que el camión hace todo solo. Y cuanto menos te metas en sus decisiones, mejor. En un momento, adelante nuestro viajaba otro semi a 75 km/h. Le pedí permiso al Polaco para pasarlo.

Me dijo: “Sí, probá el kickdown” (presionar el acelerador a fondo, para que la computadora interpreta que se está pidiendo plena potencia, en criollo es “metele ficha”).

-Polaco, tengo miedo.
-Vos pisalo a fondo y no te asustes.
-En serio, tengo miedo.

Tengan en cuenta que íbamos 75 km/h a 950 rpm. El rojo del tacómetro está en 2.400 rpm, por lo cual lo poco que quedaba de mi instinto de supervivencia me pateaba el cráneo. Pero confié en el Polaco y me resigné. Apreté el acelerador a fondo. El tablero me mostró la presión del turbo a pleno, el sonido cambió y mi cara también. El sonido de la turbina intimida y da cuenta de que algo grande va a pasar. La transmisión bajó a décima y empezó a acelerar como un avión, tomando velocidad sin pausa, con una facilidad asombrosa (y con 45 toneladas “arriba”). Me sentía Han Solo en el Halcón Milenario, saltando al hiperespacio.

A 95 km/h le levanté la pata, porque ya lo había pasado (justo era un Scania verde, con semi, que me saludó a bocinazos al ver que era un V8), y una vez en mi carril lo dejé caer suavemente hasta los normales 80 km/h, dónde el motor crucerea, aburrido.

Al llegar al peaje levanté y lo dejé ir. Claro, yo manejo chatas y tiro un tráiler. El tráiler es jorobado de meter en los peajes, entra fino. ¿Pero esto? A medida que te acercás, el peaje se te hace más chiquitito. Le digo al Polaco: “¡Esto no entra, hermano!”.

“Tranquilo”, me respondió. El Polaco tiene eso: te dice “tranquilo” y algo hace que confíes en él.

Milimétricamente, y a menos de paso de hombre, logré meterlo sin que ninguna de las 18 ruedas tocara el cordón. Ahora estaba en el peaje, pero me pasó algo extraordinario: estaba arriba del peaje. O sea, no ves al tipo de la cabina. Ves el techo. De repente aparece un brazo que te pide plata. Le das un montón de plata a ese brazo (el peaje es tan caro que aceptan un Fiat Mobi en parte de pago). El brazo te devuelve el ticket y te abre la barrera. La barrera, en posición vertical, es más baja que el camión. Salís del peaje y el camión solito se pone a 80.

Crucerear con esto es un sueño. No hay otra palabra.

Al llegar a San Pedro, lo llevé hasta el puerto. Había una rotonda cortada y había que tomar un desvío improvisado, angosto.

Se me llenó cierta parte del cuerpo de preguntas. Mi instinto de supervivencia me sugirió bajarme y seguir caminando. El Polaco me dijo: “Tranquilo”. Listo, si el Polaco lo dice…

Doblé con cuidado, despacito. Y ninguna rueda tocó nada. Tengan en cuenta que una rueda de camión vale de 10 mil pesos para arriba. Lleva 18, saquen cuentas.

Llegamos a Puerto (nunca mejor dicho) y lo estacioné en paralelo. Me bajé. Respiré. Lo acaricié. Realmente, un sueño. Relax un rato, fotos, comentarios. Ahora, a volver. Había que darlo vuelta en “U”. Dije: “Polaco, todo tuyo, yo ni intento”. Pensé que íbamos a estar 30 minutos haciendo maniobras y cortando el tránsito.

El Polaco lo agarró, hizo tres maniobras y ya estaba listo para volver. Ningún humano podría hacer eso mismo ni con un Smart con cámara retroceso, sensores de estacionamiento y tres tipos indicándote. Se me cayó la mandíbula.

Me guardé para el final el tema de los frenos. Frenar un auto es sencillo: uno pisa el pedal y para.

Frenar un camión es un arte. Pisás el pedal y lo más seguro es que sigas de largo, aún con el pedal apretado, ya que la inercia de la carga te empuja más allá de los límites. Por eso, este camión tiene retarder. El retarder es un freno que actúa sobre la transmisión y el motor, produciendo hasta 1.078 caballos de fuerza de freno.

Por ejemplo, si bajás una cuesta empinada y larga, si sólo pisás el pedal vas a quemar los frenos. Literalmente, se prenden fuego. La inercia derrite al sistema de frenos convencional. Por eso, los camiones, cuesta abajo, frenan con el retarder y freno motor, para usar en último lugar el pedal de freno. De esa manera, podés tener todo bajo control. El retarder tiene cinco puntos.

Si vas crucereando y se cruza algo, ahí sí: freno a fondo. Pero si es una frenada programada, como en el peaje, primero levantás el acelerador, lo dejás ir y lo vas frenando con el retarder, dándole el último toque con el pedal, al llegar.

A veces uno se enoja en una cuesta, cuando los camiones van súper despacio. Sepamos respetarlos. Ese chofer está cuidando nuestra vida.

CONCLUSIÓN

Cuando yo era chico, mi papá me regaló un camión Duravit Scania 113 (trompudo, color bordó). Pesaba una barbaridad y con una cuerdita lo llevaba por todos lados. Ese regalo me permitió soñar. Soñar en grande. Yo quería un Scania bordó, de verdad. Cuarenta años después, el sueño se hizo realidad.

Seamos niños de nuevo. Soñemos otra vez. Vendamos todo lo que tenemos y salgamos a comprar un Scania V8.

Después veremos si sirve o no. Total, si te pasás de mambo, ahí estará el Polaco, diciéndote: “Tranquilo. Tirale el retarder”.

El Scania V8 marca el límite donde termina el chamuyo y empiezan los hombres. Esos que hombres que bajan la Cuesta del Lipán con 45 toneladas y 48 grados de temperatura. Esos hombres no buscan excusas y no se dan el lujo de justificar sus errores. En el fondo, esos también son hombres que todavía llevan adentro un niño que nunca dejó de soñar.

J.Ch.
Fotos: Freddycam

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Archivo para descargar: Ficha técnica Scania RH 620 LA Highline 4×2

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El Scania RH 620 Highline cuesta 195 mil dólares (sin contar el tráiler).

El famoso V8 está al tope de la gama de Scania en la Argentina.

Jerónimo Chemes y su instructor: el Polaco.

Primero, lo importante: los fierros.

Tiene chiches escondidos por todos lados.

Si tirás de esta palanca, accedés al V8.

El motor tiene el tamaño de tres Chemes.

¡Mirá ese turbo!”

Tanques de combustible para 770 litros.

Tapas de cilindros individuales.

Ahora sí, ¡todos abordo!

Jero Chemes, un hombre y su sueño (de manejar un Scania).

Butacas con ajuste eléctrico y suspensión neumática.

Y emblemas V8 por todos lados.

Consola de instrumentos llenas de botones (todos necesarios y fundamentales).

El tablero con la computadora de abordo más completa del mundo (incluyendo a varios aviones).

Detalle bien sueco: madera natural en el volante.

La prueba consistió en un viaje Pacheco-San Pedro, ida y vuelta.

Amigos Scania en la ruta.

Kick down y hasta la vista, baby.

Tiene caja de doce velocidades.

Entra estrecho hasta en los puentes más altos.

Un camión pensado por gente que sólo piensa en camiones.

“Polaco, ¿puedo seguir un rato más? ¡Dale!”

Freddy Pereyra, Jero Chemes y el Rey León de las rutas.


Crítica: Peugeot 3008

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Desde El Calafate (Santa Cruz) – Caminos de ripio, grandes extensiones desérticas y clima severo. Pero también un paisaje espectacular para la vista. La Patagonia argentina es contradictoria y cambiante. Se parece en mucho a la nueva 3008. Y, tal vez por eso, Peugeot Argentina eligió a esta región del país para presentar este nuevo modelo en el mercado.

La 3008 es, ante todo, un vehículo familiar. Pero con personalidad ambivalente. En su primera generación, que se vendió en la Argentina entre 2010 y 2017 (leer crítica), fue un crossover monovolumen para el Segmento C (compacto).

Ahora, en esta segunda generación, adoptó la estética de una SUV del Segmento C. Lo mismo ocurrirá con la 5008 para siete pasajeros, que se lanzará a la venta en noviembre: de monovolumen a SUV, siempre con tres filas de asientos.

Las definiciones estéticas son modas, muchas veces pasajeras. ¿Pero qué tal es el producto? Manejamos la nueva 3008 en Santa Cruz y la crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Espectacular. Casi galáctica. Te puede gustar más o menos. Pero no pasará desapercibida en nuestras calles. La primera 3008 tenía un diseño moderno para su época, pero era sobre todo amable, redonda y familiera. Esta nueva 3008 explora un costado más deportivo, agresivo y casi futurista.

Es el modelo que inaugura la tendencia de diseño que Peugeot llama “Sharp Design”. En la marca no saben explicarlo bien con palabras. Pero el resultado es espectacular.

La nueva 3008 fue desarrollada sobre la Plataforma MP2 del Grupo PSA. Es la misma que usa el 308 S GTi y los modelos más modernos del consorcio francés (desde el DS 7 Crossback hasta los utilitarios Expert/Jumpy, pasando por las Citroën C4/Grand C4 Picasso). Esto habla de la versatilidad de esta base estructural y de la posibilidad de crear vehículos muy específicos, como esta 3008.

Con respecto a la 3008 anterior, la distancia entre ejes se extendió seis centímetros, hasta 2,67 metros. El largo creció nueve centímetros (hasta 4,45 metros), el ancho aumentó tres centímetros (hasta 1,84 metros) y la altura bajó dos centímetros (hasta 1,62 metros). Por eso la nueva 3008 se ve más atlética, imponente y mejor plantada. Se mantuvo un buen coeficiente aerodinámico de Cx 0,29.

La 3008 se ofrece en la Argentina en dos versiones: Allure y GT-Line. Se diferencian por fuera apenas por los emblemas, los faros Full Led de la GT-Line y sus cromados exclusivos: en puertas, marcos de ventanas y escapes. Las dos versiones calzan los mismos neumáticos y llantas: Continental ContiCrossContact 225/55R18.

POR DENTRO

El habitáculo es todavía más espectacular que el exterior. Sobre todo el lugar del conductor. Muchas marcas dicen inspirarse en los cockpits de los aviones, pero yo nunca había visto algo así: desde la palanca de cambios, pasando por los switches de la plancha de instrumentos, hasta el volante y el tablero parecen salidos de un jet.

Y acá tengo que reconocerle algo a Peugeot. Nunca fui un fan del i-Cockpit (esa filosofía ergonómica que coloca volantes chiquitos y bien bajos, combinados con tableros que se leen por encima de la columna de dirección). Es un concepto que, en los 208 y 2008, resulta incómodo para quienes se salen de la estatura promedio (de 1,80 para arriba).

Pero en la 3008, los diseñadores le dieron una vuelta de tuerca a la idea: yo mido 1,87 metros y ahora es más fácil encontrar una posición donde el volante no tape al tablero (sin tener que llevar la dirección hasta tus rodillas). En eso ayuda mucho la forma del volante, que es achatado abajo y arriba, con un diseño y un tacto excelentes.

El tablero de la 3008 es un show aparte. Tiene muchísima información, pero lo sorprendente es la forma en que está desplegada. Es completamente digital, con una pantalla de 12,3 pulgadas, y se puede configurar al gusto del conductor. El pase de una pantalla a la otra es un ballet de juegos gráficos.

La pantalla multimedia es táctil y de ocho pulgadas. Tiene lo esperable en todo auto moderno: GPS, cámara de retroceso, funciones ampliadas del climatizador, Apple Car Play y Android Auto. El equipo de audio Focal -desarrollado por la firma Premium– tiene diez parlantes y un sonido soberbio.

Además, incluye los controles de los modos Relax y Boost: es una combinación de asientos masajeadores y perfumes ambientales.

No es broma: Peugeot contrató a un perfumista francés para formular fragancias que acompañen diferentes estados de ánimo. El tipo se llama Antoine Lie y utilizó cedro, sándalo y lavanda, para crear sus fragancias: se encuentran ocultas en la guantera y distribuyen sus perfume a través de las salidas de la climatización.

Las butacas delanteras son espectaculares. De lo mejor de este segmento, con ajustes eléctricos, masajes, calefacción y extensor de banqueta (para los que tienen las piernas largas).

En contraste, el asiento trasero perdió comodidad con respecto a la anterior 3008. Hay altura de sobra para la cabeza y espacio generoso para las rodillas. El problema es que las butacas delanteras están casi apoyadas contra el piso y casi no queda espacio para que se acomoden los pies de los ocupantes traseros. Es un defecto extraño y, si pensás llevar adultos con frecuencia en el asiento trasero, te recomiendo probar estos asientos traseros en el concesionario, antes de comprar tu 3008. Puede definir o no una compra.

¿Por qué son así los asientos? Peugeot explicó que, en esa parte de abajo, se encuentran los motores que activan las funciones de masajes y movimiento de las butacas. Por eso, este defecto es exclusivo de las versiones GT-Line. La Allure no tiene este problema.

El baúl, en cambio, es más grande que antes. Ahora tiene 520 litros de capacidad, contra 432 de la anterior 3008. El espacio de carga se puede ampliar plegando los respaldos traseros, hasta llegar a un volumen de 1.580 litros. Con tanto espacio disponible, es una pena que no tenga una rueda de auxilio de verdad: es finita, de uso temporario.

El techo panorámico, el tapizado en cuero, el equipo de audio Focal y las butacas con ajustes eléctricos son exclusivas de las versiones GT-Line.

SEGURIDAD

La primera 3008 fue muy completa en este aspecto y la nueva generación no defrauda. La versión Allure viene seis airbags, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, asistencia al arranque en pendiente y anclajes Isofix.

Además, cuenta con el sistema Grip Control, cada vez más común en las SUVs de Peugeot. Es un software que permite variar las ayudas electrónicas para facilitar el desempeño del vehículo en diferentes tipos de terreno. No es una doble tracción ni se le parece. Pero interviene sobre el control de estabilidad y tracción para permitir cierto nivel de deslizamiento en ruedas diferentes, para avanzar sobre superficies con baja adherencia.

La versión GT-Line se destaca por agregar dispositivos de ayuda a la conducción que, en la Argentina, sólo tienen autos mucho más caros: sistema de estacionamiento automático, control de descenso de pendientes, control de crucero adaptativo, luces adaptativas, sistema de mantenimiento de carril con corrección activa de la dirección y frenado automático de emergencia.

Esta 3008 de segunda generación fue sometida el año pasado a las pruebas de choque de EuroNCAP. Logró la calificación máxima de cinco estrellas, con 86% de protección para adultos, 85% para niños y 67% para peatones.

MOTOR y TRANSMISIÓN

La 3008 II llega a la Argentina importada de Francia y con dos motorizaciones: una naftera y otra diesel.

La naftera es la conocida 1.6 THP (turbo, inyección directa e intercooler), que en esta versión rinde 165 caballos de potencia a 6.000 rpm y 240 Nm de torque a 1.400 rpm. Se ofrece con los niveles de equipamiento Allure y GT-Line.

La diesel es 2.0 HDi (turbo, inyección directa e intercooler), con 150 cv y 370 Nm. Se combina sólo con el equipamiento GT-Line.

Como ya es normal en cada vez más modelos del Grupo PSA, la transmisión es una caja automática Aisin de seis velocidades, con convertidor de par.

Lo bueno es que reemplaza a las veteranas Tiptronic que ofrecían las anteriores 3008. Lo malo es que desaparecieron las versiones con motorizaciones más accesibles. Estas opciones sí están disponibles en otros mercados, pero no hay planes de sumarlas a la gama en Argentina.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo consistió en un recorrido de casi 400 kilómetros por calles, rutas y algo de ripio de la zona de Lago Argentino y Lago Viedma, entre El Calafate, Perito Moreno y algunas estancias de la zona.

Autoblog manejó de manera alternada las versiones nafteras y diesel. No hay forma de distinguirlas por fuera. Para diferenciarlas hay que mirar la tapa del tanque de combustible, abrir el capot o escuchar el sonido del motor.

La insonorización del habitáculo es uno de los puntos fuertes de la 3008, con vidrios delanteros dobles en la versión GT-Line.

Las dos motorizaciones se las arreglan sin problemas para mover al conjunto de la 3008. El 1.6 THP naftero es lógicamente más picante: invita a llevarlo en un régimen elevado, a jugar con el modo Sport y a usar las levas del cambio. No fue posible medir prestaciones. Peugeot declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 8,9 segundos y una velocidad máxima de 206 km/h. El consumo promedio informado por la computadora de abordo durante el recorrido fue de 8,5 litros cada 100 kilómetros.

El 2.0 HDi vibra un poquito más que el naftero, pero no resulta incómodo. Tiene un buen torque a bajas vueltas y se siente que la caja automática trabaja más relajada, sin necesidad de hacer tantos cambios ante una demanda del acelerador. Lógicamente, las prestaciones declaradas son menores: 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y 200 km/h de velocidad máxima. El consumo medio registrado por la computadora durante el recorrido fue de 7,5 litros cada 100 kilómetros.

El chasis se comporta de maravillas en el pavimento: la carrocería inclina poco, el andar es confortable y la dirección es bien rápida, comunicativa. Es un auto soñado para viajar muchos kilómetros, con amigos o en familia. En ese caso, optaría por la versión turbodiesel: tiene menos prestaciones, pero una mayor autonomía.

En el ripio no se siente cómoda. La 3008 es la única SUV del Segmento C (compacto) que sigue teniendo un eje trasero de torsión. Todas sus otras competidores ofrecen un esquema multibrazos, más moderno y confortable. La diferencia se nota cuando el camino no es perfecto, por algunos rebotes y vibraciones del tren posterior. El tren delantero, en cambio, copia mejor el camino y se siente incluso más robusto fuera del asfalto.

Los frenos son muy buenos. Y tuve la oportunidad de probarlos de manera inesperada: cinco caballos salvajes -y un policía que los perseguía a pie- se cruzaron en la ruta cuando viajaba a 120 km/h. La 3008 frena derecho, sin titubeos. El susto me lo curé con una sesión de masajes de asiento, en modo Relax y con perfume francés. Sí, ohlalá.

CONCLUSIÓN

La nueva 3008 tiene precios entre 828 mil y 1,03 millones de pesos. No es barata, sobre todo si tenemos en cuenta que las últimas unidades de la vieja 3008 arrancan en 660 mil pesos.

Los rivales son las conocidas SUVs del Segmento C (compacto) de nuestro mercado: Hyundai Tucson, Kia Sportage, Honda CR-V, Ford Kuga, Toyota Rav4 y Jeep Compass.

El gran punto en contra de la 3008 es que, a pesar de tener precios similares a sus rivales, no ofrece versiones con doble tracción. La gran ventaja es el diseño, la tecnología y el despliegue de ayudas a la conducción de las versiones GT-Line.

No es 4WD. Perdió las variantes más accesibles. Aumentó mucho su precio. Las plazas traseras ya no son tan cómodas. Podría enumerar varios defectos de la nueva 3008, pero con un producto tan rupturista en diseño, la disyuntiva del consumidor se resumirá sólo a dos interrogantes: “¿Puedo pagarla? Puedo. ¿Me gusta el diseño? ¡Me encanta!”

Peugeot sorprende con un producto que se sale de la norma del conservadurismo del diseño alemán y de la abulia de las tendencias norteamericanas. Es extrovertida como un Concorde, viene con perfumes de París, sesiones de masajes con potencia gala y el cockpit de un Mirage. No es un todo terreno. Es una SUV moderna y, ante todo, bien francesa.

Carlos Cristófalo

***

Dos días y 400 kilómetros de pruebas con la nueva Peugeot 3008 en Santa Cruz.

La nueva SUV de Peugeot sorprende por su diseño ultramoderno.

En el interior es todavía más espectacular.

Switchera de comandos múltiples en la consola central.

Palanca de cambios estilo Star Wars.

Y perfume francés oculto en la guantera.

El tablero se configura a gusto del usuario.

Es completamente digital y está en una pantalla de 12,3 pulgadas.

La pantalla multimedia también comanda el perfume de ambiente y los masajes de los asientos.

La plancha de instrumentos tiene más cortes y quebradas que un tango.

Las butacas de la versión GT-Line son excelentes.

Tienen masajeador, tapizado en cuero, ajustes eléctricos, memorias, calefacción y hasta extensor de banqueta.

Lo malo: los motores que ocultan las butacas delanteras obstruyen el espacio para los pies de los pasajeros traseros.

Es una pena, porque en las plazas posteriores hay buen espacio para rodillas y cabezas.

El baúl creció con respecto a la vieja 3008, pero tiene un auxilio de uso temporario.

El techo panorámico es exclusivo de la versión GT-Line.

Motor 2.0 HDi turbodiesel (piedra libre para el fotógrafo).

Y 1.6 THP naftero.

Recién llegada y con el premio aún fresco de Auto del Año 2017 en Europa.

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Crítica: Volkswagen Polo 1.6 MSi Trendline

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Desde San Pablo (Brasil) – Hace una semana que salió a la venta en Europa y Brasil. Como pocas veces, Volkswagen lanzó un nuevo modelo en el Mercosur, casi en simultáneo con el Viejo Continente.

El nuevo Polo llegará a la Argentina en enero, con precios entre 320 mil y 420 mil pesos. Pero eso sería a valores de hoy, según informó la marca. Habrá que ver qué pasa hasta que llegue el verano (con el dólar, el real, el peso y la inflación).

El nuevo hatchback del Segmento B (chico) no reemplazará a ningún modelo en nuestro mercado. Se posicionará por encima de los Up!, Gol y Fox, pero por debajo del Golf. Sólo serán discontinuadas las versiones tope de gama del Gol (Highline), del Fox (Highline y CrossFox) y la entrada a gama del Golf (1.6 MSi).

Autoblog viajó en septiembre a Alemania, para conocer el Polo Europa. Y ahora estuvimos en Brasil, conociendo y manejando el Polo Mercosur. Son parecidos, pero no son iguales (ver diferencias).

La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

El Polo es el primer modelo de Volkswagen producido en Brasil sobre la nueva Plataforma MQB-A0. Es similar a la MQB que utilizan desde el VW Golf hasta el Audi TT, pero simplificada para modelos más populares y pequeños.

La MQB-A0 ya la utilizan en Europa el Polo del Viejo Continente, pero también los nuevos Seat Ibiza y Arona. Sobre esta plataforma, VW también producirá en el Mercosur un sedán (Virtus, se lanza en marzo), una SUV (T-Cross) y una pick-up compacta (más grande que la Saveiro y más chica que la Amarok, para competir contra la Fiat Toro).

El diseño exterior del Polo brasileño es idéntico en proporciones al europeo. Pero tiene varios cambios para adaptarlo al Mercosur. VW Brasil asegura que estas modificaciones surgieron de demandas de los consumidores, en encuestas que realizó la marca.

La principal diferencia está en la toma de aire inferior, que es más grande en el modelo brasileño: “boca maior”, definieron los diseñadores del país vecino. Esto llevó también a rediseñar el paragolpes delantero, con contornos más pronunciados.

El resto de las diferencias están en esta galería de fotos.

El nombre Polo es muy conocido en la Argentina, pero en nuestro mercado nunca se vendió con carrocería hatchback. Algunos recordarán al viejo Polo Classic, un sedán chico que se fabricó en Pacheco. Y otros habrán visto el Polo Sedán indio, que se vende desde hace dos años en nuestro mercado (leer crítica). Este último modelo será discontinuado cuando llegue el Virtus.

Lo cierto es que este Polo hatchback reemplaza en Brasil al Polo de antigua generación, que no se comercializó en nuestro país, a pesar de que la filial local llegó a prometerlo en varias oportunidades.

El nuevo Polo mide 4,05 metros de largo, con un ancho de 1,75 metros y una altura de 1,46 metros. La distancia entre ejes es de 2,56 metros. Es claramente más largo y ancho que el viejo Polo brasileño, pero su altura se redujo en 21 milímetros. Su coeficiente aerodinámico es de Cx 0,33.

En la Argentina se comercializará desde enero con cuatro niveles de equipamiento: Trendline (con neumáticos Goodyear EfficientGrip 185/65R15, con llantas de aleación), Comfortline (agrega parrilla frontal cromada, faros antiniebla e intermitentes en los retrovisores externos), Comfortline Plus (agrega llantas de aleación de 16 pulgadas) y Highline (por fuera, sólo se diferencia del Comfortline Plus por los emblemas).

POR DENTRO

Este es uno de los puntos más frustrantes del nuevo Polo. La calidad de los materiales de la versión Trendline está muy lejos del Golf. Y bastante cerca del veterano Gol. A eso se suma una combinación de colores grises y oscuros, muy lejos de la propuesta de colores que tiene el Polo europeo (ver fotos).

No fue posible ver una versión Highline durante la presentación para la prensa argentina. Volkswagen asegura que es más completa y atractiva, comenzando por el sistema Active Info Display, con tablero de instrumentos totalmente digital y configurable.

El Trendline tiene detalles definitivamente pobres, para un auto que tendrá los precios mencionados arriba. Por ejemplo, el volante no se ajusta en altura ni en profundidad (y el plástico del centro del aro tiene rebordes cortantes). Los espejos externos se ajustan a mano. Y el portón del baúl no tiene botón de apertura externa: se abre desde un comando eléctrico en el interior o desde el llavero, siempre con un mecanismo eléctrico. Si no funciona la batería, por ejemplo, no es posible abrir el baúl.

Los asientos tampoco tienen un gran diseño ni agarre del cuerpo. Las plazas traseras recuerdan en mucho a las del Ford Fiesta: sólo para dos adultos y con poco espacio para las piernas.

El baúl tiene una capacidad de 300 litros. El respaldo trasero se puede rebatir para ampliar el espacio de carga hasta 1.071 litros, pero sólo se puede plegar por mitades a partir de la versión Comfortline.

Bajo el piso del baúl se encuentra la rueda de auxilio. Es finita, de uso temporario. Con ella en uso, no se puede circular a más de 80 km/h.

La versión Trendline para la Argentina vendrá equipada con un equipo multimedia Composition Touch con App Connect, un soporte para celular con puerto USB y levantavidrios eléctricos en las cuatro puertas. La versión Comfortline agrega volante con ajuste en altura y profundidad, retrovisores con comando eléctrico y asiento trasero rebatible por mitades.

La versión Highline suma acceso sin llave, encendido por botón, equipo de audio Discovery Media (con pantalla de ocho pulgadas, GPS y App Connect), el mencionado tablero digital, climatizador automático y dos puertos USB extras en el apoyabrazos trasero.

SEGURIDAD

A diferencia del rubro anterior, este es uno de los puntos donde el Polo se destaca con claridad y se diferencia de todos sus competidores.

Cuando llegue a la Argentina, vendrá de serie con cuatro airbags, frenos ABS con EBD, sistema de frenado post-colisión, anclajes Isofix, control de estabilidad, control de tracción y asistencia al arranque en pendiente. Completísimo, desde la versión Trendline.

Es una pena que, con este conjunto, los frenos traseros sean de tambor.

Más allá de los dispositivos de seguridad, el Polo se destaca por los refuerzos estructurales de esta plataforma MQB-A0. Los puntos más sensibles del vehículo están hechos en acero estampado en caliente, que tiene una resistencia cuatro veces superior al acero de estampado convencional. Es una tecnología que, en su segmento, también adoptó el nuevo Fiat Argo (leer más).

Para salir a la venta ya con una calificación de seguridad, Volkswagen decidió patrocinar un crash test de LatinNCAP. El organismo encargado de evaluar la seguridad de los autos que se venden en América Latina le otorgó el puntaje máximo de cinco estrellas para adultos y cinco para niños, con una mención especial por superar también la prueba de protección de peatones.

En este punto, un auto excelente.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Acá el Polo vuelve a desilusionar un poco. El tema es así: en Brasil tiene una gama amplia de versiones (incluyendo a un moderno 1.0 TSi con 128 cv y 200 Nm). Ni hablar de Europa, donde hay hasta un Polo GTi, con motor 2.0 turbo de 200 caballos.

En la Argentina, en cambio, el Polo llegará con sólo una motorización. Es la más antigua de la gama con la que se produce en Brasil. Es el viejo y conocido MSi 1.6 16v que equipa el Golf más accesible: 110 cv y 155 Nm.

Se combina con caja manual de cinco velocidades o automática Tiptronic de seis marchas (con convertidor de par). Estas dos transmisiones están disponibles con los tres niveles de equipamiento, lo cual no ofrece ninguno de sus rivales. La tracción es delantera.

VW no traerá por ahora el 1.0 TSi a la Argentina, porque en nuestro mercado no contará con los beneficios que tienen en Brasil los motores de un litro (o menos) de cilindrada. Lo que sí se evalúa para el futuro es una posible versión deportiva. Se podría llamar GTi o GTS y estaría equipada con el 1.4 TSi (turbo) del Golf, con 150 caballos. Todavía no hay fecha de comercialización.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo consistió en un recorrido por calles, avenidas, autopistas y hasta una breve trepada de montaña, en las afueras de San Pablo. Se realizó en dos etapas, de ida y vuelta, con un recorrido total de 120 kilómetros.

VW decidió que los periodistas fueran acompañados por los vendedores y propietarios de la red de concesionarios. Esto implicó que, en el auto que me tocó manejar, viajaran todo el tiempo un total de cuatro pasajeros.

Ya te estarás imaginando que, con cuatro adultos, en una trepada de montaña y con potencia/torque limitados, el Polo 1.6 MSi no se siente cómodo. Es necesario estirar mucho los cambios para sacarle todo el jugo a sus cilindros.

La caja de cambios tiene un tacto y un recorrido excelentes. Es precisa, típico de VW. Pero, en la autopista, estaría necesitando una marcha más para que el motor viaje más descansado. A 120 km/h y en quinta, el impulsor trabaja a 3.500 rpm.

La puesta a punto de la suspensión es confortable, para ser un VW. Cualquier usuario de Gol y Golf sabe que la marca tiende a ofrecer un tacto un poco más duro, con poca inclinación de la carrocería y pretensiones deportivas. El Polo, en cambio, se acerca a la suspensión un poco más blanda de los Up! y Fox. Es un buen plan para los baches, lomos de burro y serruchos, que abundan tanto en las calles de Brasil como en las de Argentina.

La dirección acompaña esa propuesta más relajada y confortable. Es liviana y tiene buen radio de giro, pero no es tan comunicativa como en un Golf.

El comportamiento dinámico -por ligereza, sofisticación de suspensiones y dirección precisa- es una de las características que distingue a todos los modelos desarrollados sobre la Plataforma MQB. Desde el Golf hasta el Audi TT.

Este Polo fue el primer modelo que manejé con la Plataforma MQB-A0, desarrollada para modelos más populares y económicos del Grupo VW: no transmite ni por asomo las mismas sensaciones al volante. El Polo es un auto ligero y con muchos refuerzos estructurales. Eso está probado. Pero el chasis olvidó por completo el factor diversión.

Es un auto que se puede llevar a la ruta y en viajes de familia. Pero donde se siente más cómodo es en la ciudad.

No fue posible medir prestaciones. Volkswagen declara una aceleración de 0 a 100 km/h en 9,6 segundos y una velocidad máxima de 193 km/h. Pero hay que tener en cuenta que estas cifras se obtuvieron con etanol, un combustible que no siempre ofrece el mismo rendimiento que la nafta.

El consumo medio durante la prueba, declarado por la computadora de abordo, fue de 7,5 litros cada 100 kilómetros.

CONCLUSIÓN

Voy a tener que esperar hasta enero, para darle otra oportunidad al Polo. Me gustaría probar versiones más equipadas o con la caja automática Tiptronic. Este Trendline manual, que manejé en Brasil, me desilusionó un poco.

Me pareció apenas un poco mejor que un Gol.

Tal vez haya sido porque, hace sólo tres semanas, pude ver en persona al excelente Polo que se vende en Europa: más refinado, mejor equipado y con una calidad de fabricación excelente. O tal vez haya sido porque, en los últimos días, me la pasé viendo muchas fotos de los Polo que ya se venden en Brasil, con motores más modernos y un abanico de combinaciones más amplio.

Estamos en un mundo globalizado. La información circula con rapidez y de manera fluida, por todo el planeta. Hoy demanda el mismo esfuerzo saber cómo es un auto vendido en Rusia o en La Paternal.

Y ahí, justamente, radica el problema de este Polo: fue presentado como el nuevo modelo global de VW, pero la configuración para la Argentina parece ser la menos globalizada de todas.

En su defensa hay que destacar el nivel de seguridad. El control de estabilidad y los cuatro airbags en toda la gama son un ejemplo y un llamado de atención para todos los rivales del Segmento B (chico).

Pero es un poco frustrante que, en este Trendline manual, ese sea su único argumento de venta. Un argumento vital, sin dudas. Y que lo posiciona entre los referentes de su segmento.

Sin embargo, con toda seguridad, esperaba mucho más de este Polo.

C.C.

***

El Polo fabricado en Brasil llegará en enero a la Argentina.

En San Pablo, Volkswagen invitó a probar la versión 1.6 MSi Trendline con caja manual.

Será la versión más accesible en nuestro mercado.

Tiene asientos modestos y el volante no se ajusta en altura ni en profundidad.

La calidad de los materiales es apenas mejor que la de un Gol.

Tablero claro y completo, como es tradición en VW.

Equipo de audio Composition Touch, con soporte superior para celular.

Desde la versión Trendline se ofrece con caja manual o automática.

Portaobjetos sin revestimiento y apertura de baúl sólo con accionamiento eléctrico (sin botón externo).

En el volante y las puertas, algunos plásticos tienen rebordes filosos. Detalles de terminación olvidados.

El baúl tiene 300 litros. Hay lugar para una rueda de auxilio de verdad, pero trae una de uso temporario.

El motor 1.6 MSi será el único disponible en la Argentina.

En Brasil lo equipan sólo las versiones intermedias. También hay 1.0 y 1.0 turbo.

Excelente equipamiento de seguridad y las mejores notas en crash test. Pero frenos traseros de tambor.

La plataforma y la silueta son globales.

Pero el centro de diseño de VW en Brasil le aplicó algunos cambios con relación al Polo europeo (ver diferencias).

Un diez en seguridad. Tres en globalización.

 

Crítica: Subaru Outback 3.6R AWD

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Desde hace casi 40 años, Subaru ofrece un modelo muy singular: un rural con mayor despeje del suelo y doble tracción, para familias todo terreno. Se llamó Leone, Station Wagon 4WD y Outback. Recién en las últimas dos décadas, los competidores descubrieron que era un nicho interesante y salieron a imitarla: Volvo XC70, Audi A4/A6 Allroad, Volkswagen Passat Alltrack Mercedes-Benz Clase E All Terrain.

La Outback también fue la inspiración para algunos tiernos homenajes 4×2, surgidos en el Mercosur: Fiat Palio Adventure, Peugeot 206 Escapade y Volkswagen Suran Cross, entre otras rurales aventureras.

La Outback y el sedán Legacy acaban de estrenar una nueva generación en la Argentina (ver equipamiento y precio). Autoblog ya tuvo un primer contacto en abril pasado, en Japón (leer nota). Y ahora manejamos durante una semana la versión tope de gama: Outback 3.6R AWD, de 69.900 dólares.

La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Desde que adoptó el nombre Outback, hace ya cinco generaciones, la rural off-road de Subaru siempre se desarrolló sobre la base del sedán Legacy (que en algunos mercados también tiene una variante rural, aunque estrictamente de asfalto). Y este caso no es la excepción.

La diferencia para la Argentina, en el caso de esta quinta generación de Legacy/Outback, es que el sedán se ofrece en una sola versión (2.5 AWD de 175 cv, a 52.900 dólares), mientras que la rural tiene dos variantes (2.5 AWD a 62.900 dólares y 3.6R AWD de 260 cv, a 69.900 dólares).

Los dos modelos se posicionan en el Segmento D (mediano). Mientras el Legacy compite contra un amplio abanico de rivales generalista (Ford Mondeo, Honda Accord, Toyota Camry, Volkswagen Passat) y premium (Audi A4, BMW Serie 3, Mercedes-Benz Clase C, Volvo S60), la Outback tienen apenas un rival directo en la Argentina: Audi A4 Allroad (252 cv, 75.600 dólares).

En la práctica, por la cantidad de seguidores leales que tiene en nuestro mercado, la Outback juega en su propia liga. Por eso, en materia estética, esta nueva generación no representa ninguna revolución. Se ve un poco más musculosa que el modelo anterior y las dimensiones se mantienen iguales (4,80 metros de largo y 2,74 de distancia entre ejes), aunque sigue fiel a sí misma: discreta, elegante y con personalidad propia.

Ni siquiera recurre a detalles exóticos, como algunas Outback más antiguas, que tenían puertas delanteras sin marcos de ventanas (como si fuera una coupé).

Lo que importa es la funcionalidad: por eso el generoso cubrecárter bajo la trompa, el buen despeje del suelo de 220 milímetros y las robustas barras portaequipaje sobre el techo.

Un detalle no menor, sobre el que vamos a profundizar más adelante, es el calzado: lleva neumáticos Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18.

POR DENTRO

La cabina se nota más moderna y se aprecia, en especial, un mayor cuidado en la calidad de los materiales. Todos los Subaru tienen una excelente fabricación, pero nunca se destacaron por los detalles de lujo o diseño en sus habitáculos. En la nueva Outback hay una mayor cantidad de revestimientos suaves al tacto y comandos muy agradables de tocar. Sigue sin ser un derroche de confort, pero hay un mayor esmero en los detalles.

Lo que importa acá, una vez más, es la función: el interior es muy espacioso. Hay lugar de sobra para cinco adultos. Los ocupantes delanteros tienen asientos con ajustes eléctricos (con memorias, para el conductor) y los traseros viajan en Business: respaldo reclinables por porciones y espacio suficiente como para sentarse con las piernas cruzadas.

Eso no le resta espacio al baúl, que sigue siendo enorme, con 512 litros de capacidad y la posibilidad de rebatir los respaldos por tercios, hasta llegar a un volumen total de 1.848 litros. Las barras sobre el techo tienen capacidad para llevar cargas de hasta 70 kilos.

Viene con una pantalla táctil multimedia de siete pulgadas. Incluye comandos por voz, GPS y cámara de retroceso. Debería contar también con Apple Car Play y Android Auto, como ofrecen otros modelos de este segmento (y más accesibles también). Para compensar, el equipo de audio tiene excelente calidad de sonido, con parlantes Harman Kardon.

La cabina es luminosa y tiene techo corredizo. La única contra es la rueda de auxilio. Es finita, de uso temporario: imperdonable en un vehículo que será utilizado off-road.

SEGURIDAD

Los Subaru siempre se destacan en este aspecto y la nueva Outback no defrauda. Viene de serie con siete airbags (incluye de rodillas, para el conductor), anclajes Isofix, frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, control activo de torque y asistencia al arranque en pendiente.

En otros mercados, Subaru ya está ofreciendo ayudas inteligentes a la conducción, como el genial sistema EyeSight (ver cómo funciona). El plan de la marca es comenzar a ofrecerlo en América Latina en el mediano plazo.

La nueva Outback fue sometida a las pruebas de choque de EuroNCAP. Obtuvo la calificación máxima de cinco estrellas, con 85% de protección para adultos, 87% para niños y 70% para peatones.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Esta es la especialidad de Subaru. La nueva Outback se ofrece con dos motorizaciones en la Argentina. En ambos casos, utiliza la arquitectura tipo Bóxer, con cilindros opuestos y bajo centro de gravedad. El más tranquilo es el cuatro cilindros 2.5 16v, con 175 cv y 235 Nm.

La unidad probada por Autoblog era la tope de gama: seis cilindros Bóxer 3.6 24v (muy Porsche, ¿verdad?), con 260 cv a 6.000 rpm y 350 Nm a 4.400 rpm.

En los dos casos son impulsores atmosféricos. Consumen un poco más que los modernos turbo o biturbo, pero tienen el sello de la legendaria confiabilidad de Subaru. El importador local lo acompaña con una garantía poco habitual: cinco años o 100 mil kilómetros. Además, los servicios de mantenimiento son cada 15 mil kilómetros.

Los dos impulsores se combinan con caja automática CVT (variador contínuo), con levas al volante y seis marchas preprogramadas. También tienen tracción permanente a las cuatro ruedas, con función X-Mode, para optimizar el agarre en terrenos resbaladizos.

La versión 3.6R agrega además el sistema SI-Drive, que permite elegir entre tres modos de conducción, que mejoran la respuesta del acelerador y la respuesta de la caja.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo fue en ciudad, ruta y off-road. La Outback es un vehículo que se siente confiado y robusto en todo tipo de caminos. Desde nuestras calles llenas de pozos hasta en el barro.

El despeje del suelo es de 220 milímetros, pero la Outback es mucho más que una “rural levantada”. Lo que la convierte en un verdadero todo terreno es el conjunto de genialidades de su Ingeniería.

Tenemos, por un lado, un chasis robusto y un calzado muy apropiado. Lleva unas vistosas llantas de 18 pulgadas, pero Subaru no cayó en la tentación moderna de ofrecer neumáticos de perfil bajo: las Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18 aíslan muy bien a los pasajeros del camino y se comportan con dignidad fuera del asfalto.

Con un poco más de dibujo en los neumáticos, tendría poco que envidiarle a una pick-up 4×4. Porque ahí es donde se luce el sistema AWD, con tracción permanente a las cuatro ruedas. Sobre barro o terreno deslizante, la Outback no titubea. No patina ni resbala. Tracciona de manera pareja y transmite una seguridad notable.

A eso hay que sumarle la excelente caja CVT. Los lectores habituales de Autoblog saben que no soy muy fan de estos variadores contínuos, pero Subaru me sacó los prejuicios. Acá no hay sensaciones de patinamiento en el variador, ni tacómetros que se clavan en el régimen máximo (mientras la velocidad aumenta de manera lenta).

La reacción ante los pedidos del acelerador es instantánea. Incluso algo brusca, cuando empezás a jugar con los programas del SI-Drive. Sorprende y requiere un tiempo de adaptación. Pero siempre para bien, porque manejar esta Outback es todo lo divertido que no parece indicar la discreta y familiera silueta de su carrocería.

Es que el mérito, en definitiva, va más allá de la excelente combinación de chasis, neumáticos, caja y sistema de tracción. Todos los aplausos van para el motor. Es una fórmula clásica de motor Bóxer atmosférico. Pero con el torque natural en bajas vueltas, que sólo es capaz de entregar una buena cantidad de cilindros y centímetros cúbicos.

La Outback tiene performance old-school. Con todo lo bueno y lo malo de ello. Acelera de 0 a 100 km/h en 7,3 segundos y alcanza una velocidad máxima de 230 km/h. Son cifras excelentes para una rural. El consumo ya no es tan bueno. Cuidando mucho el acelerador, se logra una media de 10,5 litros cada 100 kilómetros. Ahora, si vas a divertirte fuera del asfalto, no te asustes si rondás los 18 litros.

CONCLUSIÓN

Si estás buscando una SUV o un vehículo familiar en la franja de los 70 mil dólares, deberías probar la Outback. En los últimos meses manejé varios modelos de este segmento y hay para todos los gustos: desde SUVs y sedanes de propuesta clásica, hasta crossovers que mezclan la estética de una coupé con la de vehículos todo terreno. Sin embargo, todos tienen el mismo problema: las ruedas, las suspensiones y al andar sufren al momento de enfrentarse con la realidad de nuestros caminos.

Y no me refiero a grandes travesías off-road. Hablo de la realidad cotidiana de calles, pozos badenes, rutas en mal estado, caminos olvidados por las autoridades y autopistas flojas de papeles.

Digo que deberías probar la Outback porque, en este aspecto, la diferencia de comportamiento con respecto a vehículos de precio similar es sorprendente. Y sólo se comprende al manejarlo.

Otra cosa que me gustó fue la excelente respuesta de la caja CVT. Siempre fui un detractor de este tipo de transmisiones, pero nunca había probado esta última evolución de Subaru. Es tan veloz y tiene una respuesta tan instantánea, que le hace pasar vergüenza a algunas transmisiones con convertidor de par y doble embrague más renombradas. Ahora entiendo por qué Subaru le puso esta misma CVT al deportivo WRX.

Más allá de eso, no hay sorpresas. Sigue siendo la histórica y exitosa receta de las rurales de Subaru con doble tracción: buen despeje del suelo, gran espacio interior y excelente calidad de fabricación, pero sin lujos ni gadgets supérfluos.

No vas a tener opciones de luces de colores para ambientar la cabina, pero sí los programas SI-Drive y X-Mode, para sacarle el mejor rendimiento a la mecánica. No vas a tener un diseño ultramoderno, pero sí un buen equipamiento de seguridad y un interior modulable, para llevar todo tipo de cargas y pasajeros.

La Outback 3.6R es la síntesis perfecta de un vehículo seguro, práctico, confiable y de excelente performance, pero –acá está su gran originalidad- con un planteo adaptado a la realidad de nuestros caminos. Por eso, incluso a miles de kilómetros de la Argentina, algunos dicen que este auto “es todo lo que se necesita en esta vida” (leer más).

Carlos Cristófalo
Producción fotográfica: Jacinto Campos

***

La Subaru Outback llega a la Argentina en dos versiones. Probamos tope de gama: 3.6R

La fórmula clásica de Subaru: una rural todo terreno, práctica, robusta y bien equipada.

Tiene 220 milímetros de despeje del suelo.

El interior está más cuidado que en generaciones anteriores, pero con la sobriedad característica de Subaru.

Tapizado en cuero, techo corredizo, butacas de ajuste eléctrico y asiento trasero con espacio nivel Business.

Volante completo y con levas del cambio. Lo mejor los botones del SI-Drive (abajo a la derecha).

El sistema SI-Drive modifica el mapeo del motor, del cambio, de la tracción y endurece la dirección para un manejo más deportivo.

El equipo multimedia podría ser más completo. Compensa con parlantes Harman Kardon.

Una caja CVT que sorprende. Y no cualquiera sorprende a Autoblog con una CVT.

El baúl de la Outback, como siempre, es enorme.

Motor seis cilindros Bóxer, atmosférico y con 3.6 litros: “Porsche 911, ¿sos vos?”

Los neumáticos, las suspensiones, la tracción, el motor y la caja parecen pensados para los caminos argentinos.

Un hallazgo importado de Japón.

Cosas que te pasan off-road. Una yegua en trabajo de parto. Y dos colegas que acompañan.

Hasta con palmaditas en la espalda.

***

FICHA TÉCNICA

Modelo probado: Subaru Outback 3.6R AWD CVT Limited
Origen: Japón
Precio: 69.900 dólares (versiones desde 62.900 dólares)
Garantía: Cinco años o 100 mil kilómetros (servicios cada 15 mil kilómetros)
Comercializa: Inchcape – Subaru Argentina (www.subaru.com.ar)

MOTOR
Tipo: naftero, delantero tipo Bóxer, con seis cilindros opuestos, cuatro válvulas por cilindro, inyección electrónica multipunto.
Cilindrada: 3.630 cc
Potencia: 260 cv a 6.000 rpm
Torque: 350 Nm a 4.400 rpm

TRANSMISIÓN
Tipo: tracción permanente a las cuatro ruedas, con sistema Symmetrical All Wheel Drive de distribución variable y programa X-Mode para superficies deslizantes.
Caja: automática Lineartronic CVT (de variador contínuo), con seis marchas preprogramadas, programas de manejo SI-Drive y levas al volante.

CHASIS
Suspensión delantera: independiente, tipo McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Suspensión trasera: independiente, tipo multibrazo, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora.
Frenos delanteros: discos ventilados.
Frenos traseros: discos ventilados.
Dirección: de piñón y cremallera, con asistencia eléctrica y dureza variable con SI-Drive.
Neumáticos: Bridgestone Dueler H/P Sport 225/60R18 (rueda de auxilio de uso temporario)

PRESTACIONES
Velocidad máxima: 230 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: 7,3 segundos
Consumo urbano: 13,8 l/100km
Consumo extraurbano: 8,1 l/100km
Consumo medio: 10,9 l/100km

MEDIDAS
Largo / ancho / alto: 4.815 mm / 1.840 mm / 1.675 mm
Distancia entre ejes: 2.745 mm
Despeje del suelo: 220 milímetros
Peso en orden de marcha: 1.720 kg
Capacidad de baúl: 512 / 1.848 litros
Capacidad de combustible: 60 litros

EQUIPAMIENTO
Doble airbag frontal delantero
Doble airbag lateral delantero
Doble airbag de cortina
Airbag para rodillas del conductor
Control electrónico de estabilidad y tracción (VDC)
Control activo de torque (ATV)
Sistema de frenos ABS con sistema de distribución electrónica de fuerza de frenado (EBD)
Sistema de freno de arranque en pendiente (HSA)
Estructura de la carrocería con refuerzo en forma de anillo con zonas de deformación delantera y trasera
Barras en las puertas para impacto lateral.
Apoyacabezas inteligentes retráctiles en asientos delanteros, disminuyen el efecto latigazo en caso de colisión.
Anclaje para sillas de niños Isofix
Pantalla táctil multimedia de siete pulgadas, con Blutooth, GPS, cámara de retroceso y comandos por voz.
Tapizado en cuero negro microperforado y apliques en gris plata y gris grafito en superficies duras.
Buatacas del conductor (con memorias) y acompañante con ajuste eléctrico .
Techo solar eléctrico.
Control de crucero con comandos al volante.
Climatizador automático bizona y salidas de aire para plazas traseras.
Sistema de acceso y encendido de motor sin llave.
Sensor de luz y lluvia.
Luces diurnas de leds con lavafaros y faros antiniebla
Portón trasero de apertura automática, con comando a distancia

Crítica: Mercedes-Benz X 250d 4Matic Automática

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Desde Santiago (Chile) – La Clase X, la nueva pick-up mediana de Mercedes-Benz, se lanzará a la venta en la Argentina a comienzos de 2019. Se fabricará en Córdoba, donde empezará a producirse a fines de 2018. Sin embargo, Mercedes-Benz Argentina nos invitó a manejarla esta semana en Chile.

¿Por qué tanta anticipación?

En primer lugar, porque este fue un evento internacional. La Clase X saldrá a la venta en Europa el mes que viene, con producción en España. Y, a principios de 2018, se lanzará también en Sudáfrica y Australia.

Además, como Mercedes-Benz no ofrece en este momento ninguna pick-up en su portfolio, en la marca no existe preocupación alguna porque el “ruido mediático” afecte a las ventas o al stock de algún producto actual.

Es que, después de casi 40 años (ver historia), Mercedes-Benz volverá a vender una pick-up. Y quiere que todo el mundo se entere (comenzando por sus competidores).

Creo que eso ya lo lograron. Autoblog participó el año pasado de la presentación de los concepts Clase X en Suecia (ver cobertura completa) y en julio estuvimos en Sudáfrica, para conocer el modelo de producción y viajar en el asiento del acompañante (ver cobertura completa).

Ahora, por fin, pudimos manejarla durante dos días de pruebas de manejo en Chile. Lo hicimos con la versión intermedia: X250d 4Matic Automática. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Como es sabido, la Mercedes-Benz Clase X fue desarrollada en alianza con Renault-Nissan. Esto significa que comparte la plataforma, componentes estructurales, algunas mecánicas y algunas transmisiones con las pick-ups Nissan Frontier y Renault Alaskan.

Pero, mientras las Frontier y Alaskan son pick-ups gemelas (ver siete diferencias), la Clase X se tomó bastante más libertades (aunque no tantas como indicaban los concept cars, que se exhibieron en junio durante el Salón de Buenos Aires, ver fotos).

La trompa es bien Mercedes-Benz. La sola presencia de esa Estrella en la parrilla logrará que se convierta, en el acto, en la pick-up más deseada por muchos. El perfil, en cambio, es más genérico: se diferencia de sus primas apenas por las llantas de diseño exclusivo (entre 17 y 19 pulgadas) y por la barra sobre la caja de carga.

Si hilamos más fino, se pueden apreciar algunas diferencias en el chasis. Las trochas delanteras y traseras de las Clase X son 70 milímetros más anchas que en las Frontier/Alaskan. Además, todas las Clase X vienen con frenos a disco en las cuatro ruedas, de serie.

El portón trasero es el menos agraciado. Esto es porque las ópticas posteriores son muy finitas, no se extienden a los laterales, como en otras pick-ups. El emblema de la Estrella, una vez más, es el principal rasgo diferenciador desde este ángulo.

A nivel internacional, la Clase X se ofrecerá con tres niveles de equipamiento: Pure (estrictamente de trabajo), Progressive (para uso mixto) y Power (la versión de lujo, tope de gama). La configuración para el mercado argentino todavía no fue informada, pero es muy posible que se base en estas mismas tres versiones.

Por supuesto, habrá un amplio catálogo de accesorios para personalizarla: llantas, barras sobre la caja, estribos, lona marítima para la caja de carga, cobertor rígido y hasta cúpulas oficiales Mercedes-Benz.

Con 5,34 metros de largo y una capacidad de carga de una tonelada, la chata de Mercedes competirá contra las otras pick-ups medianas del mercado. Se enumeran por posición en el ranking de ventas 2017: Toyota Hilux (argentina), Volkswagen Amarok (argentina), Ford Ranger (argentina), Chevrolet S10 (brasileña), Nissan Frontier (mexicana), Mitsubishi L200 (brasileña/tailandesa) y Foton Tunland (china). En 2018 se sumarán las Frontier y Renault Alaskan argentinas, producidas en Córdoba.

Por el momento, no están previstas versiones con cabina simple o cabina y media. Tampoco variantes SUV, como ya tienen Toyota (SW4), Chevrolet (Trailblazer), Ford (Everest) y Mitsubishi (Montero Sport). Sin embargo, Nissan ya está probando la nueva generación de la X-Terra (ver fotos).

POR DENTRO

En la cabina es donde Mercedes-Benz puso el mayor esfuerzo para darle una identidad propia a la Clase X. Y se nota. Las unidades probadas en Chile eran fabricadas en España y tenían una calidad excelente. Más allá de las particularidades de cada nivel de equipamiento, las Clase X ofrecen una cabina muy bien aislada del exterior y con terminaciones cuidadas.

Todas tienen pantalla multimedia, pero desde la versión Progressive se ofrece el touchpad característico de otros Mercedes-Benz: un comando táctil entre los asientos delanteros, que permite controlar todas las funciones del vehículo, incluyendo la posibilidad de escribir letras o números con los dedos. Es más curioso que práctico. En el uso normal, las funciones básicas se ejecutan desde la ruedita ubicada bajo el touchpad.

La versión Power es, por supuesto, la más lujosa. Se ofrecen dos tipos de tapizado en cuero o cuero con Alcántara. Hay revestimientos con materiales blandos en la parte superior de la plancha de instrumentos y se puede elegir entre apliques de aluminio, plástico brillante o imitación de madera.

Más allá de gustos estéticos, a nivel calidad de terminación, la Clase X ofrece hoy el mejor diseño interior entre las actuales pick-ups medianas.

Las medidas de la cabina son iguales para todas las versiones. Muy buen espacio en las plazas delanteras, con asientos de excelente diseño y agarre de las butacas. El único defecto: el volante sólo se ajusta en altura, no en profundidad.

Atrás, el asiento es el mismo que tiene la Nissan Frontier, aunque con algunos grados extra de inclinación en el respaldo. Esto permite que los pasajeros viajen un poco más cómodos. Hay buen espacio para las piernas y la cabeza de tres adultos, pero manteniendo un leve defecto de la Frontier: el piso es algo elevado y obliga a llevar las rodillas un poco más altas de lo normal.

La caja de carga tiene las mismas medidas que en la Nissan: caben objetos con un largo máximo de 1.587 milímetros y un ancho máximo de 1.560 mm. La caja tiene una profundidad de 474 mm. Como la Frontier, viene de serie con un revestimiento plástico que evita rayones y la formación de óxido. Esto incluye dos rieles laterales con encajes regulables para sujetar bultos. La Clase X puede llevar hasta 1.1 toneladas de carga.

SEGURIDAD

Si el equipamiento de seguridad de las Clase X que se mostraron en Chile termina siendo el mismo para el mercado argentino, estaremos ante la pick-up más completa del segmento: los siete airbags de serie (desde la versión Pure, incluyendo bolsa de aire para las rodillas del conductor), los frenos a disco en las cuatro ruedas, el alerta de colisión, el sistema de frenado post-colisión, el alerta de cambio de carril y el sistema de reconocimiento de señales de tránsito son, por ahora, exclusivos de la Clase X entre las pick-ups medianas.

La única otra pick-up del mercado que ofrece frenos a discos en las cuatro ruedas es la Foton Tunland. La VW Amarok tiene cuatro discos, pero sólo en la versión V6.

A eso se suma, también de serie: frenos ABS con EBD, control de estabilidad, control de tracción, anclajes para sillas infantiles, asistencia al arranque en pendiente, alerta de pérdida de presión en los neumáticos y control de balanceo de trailer.

En la configuración para los mercados internacionales, sólo se ofrecen dos opcionales: cámara de retroceso convencional y cámara con visión 360 grados.

Las Toyota Hilux y Ford Ranger ya pasaron por las pruebas de choque regionales de LatinNCAP. Si Mercedes-Benz quiere ser la referencia en seguridad -como lo indica el equipamiento de serie ya mencionado- también debería participar en estos crash tests.

MOTOR y TRANSMISIÓN

En la Argentina, habrá tres motorizaciones, todas diesel. Las versiones de entrada a gama (X220d) llevan un 2.3 turbodiesel con 163 cv y 403 Nm. En la gama media (X250d) se utiliza el mismo block 2.3, pero con doble turbo (bi-turbodiesel), para entregar 190 cv y 450 Nm (es el mismo impulsor que ya tiene la Frontier en la Argentina).

Estos dos motores combinan con caja manual de seis velocidades o automática de siete marchas. Hay variantes con tracción simple o 4×4 desconectable (con caja reductora y bloqueo de diferencial trasero).

La versión tope de gama (X350d) será la más interesante de todas: V6 3.0 turbodiesel, con 258 cv y 550 Nm. Hoy por hoy, sería la pick-up mediana más potente del mercado, pero Volkswagen ya mostró en el Salón de Frankfurt una Amarok V6 Concept, con el mismo valor de potencia de la X350d (258 cv, frente a los 224 cv que ofrece en la actualidad, ver nota).

La Clase X V6 (X350d) se combina con tracción integral 4Matic de acople automático y caja automática 7G-Tronic Plus. Es el mismo conjunto de motor-caja-transmisión que ya ofrecen varios Mercedes-Benz en varios mercados: desde la Clase G hasta la Clase GLE, pasando por el sedán Clase E.

La gran diferencia de la Clase X V6 con la Amarok V6 es que la Mercedes-Benz tendrá un plus fundamental para el trabajo pesado y el off-road: caja reductora integrada en la transmisión automática. Volkswagen recién estaría ofreciendo la “baja” en una posible Amarok V6 con caja manual.

Además, la 7G-Tronic Plus de Mercedes-Benz incluye el sistema Dynamic Select.

Es una serie de programas de manejo para diferentes caminos y condiciones: Comfort (modo por default, desde cada arranque, con el foco puesto en un manejo suave), Eco (paso de marchas al régimen más bajo posible), Sport (cada marcha utiliza el rango completo de revoluciones del motor y aumenta la rapidez del cambio), Manual (para seleccionar las marchas desde las levas del volante) y Offroad (cambia el mapeo del acelerador, para obtener una respuesta más lineal en todo el régimen del motor, con la posibilidad de intervenir sobre el cambio desde las levas del volante).

Todos estos modos (excepto el Offroad) incluyen el sistema Start&Stop activado desde el arranque, pero se puede desconectar desde un botón en la consola central.

¿Habrá versiones nafteras? Sí, pero sólo para mercados como Dubái y Marruecos. Se trata de la X200, con 165 cv y 238 Nm. Por ahora no se sabe si estará disponible en la Argentina.

COMPORTAMIENTO

La prueba de manejo fue más extensa de lo habitual para un test drive de lanzamiento. Casi 500 kilómetros en dos días, incluyendo todo tipo de condiciones: ciudad, rutas, autopistas, ripio, montaña, off-road extremo, pruebas de carga y remolque.

En casi doce años de historia de Autoblog, es la primera vez que asistimos a un test drive de lanzamiento tan completo.

La geografía de Chile ayuda mucho y por eso se eligió a este país para la presentación internacional: todas esas condiciones se encuentran en los alrededores de una gran ciudad, como Santiago.

Probamos sólo la versión X250d, con caja automática y doble tracción. Estaba disponible con los niveles de equipamiento Progressive y Power. La X350d, con motor V6, sólo se exhibió de manera estática. Las versiones más accesibles y de trabajo ni siquiera se mostraron.

Al manejar la Clase X, resulta inevitable compararla con la Nissan Frontier, una pick-up que ya hemos probado en varias ocasiones (ver notas).

La primera sorpresa comienza por la insonorización de la mecánica 2.3 bi-turbodiesel. La Frontier tiene uno de los motores más ruidosos del segmento. No es grave, pero se hace notar. En la Clase X suena como si fuera un motor totalmente diferente: se eliminaron vibraciones y se hizo un trabajo intenso de aislación del vano motor y la cabina.

Lo mismo ocurrió con las suspensiones. La Frontier tiene un buen andar, pero en un segmento tan competitivo, se ubica entre las más duritas. En la Clase X se trabajó para lograr un andar más suave, aunque sin modificar el esquema original de Nissan: McPherson en el tren delantero y un eje rígido trasero, combinado con un sistema multilink. Esta solución brinda una mayor estabilidad en ruta, a altas velocidades, sobre todo cuando se viaja sin peso sobre la caja de carga.

Mercedes-Benz también trabajó la dirección, con una dosis de asistencia extra. Tan sólo me hubiera gustado un mayor endurecimiento progresivo, cuando se viaja a altas velocidades.

El conjunto mecánico es conocido y responde muy bien. La caja de siete marchas pasa los cambios con mucha suavidad y es posible seleccionar un modo manual, para intervenir sobre el cambio. Esta caja Nissan, al contar también con reductora, ofrece la posibilidad de disponer de otras siete marchas cuando se conecta la baja: 14 en total, el mayor rango del segmento.

Con respecto al motor, tan sólo le criticaría el escaso torque en baja. Recién entre 2.500 y 3.500 rpm entrega lo mejor que tiene. A pesar del silencio en la cabina, siempre se tiene la sensación de que el motor está trabajando a un régimen más alto del que debería. Por ejemplo, en séptima marcha y a 120 km/h evoluciona a 2.100 rpm. Debería ser a menores vueltas, teniendo en cuenta que es un “gasolero con séptima”.

En ciudad, sobre todo en el denso tránsito de Santiago, se mueve con toda la soltura que puede una pick-up de más de cinco metros de largo. En rutas y autopistas es estable, ágil y con buena respuesta.

Sin embargo, si hilamos bien fino -la competitividad de este segmento obliga a hacerlo- la Clase X no se acerca al excelente comportamiento en ruta del mejor chasis para asfalto del segmento: el de la Amarok.

En el ripio y los caminos de montaña, la Clase X se siente muy cómoda. En eso ayudan bastante los neumáticos mixtos Continental CrossContact 255/60R18, que tenían estas versiones X250d. Aguantan los baches y filtran bien las asperezas del camino, pero sin perder control al volante. Transmiten una gran seguridad.

Las pruebas de off-road extremo se hicieron dentro de una pista diseñada por Mercedes-Benz. Es decir: estaba todo pensado para que no hubiera sorpresas. La Clase X carga, remolca, vadea (hasta 600 milímetros) y supera obstáculos (despeje de 222 milímetros) con maestría.

Me sorprendió un detalle: la cámara con visión 360 grados, que es un detalle simpático en muchos Mercedes-Benz, resulta de gran utilidad cuando se maneja en off-road intenso.

Me explico: cuando trepás una pendiente muy pronunciada, por ejemplo, el principal problema es la visibilidad. Por el parabrisas, lo único que ves es el cielo. Perdés toda referencia del camino. Y, por lo tanto, la solución lógica es sacar medio cuerpo por la ventanilla, para ver dónde están pisando las ruedas.

La cámara 360 resuelve todo eso. Hasta ahora, pensaba que era una linda solución techie para estacionar más fácil. Pero es una ayuda comodísima para el manejo fuera del asfalto.

Más allá de esta prueba en Chile, me gustaría ver cómo se comporta en el barro espeso y pegajoso de la Argentina. Es el campo de ensayos favorito para las pick-ups que probamos en Autoblog.

No fue posible medir las prestaciones, pero sí los consumos. En ciudad gastó una media de 12,6 litros cada 100 kilómetros. Y en ruta sorprendió con un muy buen valor de 8,1 litros cada 100 kilómetros. La media durante la prueba rondó los 10 litros.

CONCLUSIÓN

La conclusión más lógica y lineal es que la Clase X es una Nissan Frontier mejorada por Mercedes-Benz. La marca alemana tomó la (muy buena) base de la pick-up japonesa y le aplicó retoques al estilo de la marca alemana: la suavizó, la silenció, redobló la seguridad de serie y mejoró mucho la calidad de los materiales.

Todo eso es lo que sentí al manejar la X250d 4Matic Automática, que es prima-hermana de la Frontier LE Automática 4×4 (826.700 pesos). Cuando se lance a la venta en la Argentina, a comienzos de 2019, habrá que esperar que las Clase X sean un poco más cara que las Frontier con igual mecánica.

¿A qué público apuntará la Clase X? En primer lugar, a todo aquél usuario de pick-up que sueñe con manejar también un Mercedes-Benz. La Estrella en la trompa tendrá una atractivo especial en nuestro mercado, donde cada vez hay que hilar más fino para destacarse entre tanta competencia.

En segundo lugar, Mercedes-Benz Argentina espera que las versiones de entrada a gama (que no pudimos probar en Chile) sean adoptadas por los usuarios de flotas de vehículos comerciales. Este es uno de los rubros del mercado automotor donde Mercedes es más fuerte en nuestro país.

Por eso, las empresas usuarias de Actros, Atego, Vito y Sprinter comenzarán a recibir -mucho antes de “comienzos de 2019”– propuestas tentadoras para complementar sus flotas con una pick-up Mercedes-Benz. Son empresas que hasta ahora utilizaban, ante todo, Toyota Hilux. Mercedes-Benz ya cuenta con una gran experiencia en este rubro profesional (y una enorme red de servicio de postventa en todo el país).

Por último, ¿la Clase X es la nueva referencia en el mercado de pick-ups medianas? La respuesta es un rotundo “no”. En la opinión de Autoblog, ese título lo ostenta desde junio la Amarok V6 (leer críticas). Por potencia y chasis, es lo máximo en prestaciones y comportamiento dinámico a lo que se puede aspirar hoy en este segmento en la Argentina.

La Clase X350d V6, con mayor potencia y la caja reductora que la Amarok V6 Automática no tiene, ¿logrará destronarla? Lo sabremos cuando nos permitan manejarla.

Carlos Cristófalo
Fotos: Mercedes-Benz y C.C.

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La Mercedes-Benz Clase X llegará a la Argentina a comienzos de 2019.

Pero ya la manejamos en Chile, por todo tipo de terrenos y caminos.

Fue un test drive para toda la prensa internacional.

Sólo estaba disponible la versión X250d 4Matic Automática.

Se ofrecía con los niveles de equipamiento Progressive.

Y Power, que incluye en opción terminaciones en imitación de madera.

Sí, símil madera en una pick-up. Sólo en Mercedes-Benz.

Tapizados en cuero sintético Artico.

O cuero sintético combinado con Alcántara en el centro.

El respaldo trasero está más inclinado que en la Frontier. Pero, por el piso alto en las plazas traseras, las rodillas de los ocupantes viajan algo elevadas.

El volante no se ajusta en profundidad. Y el botón de encendido del motor está algo escondido.

Las salidas de aire redondas, la pantalla multimedia flotante y varios comandos son heredados de los autos de pasajeros de Mercedes-Benz.

La perilla para conectar la doble tracción y la reductora es la misma que en la Nissan Frontier.

Tablero claro y completo, como en todo Mercedes-Benz. Pero la computadora de abordo no tiene la cantidad de información de las Toyota Hilux más equipadas.

Bajo el volante, a la izquierda, los botones para el alerta de cambio de carril, los sensores de estacionamiento y la cámara de 360 grados (opcional).

Es de ayuda práctica en estacionamientos, pero resulta fundamental en el off-road.

El touchpad para operar el sistema multimedia es más curioso que práctico. Mejor usar la ruedita que está debajo.

La caja de carga es igual que en la Frontier. Incluye hasta el mismo revestimiento de serie, para evitar rayones.

Tampoco faltan los rieles con anclajes ajustables, igual que en la Nissan.

La X250d tiene el motor 2.3 bi-turbodiesel de 190 cv y 450 Nm. El mismo de las Frontier SE, XE y LE.

Los Continental no tienen un gran dibujo para el barro, pero es un mixto aceptable. Rueda de auxilio de mismo tamaño y llanta.

El chasis de la Frontier, mejorado por Mercedes-Benz. Frenos a disco en las cuatro ruedas, de serie.

Trochas ensanchadas en 70 milímetros, en ambos ejes.

Habrá un completo catálogo de accesorios, con cúpulas, cobertores de caja y barras de caja de diseño variado.

Mercedes-Benz apuntará a los usuarios de pick-ups que sueñan con manejar un modelo de la Estrella.

Y a los clientes de flotas que ya tengan camiones y vans Mercedes-Benz.

Chile no tendrá Mundial, pero tiene rutas y paisajes espectaculares.

La gran incógnita: ¿cómo se comportará en el barro argentino?

“¿Argentina? Es para allá, Don”.

“Pero no se apure, amigo. Todavía falta mucho para comienzos de 2019”.

Crítica: Porsche Panamera Turbo

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Desde Miami (Estados Unidos) – El auto que es una verdadera rareza en la Argentina, pasa casi desapercibido por las calles de Miami Beach. Aunque hay excepciones. Incluso en un tráfico plagado de Corvette cromados, Ferrari doradas, McLaren fucsias y muscle-cars de todos los colores, nunca falta el petrolhead que identifica la novedad a la distancia: ese auto que todavía no había visto en las calles de su ciudad.

La segunda generación del Porsche Panamera se lanzó a la venta este mes en la Argentina (ver equipamiento y precios). Se presentó hace un año en Europa y, en el mercado argentino, representa también una segunda oportunidad para el Porsche más lujoso.

El primer Panamera se presentó en en nuestro país en octubre de 2009, pero el contexto del país no jugó en su favor. Ese año, el gobierno de Cristina Kirchner comenzó a exigirles a los importadores de autos que compensaran los ingresos de vehículos al país con la exportación de productos locales.

Nordenwagen, importador de Porsche en la Argentina, reaccionó rápido con la exportación de vinos de la familia Pulenta. Pero después vinieron las restricciones a las importaciones, el cepo al dólar y el impuestazo interno.

Ante ese panorama, Nordenwagen optó por la estrategia más conservadora: se concentró en importar los Porsche más demandados en nuestro mercado (Cayenne y 911) y dejó para otra oportunidad el trabajo de instalar al Panamera como una alternativa entre los sedanes más lujosos. Por eso, desde su lanzamiento hasta hoy, sólo se vendieron 23 Panamera en la Argentina. Es una diferencia notable con las, por ejemplo, más de 500 Cayenne que se patentaron en el mismo período.

Las reglas en el mercado cambiaron y ahora son (un poco) más previsibles. Por eso, el lanzamiento de la segunda generación del Panamera fue anunciada como una gran novedad. Como si este modelo nunca se hubiera vendido en nuestro mercado.

Antes de su lanzamiento local, Autoblog manejó una semana en Miami el nuevo Panamera Turbo. La crítica completa se reproduce a continuación.

POR FUERA

Es inevitable. Cada vez que se habla de un Porsche que no sea el 911, surge siempre la palabra “purista”. Se refiere a los clientes más conservadores de la marca, que aún hoy no terminan de aceptar del todo la existencia de modelos como Cayenne o Macan. Rechinan los dientes ante su sola mención, sin tener en cuenta que -gracias a las excelentes ventas de esos modelos- Porsche sobrevivió a una crisis que la puso al borde de la extinción y la transformó en la automotriz más rentable del planeta. Es literal: nadie gana tanta plata con cada auto que vende como Porsche.

Desde luego, muchos de los llamados “puristas” nunca vieron con buenos ojos la llegada del Panamera: un sedán de lujo para cuatro adultos y con motor delantero, pero con una silueta que intentaba imitar al perfil del 911.

Hay que admitirlo: el primer Panamera era un auto de proporciones espectaculares -muy largo, muy ancho y bajísimo-, pero con algunos rasgos que no eran del todo armónicos. En especial, en el remate del portón trasero.

Con la llegada de la segunda generación, Porsche admitió haber escuchado los reclamos: “Fueron retocados y ajustados varios puntos”, informó la marca desde el primer párrafo de su comunicado de lanzamiento.

Antes, la parte trasera se veía pesada, con un extenso voladizo, demasiada chapa y una joroba sobre el techo. Parecía un intento de Shooting Brake, que no se animó a asumirlo del todo, como sí hizo Ferrari con la FF. Lo más curioso del caso: junto con esta segunda generación del Panamera, ahora sí se ofrece una variante Shooting Brake, el Panamera Sport Turismo. Pero esta variante todavía no está confirmada para la Argentina, así que volvamos al Panamera convencional.

El principal cambio en el diseño fue una corrección en la curva del techo, que ahora cae 20 milímetros más abajo en la parte trasera. También se achicaron los voladizos delanteros y traseros, para lograr proporciones más compactas. También se bajó un poco la altura del capot y se moldeó una trompa más afilada.

El nuevo Panamera no es más chico que el anterior, pero lo parece. Ahora sí: tiene las proporciones de un “911 de cuatro puertas”.

Lo curioso es que, al ver las cifras de las dimensiones, es claramente más grande que el modelo de primera generación. Mide 5.049 milímetros de largo (34 más que el primer Panamera), 1.937 mm de ancho (6 más) y 1.423 mm de alto (5 más). La distancia entre ejes ahora es de 2.950 mm (30 más).

El peso no varió. Con el uso más intensivo de aluminio en varios paneles de la carrocería, se mantuvo en dos toneladas.

La estética bien deportiva de esta versión Turbo se completa con llantas de aleación de 20 pulgadas (21″, en opción) y el espectacular alerón trasero retráctil. Este spoiler se despliega de manera automática a partir de los 80 km/h, pero también se puede accionar de manera manual: desde la tapa del baúl emerge un spoiler de tres piezas, que se despliega y se arma con la misma gracia de un Transformer.

POR DENTRO

El techo ahora es un poco más bajo en las plazas traseras, pero el Panamera sigue siendo un sedán de lujo con espacio suficiente para acomodar a cuatro adultos, con el máximo confort y doble techo panorámico, para que nadie sienta claustrofobia. Lo único un poco incómodo es entrar y salir del vehículo: está tan cerca del piso, que demanda algo de esfuerzo extra. Si tu espalda y tus abdominales no están en condiciones de afrontar esa leve exigencia, mejor optá por una Cayenne.

El tema es que, una vez que estás acomodado en el habitáculo, el nuevo Panamera es un vehículo mucho más lujoso y refinado que una Cayenne. Tanto los ocupantes de las plazas delanteras como los de las traseras tienen butacas deportivas individuales, separadas al medio por una consola de instrumentos.

El diseño del puesto de manejo es superlativo, con tecnología heredada del exótico 918 Spyder. En la consola central casi no hay botones, pero sí muchos comandos pintados y bien iluminados sobre una gran pieza de plástico negro de gran calidad y a prueba de rayones: es una pantalla táctil camuflada en el túnel central.

Con sólo tocar cada uno de los comandos dibujados sobre ella se activa una función y la yema del dedo recibe un rebote de feedback, muy similar al que brinda el teclado de un teléfono Samsung. Es una manera de confirmar que tu orden fue comprendida, incluso sin tener que sacar la vista del camino.

La información, el entretenimiento y el control del vehículo corren por cuenta de dos enormes pantallas digitales. Una es táctil y está en el centro de la plancha de instrumentos. Tiene 12,3 pulgadas y concentra toda la información del navegador, las cámaras de asistencia al estacionamiento, la climatización, el audio y el Bluetooth. Cuenta con sistema Mirror Screen, para espejar aplicaciones de dispositivos con Apple Car Play y Android Auto. Es decir, como en cualquier otro auto moderno.

Pero, como es un Porsche, desde ahí también se pueden programar y personalizar los diferentes modos de manejo, setear la velocidad de reacción del motor y la transmisión, cambiar la dureza y altura de las suspensiones y jugar también con la crudeza del sonido de los escapes.

La otra pantalla es el tablero de instrumentos detrás del volante. Ofrece información completísima sobre el estado de funcionamiento de la transmisión, la temperatura de los fluidos, la presión de los neumáticos, la velocidad, el consumo y datos resumidos sobre la navegación del GPS.

Como un guiño a los “puristas”, el Panamera conserva un excelente volante de diseño y tacto deportivo, con levas del cambio en aluminio pulido y la genial perilla para seleccionar los diferentes modos de manejo: Normal, Sport, Sport Plus o Individual. Lo mejor está en el centro de esa ruedita: al presionarla -sin importar qué programa tengas seleccionado- cambia de manera instantánea a Sport Plus y libera la máxima performance del vehículo. Es como el “Turbo Boost” de K.I.T.T (qué viejazo).

Cada vez que me subo a un Porsche de nueva generación, lo que más me sorprenden no son sus prestaciones. Vamos, es un Porsche: es obvio que será potente y rapidísimo.

Pero lo que no deja de llamarme la atención es la calidad superlativa de los interiores. Nadie obligó a Porsche a competir con Mercedes-Benz en materiales refinados y terminaciones de altísimo nivel. Y, sin embargo, este Panamera tiene una calidad superior a la de muchos sedanes de la Estrella.

Más allá de eso, no olvidemos que es un sedán con estética de coupé. Así que el baúl no deja de ser una cuestión importante: el Panamera no tiene la capacidad de carga de una Cayenne, pero los 495 litros son más que suficientes para cuatro pasajeros, aunque se pueden extender hasta 1.304 litros reclinando los respaldos traseros (por tercios).

SEGURIDAD

Tiene todos los airbags, controles y asistencias esperables en un auto de este segmento. Llega a la Argentina incluso con algunos gadgets que son opcionales en otros mercados.

Por ejemplo, el asistente de visión nocturna. Es una cámara de video térmica, que detecta la presencia de personas y hasta animales pequeños, como un perro. Las imágenes se proyectan sobre la pantalla multimedia con un alerta de peligro para el conductor.

No hay resultados disponibles de pruebas de choque realizadas por organismos independientes.

MOTOR y TRANSMISIÓN

Todas las mecánicas se renovaron por completo. En una primera etapa, el nuevo Panamera se ofrecerá en la Argentina con dos motorizaciones. El Panamera 4S viene con un V6 2.9 biturbo con 440 caballos de potencia y 550 Nm de torque.

Y después está el Panamera Turbo que manejó Autoblog, con un V8 4.0 birtubo con 550 caballos (30 más que el Panamera Turbo anterior) y 770 Nm de torque (70 más).

Las dos versiones se combinan con caja automática de doble embrague (PDK) de ocho velocidades y tracción permanente a las cuatro ruedas.

En otros mercados hay también versiones híbridas, que posiblemente se ofrezcan más adelante en la Argentina, como ocurrió con el Panamera anterior. La variante más sofisticada es la Turbo S E-Hybrid, con un V8 4.0 naftero y dos eléctricos, que entregan un rendimiento total de 680 caballos y 850 Nm. Es un sistema híbrido que aprendió mucho del 918 Spyder.

COMPORTAMIENTO

Ya sé lo que querés saber: ¿cuánto camina el nuevo Panamera Turbo? Bueno, acelera de 0 a 100 km/h en 3,6 segundos y alcanza una velocidad máxima de 306 km/h. Esto se logra a pesar de que pesa dos toneladas, pero gracias a que tiene una relación peso potencia de 3,6 kilos por caballo y un coeficiente aerodinámico de Cx 0,306. ¿Estás viendo muchos números tres y seis en este párrafo? No es casual: los ingenieros alemanes piensan en todo.

Esto son valores declarados por el fabricante y no fue posible probarlos en Estados Unidos. Hacía falta un permiso especial para llevarlo a una pista. Y una pista. Pero, después de manejar una semana el Panamera Turbo, no tengo dudas de que son ciertos.

Como ya dije más arriba, a nadie sorprenden esas cifras de prestaciones: ¡Es un Porsche Turbo!

Lo más asombroso es cómo esos ingenieros alemanes que juegan con los números lograron el equilibrio para que, un auto con prestaciones de misil, también se pueda comportar con la serenidad del más confortable de los sedanes.

Y es que, más allá del rugido que emiten los escapes cada vez que lo ponés en marcha, el Panamera Turbo se comporta en la ciudad como el más sobrio, discreto, suave y sosegado de los autos de lujo.

En eso juega un papel fundamental la tecnología, que se encarga de ponerle un bozal electrónico al V8 biturbo. Pero también es mérito de la excelente suspensión neumática: cuatro bombas de aire comprimido se encargan de regular en todo momento la altura de la carrocería y de absorber las imperfecciones del camino. Los neumáticos de perfil bajo no se padecen, aunque cuando el pavimento no es completamente perfecto todavía sigue llegando información clara y precisa al cuerpo acerca de dónde está pisando cada ruedas.

En calles y autopistas, el Panamera Turbo se comporta como un Mercedes Clase S con alerón retráctil. Pero lo más divertido es buscar caminos secundarios. No importa si están lleno de camiones. De hecho, es mejor aún. Son la compañía perfecta para disfrutar un auto con una capacidad explosiva para adelantar vehículos más lentos. La maniobra se resume a detectar el obstáculo, confirmar que nadie viene de frente y presionar ese verdadero detonador que es el acelerador: “¡púm!”, el camión ya quedó atrás.

La dirección, el chasis y los frenos de carbono acompañan a la perfección esa entrega brutal de potencia. Recién en esas condiciones comprendés por qué Porsche dispuso butacas deportivas para los cuatro ocupantes. Otro camión, agárrense fuerte, ahí vamos otra vez: “¡púm!”

Lo más recomendable es hacer todo eso en el modo de manejo Normal. Y, tal vez, presionar el mencionado “Turbo Boost” cada tanto. Los modos Sport y Sport Plus vuelven al auto muy nervioso y un poco incómodo: los cambios de marchas son más bruscos, se realizan a mayor régimen del motor y los rebajes hacen que tu cabeza pegue latigazos. Mejor dejar eso para un circuito.

En condiciones reales de rutas y autopistas, el modo Normal de este Panamera Turbo alcanza y sobra. Incluso de noche, gracias a los geniales faros tipo Matrix Led: son como un sol de medianoche.

Además, el auto logra todo esto con unos consumos irrisorios. Porsche declara una media de 9,3 litros cada 100 kilómetros, que no están muy lejos de los 10,1 litros que midió Autoblog en condiciones de uso real.

El eje trasero direccional merece un párrafo aparte. Este Panamera Turbo tiene tracción a las cuatro ruedas, pero también dirección en los dos ejes. Funciona así: por debajo de los 70 km/h, las ruedas traseras giran en sentido inverso a las delanteras (hasta 2,8 grados). Esto facilita las maniobras de estacionamiento y reduce mucho el radio de giro (fundamental en un auto de más de cinco metros de largo).

Pero, por encima de los 70 km/h, las ruedas traseras giran en el mismo sentido de las delanteras (hasta 1,5 grados). Esto hace que los cambios de carril sean más precisos. El auto se sienta más estable y la sensación al volante es la misma de estar manejando un auto mucho más ágil y compacto. Brillante.

CONCLUSIÓN

Por potencia y prestaciones, los rivales del nuevo Porsche Panamera Turbo hay que buscarlos entre los Mercedes-AMG E 63 y BMW M5. Por la calidad del interior, se ubica en ligas mayores: Clase S o Serie 7. Y, cuando se trata del impacto que genera su nuevo diseño, la experiencia en Miami deja en claro que puede ser tan llamativo como una Ferrari verde-loro.

El Panamera se ganó un lugar en aquellos países donde no alcanza sólo con tener un Porsche: también tiene que ser un Porsche lujoso, exclusivo y con detalles sibaritas.

En la Argentina, y Sudamérica en general, la Cayenne siempre lo superó en ventas, por el beneficio extra de un mayor despeje del suelo, que se adapta a la realidad de nuestros pavimentos imperfectos.

Pero donde la Cayenne no puede competir es en el comportamiento dinámico que ofrece este sedán con prestaciones de coupé. Es una exquisita máquina de altas prestaciones que, de paso, deja en claro que las SUVs todavía no son la única respuesta para quien busca un vehículo espacioso.

Ese es el rol del nuevo Panamera II: el 911 familiar.

Carlos Cristófalo
Agradecimientos: Porsche Argentina, Porsche Latinoamérica y Legoland Florida

***

El Porsche Panamera Turbo cuesta 380 mil dólares en Argentina.

Hay una versión 4S más accesible, por 340 mil dólares.

Viene de serie con suspensión neumática, para que todos los caminos parezcan tan bien pavimentados como los de Miami.

Creció en dimensiones, pero no parece. Lo que mejoraron (y mucho) son las proporciones y la elegancia de su dieño.

Interior híper-tecnológico, con ideas heredadas del 918 Spyder.

La consola central es una gran pantalla táctil.

Desde la pantalla multimedia central se comanda todo: hasta la apertura del alerón trasero.

El alerón tiene tres piezas y se pliega hasta ocultarse por completo (ver video abajo).

Volante deportivo, con la ruedita mágica del Sport Chrono, abajo a la derecha.

Nadie le pidió a Porsche que compita con Mercedes-Benz. Pero el Panamera tiene nivel de calidad Clase S.

Las butacas traseras son individuales, con comandos propios de climatización.

Techo panorámico doble, con cortinas.

Una semana con el nuevo Panamera Turbo en Miami: el “911 familiar”.

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